Capitulo 3

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Al día siguiente tuve una gran pelea con mis ojos para que se abrieran, me demoré algún tiempo hasta que me desperté con la claridad, miré el reloj y corrí. Ya había pasado el medio día. Este nuevo horario ,me va a causar grandes problemas. Con mucha vergüenza salí de la habitación, queriendo ser invisible, pero no lo logré.

-Ella despertó! -gritó Santi, viniendo a abrazarme. -¡Buen día hermana de mentiras!

-¡Buen día, lindo! -dije un poco ronca.

-Discúlpenme por haberme levantado tan tarde. -sonreí tímida. -Este horario me confunde.

-Es normal que te atrape al inicio. Además te hace bien dormir, no hay ningún problema. -me dijo Maria con una cálida sonrisa.

-Yo sólo desperté temprano porque siempre voy a caminar a la playa y si no me obligo a ir en la mañana, luego no voy. Si te sirve de consuelo, Natalia aún duerme. -me dijo Elena.

-Creo que sirve.

- ¿Tienes hambre?. -preguntó Maria-

-Si tengo. -admití, sonriendo.

-¿Puedes esperar un poco más? Mikel ya está en camino con la comida.

-Claro que si.

Estaba sentada de espaldas a la puerta de la cocina, cuando una voz ronca sonó.

-¡Mierda, mi cabeza me está matando! -se quejó Natalia.

Maria la miró con reprensión y suspiró, dándole la espalda, me giré aprensiva, lo admito, sin embargo cuando la vi, mi mentón cayó. Su cabello negro, un poco despeinado, un cuerpo escultural, el rostro con trazos bien femeninos, ojos marrones, en los cuales soy capaz de perderme fácilmente y aunque esté con una resaca, no deja de ser la chica mas linda que he visto. No existen personas así en España, de hecho.

-Finge que eres educada Natalia. -dijo Maria, mientras lavaba la ensalada. 

La escuché quejarse y dar algunos pasos firmes, hasta llegar al lado de Elena, que la miraba con cautela.

-¡Hola! -dijo seca, Elena le dio un pequeño golpe en el estómago, que gimió de dolor. -¿Qué te pasa loca?

-Deja de ser mala, ella no te hizo nada. -me defendió, molesta.

-Elena, no importa. -le sonreí. -¡Hola... Natalia, es así? -yo se que lo es, pero sirve para hacer un poco de broma.

-Si, así es. -dijo simplemente, dejando en seguida la cocina.

-disculpa por eso, querida. -dijo Maria sentándose en la mesa, conmigo y Elena. -Natalia creció sin límites.

-Seguro es porque se acaba de despertar. -intenté hacerla sentir mejor.

Maria sonrió y luego se levantó, dejándome con Elena en la cocina. Unos segundos después Natalia entró, tomando un cigarro de su bolsillo.

-¡Tú no vas a fumar aquí! -dijo Elena autoritaria. -no vamos a sentir el olor de esa mierda.

-¿Te estás comportando así sólo porque la española llegó? -levantó una de las cejas, tomando agua del refrigerador directamente de la botella.

-¡NATALIA!. - gritó Elena.

-¿Y ahora qué? -la encaró.

-Más personas van a tomar. -señaló la botella. -Sírvete en un vaso.

-No tengo ninguna infección contagiosa para que alguien me impida beber. -regresó la botella al refrigerador.

-Deja de ser tan puerca, chica!

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now