Capitulo 89

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*POV Natalia

Crucé los brazos y las piernas a la altura del tobillo mientras acompañaba a Alba moverse graciosamente por la habitación. Es chistoso como aun con apariencia cansada, su cabello despeinado y ropa arrugada, es la mujer más hermosa que vi.

-Ven acá. -la llamé, cuando la vi pasar, por vigésima vez. Ella me miró por un instante, luego mordió los labios y observó la hoja que sujetaba, antes de suspirar y gatear hasta mis brazos.

-Cielos, me estoy volviendo loca con este cumpleaños. -acomodó la cabeza en mi hombro, dejándome abrazarla.

-Claro que lo estás. -sonreí, acariciando su cabello -Pero todo bien, es el primero. Y será perfecto. -ella cerró los ojos y asintió, encogiéndose, y acercándose más a mi cuerpo -¿Ya te dije que fuiste lo mejor que me pasó en la vida? -susurré, alejando los cabellos de su rostro para poder observarla. Ella sonrió, alzando sus grandes ojos para mí.

-Creo que ya lo hiciste, pero siempre es bueno escucharlo.

-En ese caso... yo realmente no sé que haría sin ti.

-A veces me detengo a pensar y, no sé, pero un sentimiento tan grande como el que sentimos la una por la otra no puede ser solamente una casualidad. De alguna forma, en algún momento, acabaríamos encontrándonos. Gracias a Dios ese encuentro ocurrió temprano. -una lenta sonrisa surgió en mis labios antes de que levantara su rostro hasta encontrar sus labios y, en el momento en el que el beso inició, las palabras se volvieron innecesarias.

*POV Alba

Lo miro de lejos y me es difícil creer que ya pasó un año. En estos exactos 365 días él pudo cambiar -para bien- mi vida. Con una emoción que no me importaba contener festejé la primera gran fiesta de Bruno que, en los brazos de Natalia, descubría la felicidad en un globo colorido en un dulce en la mesa, en una decoración impecable. Él recibía los besos, que poco a poco iban dejando en su mejilla llena de labial, completamente ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor. Los elogios que recibí, con un orgullo claro en la mirada al ver tantas personas encantadas con mi pequeño príncipe.

-Oh, mamá nos descubrió. -con una sonrisa traviesa en los labios Natalia me miró. Nuestro hijo estaba riendo de puro deleite y su dedo sucio por haberlo pasado hace poco por la cobertura del pastel.

-Que bonito, los dos arruinaron el pastel. -llevé las manos a la cintura, pero luego me reí de la escena.

-Ups. -Natalia hizo cara de inocente. Volviendo su mirada a Bruno y pasando un poco del merengue en su nariz. Él rió, tapando la carita con sus manos.

-Dámelo un rato y ve a conversar con tus amigos. -en lo que extendí los brazos nuestro pequeño se lanzó en ellos, agarrándose de mi cuello y apuntando hacia los globos, con un brillo en sus ojos -¿Te gustó, mi amor? -dejé un beso en la mejilla, sonriendo -Después mamá te da uno para que juegues. -noté que Natalia no se había movido ni siquiera un milímetro de donde estaba -Amor! Ve... -indiqué a sus amigos de trabajo con la mirada. Ella negó con la cabeza, tomándome de la cintura.

-¿Ya te dije que estás hermosa? -susurró -Es más, lo dos lo están. -pasó su dedo cariñosamente por la mejilla de nuestro hijo, que miraba algo detrás de mí.

-También pensamos que estás hermosa. -regresé el elogio y luego las dos reímos, en el mismo momento en el que un flash capturó nuestra atención.

-Para el álbum. -Elena sonrió -Y esta quedó perfecta. Sin querer darme el crédito como fotógrafa, claro.

-Yo me pregunto, ¿será que un día tendremos la oportunidad de estar en el mismo lugar que mi hermana sin ser interrumpidas por ella?

-No, estoy segura que no.

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