51

13.6K 771 179
                                    


Una vez en el piso de la pintora, el fuego se hizo incontrolable.

Natalia hundió su boca en el cuello de la rubia mientras colaba las manos bajo su vestido, deleitándose con la humedad que presentaba su ropa interior.

A Alba le bastaron un par de movimientos rápidos para deshacerse del pantalón de la morena y subir su camiseta lo suficiente como para mordisquear su abdomen en el proceso.

Natalia no dejó que la ilicitana siguiera su camino hacia el sur, sino que reclamó su boca en un beso hambriento, en el que no faltaron mordidas de labio, que se encargaron de subir la temperatura del lugar a pasos agigantados.

Como si estuvieran sincronizadas, ambas se dispusieron a jugar con el sexo de la otra, replicando movimientos. Se habían colocado de tal forma que sus centros quedaban tan cerca que podían notar el calor que emanaban.

Las embestidas al compás provocaban jadeos que se perdían entre besos y respiraciones más que agitadas.

- Más rápido - susurró Natalia-.

- Casi estoy - jadeó la rubia, con necesidad-.

- Espérame.

- Te gusta así de fuerte, ¿eh? - gruñó la rubia, para encenderla más si cabía-.

- Alba...

- Córrete - ordenó, y ambas estallaron en un orgasmo que hizo que sus piernas flaquearan-.

Alba se apoyó en Natalia para evitar caerse y se ocupó de llenarle de besos la clavícula, que le quedaba a la altura de su boca.

- ¿Ha valido la pena subir o no? - cuestionó con una sonrisa pícara-.

- Mucho - contestó la navarra, besando los labios de la más bajita mientras acariciaba su culo-. Muchísimo.

Natalia entró al baño para asearse y salió acabándose de recolocar el pelo por enésima vez.

- ¿Se me nota? - le preguntó a Alba, que la esperaba en el salón-.

- ¿El qué?

- El polvo, ¿qué va a ser? - explicó Natalia con obviedad-.

- Mm... - se lo pensó la rubia mientras se acercaba-. Un poco sí.

- ¿El pelo? ¿La camiseta? ¿No está demasiado arrugada, no? - la alisó de nuevo-.

- Se te nota en la carita - acarició la rubia esa parte de su anatomía-. Tienes los mofletes rojos y los labios hinchaditos.

- Pero no mucho, en el espejo casi ni se notaba - justificó Natalia, haciendo muecas con sus labios, sobre los que la ilicitana no pudo evitar dejar un pico-. Y esta vez no hay chupetones, ni nada que se le parezca.

- Estás guapísima y ya está. No te ralles, churri.

- Está bien - le devolvió el beso-. ¿Cuándo nos vemos?

- Quiero ir al cine, el miércoles.

- ¿El miércoles? - puso cara de pena Natalia-.

- Pero nos vemos antes, vamos hablando.

- Así me gusta - sonrió ampliamente-.

Se despidieron en la puerta con multitud de besos, cual adolescentes, y Natalia puso rumbo a su casa.

- ¿Había mucho tráfico? ¿Por eso has tardado tanto? - preguntó Olivia en un fingido tono inocente-.

- Uf, sí. He pillado un atasco increíble.

- Ya, claro.

- Si es que por el centro de Madrid no se puede conducir.

- ¿Pero has llegado a tu destino y eso, no? - siguió pinchando Olivia-.

- Ya lo creo que tienen que restringir el tráfico en la Gran Vía. Con todo lo que contaminamos...

- Y Alba contenta de que la lleves a casita. ¿Dónde la has dejado exactamente? ¿En el portal? ¿En el salón? ¿En la cama?

- Luego, claro, que si cambio climático... es que no cuidamos el planeta. Hay que tomar conciencia, no podemos seguir así - siguió hablando Natalia, ignorando las preguntas incómodas de Olivia-.

- Vale, tú ganas - se rindió la chica, provocando una sonrisa triunfal en su madre-. Bien jugado, mamá.

Natalia se encontraba en la pequeña sala de mezclas de Medusa Estudios justo cuando sintió que unas manos le tapaban los ojos desde atrás.

Por la delicadeza de las mismas, no podía tratarse de Manu, además de que sería demasiado raro que hiciera algo así.

A la morena solo le hizo falta aspirar para que el inconfundible perfume de Alba inundara sus fosas nasales.

- ¡Albi! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? - la acribilló a preguntas tras deshacerse de sus manos y girarse hacia ella-.

- Venir a verte - confesó para después besarla-.

- ¿Cómo sabías...?

- Olivia.

- Obviamente - rió Natalia-.

- ¿Y cómo has entrado?

- Bueno, me he colado un poco... - susurró con secretismo-. La gente de recepción me ha confundido con una pianista a la que estaban esperando o algo así.

- Si es que se te ve en la cara lo artista - bromeó la morena-.

- En realidad venía a que me enseñaras un poco la razón de tus ojitos brillantes de ilusión cuando hablas de música. ¿Estás sola?

- No, Manu tiene que estar al caer. Está reunido con la nueva artista y su mánager. Van a grabar un disco entero aquí.

- ¿Y les ayudarás tú? - se interesó, mientras acariciaba la gran cantidad de botones que colmaban los paneles de esa sala-.

- Sí. El proyecto es una pasada. Ya solo de ver cómo estan planeando la producción se me hace la boca agua.

- Qué contentita te veo - sonrió Alba, besando la mejilla de la aprendiz con dulzura-

- Aquí siempre - imitó el gesto la navarra-.

Unos minutos después, Manu entró a la sala ya para despedirse, pues Alba había querido hacer la visita justo antes de cerrar para molestar lo menos posible.

- Natalia, ¿qué te queda? Son ya en punto... - dijo nada más entrar, callándose cuando se percató de que no estaba sola-. Hola, soy Manu.

- Hola, encantada - saludó Alba con dos besos al productor-.

- Es Alba - indicó Natalia-.

- ¿Alba...? - preguntó Manu con la intención de que la morena aclarara qué relación la unía a ella, pues sabía de sobras que no era nadie relacionado con la productora-.

.....

Alba ¿mi brazo derecho?

Alba ¿mi pierna izquierda?

Alba ¿mi amiga amiga amiga?

Veremos 🙌

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now