Capitulo 91

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*POV Alba

-Me encanta sentir tu cabello en mi cuello por la mañana... -murmuré, aun con sueño, después de ser levantada por los delicados besos de Natalia, mientras recorría los dedos por su barbilla.

-Yo prefiero cosas más suaves. Tu boca, por ejemplo. -aclaró, bajando su cabeza para morder mis labios -Muy suave, muy caliente.

La alarma comenzó a sonar bajo y de forma monótona. Natalia se extendió sobre mi cuerpo para presionar el botón, antes de maldecir. Reí un poco, haciendo las sábanas hacia un lado y aprovechando su momento de distracción para escapar.

-¿Qué haré primero? ¿Baño o desayuno? -me pregunté a mí misma, tomando alguna ropa del armario. Natalia se volvió hacia mí y me dio una pequeña sonrisa.

-Yo tenía otra cosa en mente.

-Trabajo. ¿Eso te recuerda algo? Bueno... -dije, sacando su cabello de la bata que usaba -¿Quieres café?

-Eres hermosa. -Natalia murmuró.

Mis manos se detuvieron en el lazo de la bata. Me pregunté si un día iba a acostumbrarme a ese tono de voz y a esa mirada. Sabiendo lo que pasaría si regresaba a la cama opté por el baño, por lo menos encerrada en el baño la tentación disminuiría.

-Ya que me levanté primero, tomaré un baño antes. Tú puedes preparar el café. -miré hacia atrás rápidamente, sobre los hombros -Te amo. -sonreí y salí de su campo de visión.

Dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo, caliente y fuerte. No me tardé mucho en la ducha, aunque me sentía muy relajada ahí. Natalia entró a la habitación desnuda. Su cuerpo es realmente esplendido. Sonreí, apreciando la vista antes de aceptar de buena forma la taza de café que ella me extendía.

-Está caliente. -afirmó, pero pareció cambiar de idea acerca de pasarme la taza, porque colocó la mía y la de ella sobre la cómoda antes de llevarme a sus brazos -Hueles muy bien. -murmuró contra mi cuello -Tu olor me sigue a donde quiera que vaya.

Su rostro arañaba mi piel y yo reí, divirtiéndome con eso. Ella bajó las manos hasta mi cintura y me acercó más. Le acaricié la espalda con la punta de los dedos y solté un grito cuando mordió mi oreja.

-El café... se va a enfriar. -Natalia murmuró algo bajo antes de liberarme. Pero no me imaginaba que sus intentos de atrasarme apenas estaban comenzando...

Natalia cantaba mientras tomaba su baño y noté que también tarareaba cuando entré a cepillarme los dientes.

-¿Te quedarás hasta tarde en la empresa? -pregunté, con la boca llena de pasta de dientes.

-Creo que no. ¿Y tú, hasta que horas te quedarás en la clínica?

-Hasta que termine mi jornada. -enjuagué la boca

No tuve tiempo de gritar cuando Natalia me sujetó y me llevó junto a ella a la ducha.

-Natalia! -sin poder ver por el vapor, forcé la vista. Mi ropa estaba completamente pegada a mi cuerpo -¿Estás loca?

-Necesito que frotes mi espalda. -explicó, llevándome más cerca -Pero ahora creo que tengo una mejor idea.

-Frotar tu espalda! -luché con ella -Debiste haberte dado cuenta que yo estoy completamente vestida.

-¿Ah, sí? -ella rió afectuosamente -Tienes razón, haré algo con eso. -ella quitó mi blusa empapada sobre los hombros, inmovilizándolos completamente.

-Yo ya tomé mí baño. -le dije, aun intentando librarme.

-Ahora puedes tomar el mío. Soy una mujer generosa.

Ella acercó su boca a la mía, mientras el agua caía sobre nuestro cuerpos.

-Natalia. -sus manos iban quitando la ropa de su camino -Tenemos que ir a trabajar. -a esa altura ya había dejado de luchar.

-Tenemos tiempo. -murmuró, suspirando fuertemente al encontrar mis pechos -Hagamos algo.

Y quitó el resto de mi ropa.

-

-¿Amor? -la llamé al entrar a casa, dejando mi bolsa sobre el sofá y escuchando el eco de mis tacones contra el piso -¿Natalia? -intenté una vez más, espiando los lugares por donde pasaba. Fruncí el ceño, extrañándome.

Empujé la puerta de la habitación y dejé mi mentó caer con la sorpresa. Pestañeé algunas veces, sin poder creerlo. Por increíble que fuera, las velas esparcidas estratégicamente por el ambiente y la mesa para dos puesta en la terraza, pasaron desapercibidas al principio, cuando solo tenía ojos para el enorme ramo de flores que estaba en el suelo.

Me acerqué lentamente y toqué algunos pétalos, encontrando una pequeña nota entre ellos.

"No habíamos marcado hora, no habíamos marcado lugar. Y en la infinita posibilidad de lugares, en la infinita posibilidad de tiempos, nuestros tiempos y lugares coincidieron. Y se dio el encuentro."

Que el tiempo pase, y nada te aleje de mí. Y que envejezcamos, pero nuestro amor se renueve cada día.

Te amo.

Con los ojos húmedos por las lagrimas y el corazón detenido por saber que ella no se olvidó de la fecha, a pesar de haber demostrado lo contrario temprano, dejé que una maravillosa sonrisa surgiera en mis labios.

-Feliz aniversario de bodas. -me volví en la dirección de su voz y, por segunda vez en menos de un minuto, me quedé sin nada que decir. Natalia estaba deslumbrante, por decir lo menos. Usaba un vestido negro, con un corte diferente a un lado, que me permitía ver sus hermosos muslos. Su cabello caía en pequeños rizos. Su perfume era tan fuerte y delicioso que no sé cómo no la sentí antes en el ambiente.

-Dios, Natalia. -me levanté de un salto y me lancé en sus brazos, irradiando alegría -Te amo. -me alejé un poco, eufórica con toda esa sorpresa y sellé sus labios varias veces, sabiendo que ella estaba sonriendo -Había pensado...  Bueno, pensé que...

-Sé lo que pensaste. -sonrió -Dale gracias al cielo que no intentaste recordármelo, por lo menos no en aquel momento, hubieras arruinado la mitad de la sorpresa. -dijo riendo.

-Pasé todo el día pensando que se te había olvidado. -protesté.

-Discúlpame, mi vida. No te engañes, yo nunca voy a olvidar el día más feliz de mi vida. -sujetó mi barbilla, fijando sus ojos en los míos.

-Creo que tengo a la mejor mujer del mundo... -susurré, sonriendo.

-Pues yo estoy segura de que tengo a la mejor esposa del universo -y dicho eso, me tomó en los brazos y llevó sus labios a los míos, demostrando todo el amor que sentía.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now