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Un par de cervezas después llegó el turno de la banda que esperaban.

A mitad de concierto presentaron el tema que Natalia había compuesto, haciendo alusión a la autora, que se sonrojó en cuanto pronunciaron su nombre a través del micrófono para darle las gracias.

Natalia se ocupó de grabar la actuación.

- Si no hago vídeo de esto, Olivia e Ici me cortan el cuello - le explicó a Alba, quién rió, expectante por escuchar la canción-.

"Bad Men Can't Love" sonó de una manera mucho menos desnuda de cómo Natalia la había compuesto. El grupo y la voz rasgada del vocalista le imprimían una fuerza que le encantó a la navarra.

La rubia, por su parte, escuchaba concentradísima, girándose por momentos hacia Natalia y su cara de ilusión.

Los vítores y aplausos que siguieron a la canción dieron buena muestra de la acogida que había tenido entre el público.

- ¡Esa letra, Natalia! - exclamó Alba, gestualizando exageradamente al no saber qué palabras elegir para definir sus sensaciones-.

- ¿Te ha gustado?

- Es increíble. Y súper necesaria. Es que ¡wow!

Alba se deshacía en elogios ante la expresión de felicidad y timidez de la morena.

Cuando el concierto acabó, las chicas se acercaron a felicitarles y acabaron tomándose una cerveza con ellos, celebrando el éxito del bolo.

- ¿Tienes hambre? Conozco un sitio por aquí cerca que hace las mejores hamburguesas veganas del planeta.

- Si son las mejores del planeta, tendré que probarlas - aceptó Natalia la oferta de la rubia, con un guiño de ojo-.

Ambas se despidieron del grupo y caminaron hacia el acogedor y moderno restaurante, que quedaba solo a un par de calles de distancia.

- Está buenísima - admitió Natalia tras dar el primer mordisco a su hamburguesa de soja-.

Alba no apreció que la morena hablaba en tercera persona y se atragantó con su limonada casera pensando que se refería a ella. Un ataque de tos delató a la rubia y la otra intuyó su confusión.

- Tranquila, respira - rió Natalia mientras le daba palmaditas en la espalda-. Me refería a la hamburguesa.

- No, si ya. Se me... se me ha ido por el otro lado - disimuló Alba como pudo-. La verdad es que sí, cocinan increíble aquí.

El tono de llamada de la rubia interrumpió el momento. Al tenerlo sobre la mesa, el nombre de Julia se leía claramente en la pantalla a la que ambas dirigieron la mirada.

Alba simplemente colgó y siguió hablando de las excelentes y variadas opciones que ofrecía la carta del restaurante.

A los pocos minutos, el móvil volvió a sonar y la ilicitana frunció el ceño.

- ¿Te importa si lo cojo? No suele llamarme y no sé si ha podido pasar algo...

- Claro, adelante - se encogió de hombros la morena en señal de aprobación-.

Alba se levantó y salió del local, pues no sabía qué le podía deparar la conversación. Natalia, desde su posición observaba a la rubia a través del ventanal.

- Julia, ¿todo bien?

- Mm... Depende de lo que entiendas por bien - contestó la andaluza con tono pícaro-. Me has dejado en visto toda la tarde, Albita.

- Era eso - suspiró la rubia-. Eh, estoy ocupada ahora mismo, Julia. ¿Podemos hablar más tarde?

- Uy, qué seca, rubia - se sorpendió la castaña-.

Olivia | Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora