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- Oye, pues me gustaría hacer un viaje, ¿sabes? De los tuyos.

- ¿De los míos? - cuestionó la ilicitana-.

- Sí, unos días en un país extranjero, vacaciones con todas las letras.

- ¿Con Oli?

- Bueno... - fijó Natalia la vista en los anillos de sus dedos-. También me gustaría contigo... Las tres. Bueno, sé que igual es demasiado, es muy pronto y tú ya has hecho vacaciones y... con mi hija, ¿sabes? Anda que estoy pidiendo poco...

- Nat - la cortó-. Podemos organizar algo.

- ¿Sí?

- Igual no ahora mismo, porque acaba de arrancar la exposición, pero... pronto. Hay mil sitios que me gustaría enseñaros y descubrir, también.

Natalia, con los ojos brillantes de ilusión, sólo supo besarla repetidamente hasta que la rubia estalló en una carcajada.

- ¿Echas de menos vivir fuera? - soltó la navarra después de unos segundos de cómplice silencio-.

- ¿A qué viene esa pregunta? - cuestionó Alba, repasando con un dedo el ceño medio fruncido de Natalia-.

- No sé, me vino a la cabeza el otro día. Llevas muchos años con la adrenalina de estar dando vueltas y, no sé, quizás lo echas de menos. No sería tan raro - se explicó torpemente la morena, jugando con una servilleta-.

- Nat, estoy muy feliz aquí. ¿Me puedes mirar? - pidió con dulzura, para encontrarse con los ojitos indefensos de Natalia-.

- Olvida la pregunta, amor, es solo una rayada mía, de esas que vienen en el pack de intensita...

- Natalia, escúchame. Hacía muchos años que no me sentía en casa. Estaba en todos los sitios y en ninguno a la vez. Y ahora sólo quiero estar aquí, contigo. Con vosotras.

- Amor...

- No me voy a ir a ningún sitio. No tengo ganas de estar en ningún otro lugar. Me haces muy feliz. ¿Te queda claro? - le explicó mirándola a los ojos-.

- Me queda claro - afirmó la navarra besando sus labios con ternura-.

- Eso espero. Y cuéntame tus rayadas tontas, mira qué bien te salen. Pueden acabar en una conversación pastelosa como ésta, de las que a ti te encantan.

- Eres idiota, Alba Reche.

- Oye a mí no me insultes, a ver si me voy a ofender, me va a invadir el espíritu de Willy Fogg y me da por querer irme a recorrer el mundo sin ti.

- Es que encima haces bromas con esto, te odio tanto - hizo un puchero Natalia-.

- Me amas, mentirosa.

- Te amo - admitió-.

- Yo también te amo, reina de mi corazón, protagonista de mi telenovela mexicana.

- Deja de burlarte de mí - protestó de nuevo la más alta, atacándola a base de cosquillas-.

- Vale, vale, tú ganas, me rindo.


Natalia acabó de encajar las maletas, cual piezas de puzzle, en el maletero del coche. Llevaba largos minutos tratando de dar con la colocación correcta.

- Espera, espera, la bolsa de la playa - la frenó Olivia, cuando iba a cerrar la puerta-.

- ¿Qué playa, Oli? Si no hay playa - bufó su madre, retirando una leve capa de sudor de su frente, el exagerado equipaje de su hija no se lo estaba poniendo fácil-.

Olivia | Albalia Où les histoires vivent. Découvrez maintenant