7

11.8K 763 218
                                    

Olivia llevaba semanas rara, su madre lo notaba perfectamente con solo mirarla. Por más que le preguntaba, Natalia no lograba que soltara prenda y eso la tenía preocupada.

- Habla conmigo, cariño, algo te pasa.

- Sí, igual que hablas tú conmigo cuando te pasa algo, ¿no? - reprochó Olivia cortante-.

- ¿Yo? ¿Qué me pasa a mí? - cuestionó Natalia-.

- Nada, a ti nunca te pasa nada, mamá.

- Eh - llamó su atención Natalia agarrando la cara de la menor para que la mirara-. ¿A qué viene ésto?

- A que nunca me cuentas nada, pero yo te tengo que contar todo lo que me pasa siempre. Pues no funciona así.

- No entiendo. ¿Que es lo que no te cuento, a ver? - interrogó con tono paciente su madre-.

- Lo de Alba, por ejemplo - soltó Olivia y Natalia rodó los ojos-.

- ¿Pero aún sigues con eso? ¿Por eso estás así?

- Pues sí.

- Ay, no me lo puedo creer. Es una simple libreta, Oli. Olvídalo y ya, en serio.

- Mamá es algo que es obvio que te afecta. Yo también me preocupo por ti y me jode que no confíes en mí - dijo Olivia-.

- Ay... Está bien - se resignó la morena-. Es alguien de mi pasado, ¿vale? Una persona que fue importante para mí en un momento de mi vida y que bueno por... cosas... no mantuvimos el contacto pero me gusta seguir escribiéndole canciones.

- ¿Y ya? - cuestionó Olivia, alzando las cejas-.

- Y ya. No te preocupes, no es algo que me haga daño ni nada parecido- la tranquilizó Natalia besando su frente-. Estoy bien, ¿sí?

- ¿No me vas a decir nada más? - preguntó Olivia, y Natalia negó con una sonrisa triste-.

- Los detalles no tienen importancia, fue hace mucho y está más que pisado.

- ¿Una última pregunta? - pidió Olivia-.

- Dispara, pequeña cotilla.

- ¿Te gustaría volver a verla?

- No creo que fuera una buena idea - descartó su madre tras un suspiro-. Oli, siento que lo hayas pasado mal por esto... era lo último que quería. Pero igualmente gracias, por preocuparte por mí. No todas las adolescentes salen de su burbuja para preocuparse por sus madres así que tengo que sentirme afortunada - trató de bromear-.

- Siempre estoy aquí para ti, mami.

Tras la conversación con Natalia, Olivia seguía pensando que su madre, dijera lo que dijera, necesitaba ese encuentro.
Y aunque casi había pasado un mes, ella no intentaba no perder la esperanza de que la rubia acabara ablandando su corazoncito. Y así fue.

Olivia no podía creerlo. Un mensaje de cinco palabras por parte de Alba Reche había hecho que casi le diera algo de la emoción.

"¿Sigue en pie esa cita?" fue la escueta pregunta que la artista le envió a Olivia una madrugada de lunes, tras semanas dándole vueltas al tema.

La estudiante respondió de manera más que afirmativa a la mañana siguiente y simplemente le proporcionó un día, una hora y un lugar; ella se ocuparía de la parte difícil, tal como había prometido.

Reservó mesa para dos un viernes por la noche en uno de los mejores vegetarianos de Madrid, dado que Alba la había informado previamente de ese dato y ella quería asegurarse de que todo lo que estuviera en su mano saliera lo mejor posible.

- Mamá tengo una súper noticia - interceptó Olivia a su progenitora nada más escucharla entrar por la puerta después de su jornada laboral-.

- Hola, cielo. ¡Qué contentitas estamos! - exclamó al verla sonriente-. ¡Dime!

- ¡He aprobado todo! - anunció la chica lanzándose a abrazar efusivamente a su madre-.

- Ay, ¡qué bien! ¡Felicidades, cariño! - se alegró Natalia-.

- Y para celebrarlo... ¡Te invito a cenar este viernes!

- ¿Tú a mí? - se extrañó Natalia-. ¿No debería invitarte yo? Eres tú la que has aprobado.

- Bueno, yo te invito y tú pagas, ¿vale? - propuso Olivia y Natalia aceptó el trato, pasar tiempo con su niña siempre le parecería el mejor plan-.

Olivia terminó de ajustarse el elegante mono negro que había elegido para la, inexistente para ella, ocasión y salió en busca de su madre. En menos de una hora debían estar en el restaurante.

- Mamá, ¿pero cómo vas a ir así? No, no, ponte guapa - la regañó-.

- Oye, perdona, yo siempre estoy guapa - bromeó su madre-. ¿No crees que te has pasado un poco tú? Ni que fueras a cenar con Brad Pitt. Que vas conmigo.

- ¿Y te parece poco? - reclamó indignada-. Aquí la que no va acorde eres tú. Ponte el traje ese morado que me encanta, anda.

- ¿Cómo me voy a poner el traje, cariño?

- Pues poniéndotelo, toma - le tendió las piezas de ropa, instándole a que se cambiara-.

- No seas exagerada, Oli. Yo voy bien así.

- Créeme que no vas bien.

- ¿Pero dónde has reservado, en el Ritz? - rió Natalia-.

- Es mi cena de felicitación, ¿no? Pues me haces caso. Ponte el traje, y luego ven a mi baño, que parece que has perdido habilidad para el eyeliner con la edad.

- ¡Oye! - protestó Natalia golpeando suavemente el trasero de su hija con la camiseta que se acababa de quitar para cambiarse de ropa, ante la insistencia de Olivia-. Con tu madre no te metas, a ver si vas a tener que cenar sola.

- Venga, date prisa que al final llegaremos tarde - la apremió la chica, consultando la hora en el móvil-.

- Ya voy, tranquilízate, ¡cualquiera diría que vamos a celebrar tus buenas notas!

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now