Capitulo 70

960 53 6
                                    

*POV Alba

Todo lo que venía ensayando para decirle murió en mi garganta. Me senté en un banco al sol frente a la clínica, observando el movimiento en la calle mientras una voz me advertía que hice prácticamente lo mismo que ella. Me fui sin dar explicaciones.

-No seas tan dura contigo misma... -intentó tranquilizarme Elena, cuando, segundos después, me vi marcando su número.

-Ella no tenía el deber de quedarse, además, ella ni siquiera debió abrazarme después de todo...pero yo sí, yo le debía explicaciones.

-Alba, entiendo que te sientas arrepentida, pero tú no le debes nada a nadie. Eres dueña de tu propia vida e hiciste lo que creíste sería lo correcto en ese momento. -llevé la cabeza hacia atrás, sintiendo los rayos de sol calentarme -Natalia tuvo su momento de prioridad, además, ella tuvo más de lo que merecía en aquella época. -mordí los labios -Pasaste todo tu intercambio enfocada en ella y sus crisis. -saludé a uno de los padres que ya se iba, sin dejar de prestar atención a lo que Elena decía -Yo nunca hubiera hecho eso en tu lugar.

-Eso no cambia el hecho de que fui negligente con ella.

-Eso muestra que estás en otra etapa de tu vida, que entendiste que no se puede vivir solo de amor. Que es necesario ir más lejos para ser alguien. -suspiré -Y también comprendiste que tus decisiones solo dicen el respeto que te tienes a ti misma, pero después, en caso de no ser las correctas, tendrás que asumir las consecuencias. Eso es madurar, mi vida.

-Pero....y tu hermana?

-Dale un tiempo. No entendí bien por qué esa salida tan repentina de ella, pero espera un poco antes de buscarla. -esperar, esperar y esperar. Que palabra tan irritante -No debes apresurar las cosas, las mejores y las que más duran son las que tardan en llegar.

*POV Natalia

-Hey! -escuché a Damion al pasar por la pequeña puerta que da acceso a la azotea del apartamento. Uno de los lugares más bonitos para ver la ciudad -Que desgracia, ¿nunca pensaste en aumentar esta mierda? -reclamó, masajeando su cabeza. Simplemente me encogí de hombros, sonriendo -Elena me pidió que te buscara. -se sentó a mi lado en la alfombra que estaba extendida ahí.

Cerré los ojos un instante, sintiendo el típico viento del final de la tarde chocarse contra mi rostro. Luego lo volví a ver. Con una mirada sugestiva.

-Natalia, ¿qué fuiste a hacer a la clínica de Alba? -su voz era tranquila, aunque su expresión era claramente escéptica.

-Conferencia. -murmuré -Fue eso lo que fui a hacer.

-¿Y que te dejó con esa cara de pez muerto, chica? -fruncí el ceño, encantada con la comparación.

-Me sentí confundida. -suspiré, decidiendo no seguir perdiendo el tiempo luchando para no contarle lo que pasó. Él siempre terminaba arrancándome la verdad -Expuse mi vida. -entrecerré los ojos, observando el horizonte -Pero me siento libre. Siento que finalmente perdoné.

-¿Y eso no es bueno? -asentí -¿Y entonces por qué estas así?

-Me encontré a Alba. -vi mis manos - Y me di cuenta que no sirve estar sin ella.

-¿Y por qué no le dijiste eso directamente?

-Porque ese no era el momento, estaba confundida, trastornada. -levanté la cabeza, viendo la imposición de Miami -Me sentía débil.

-Ya es hora de terminar este libro, campeona. -tocó mi hombro -Ustedes dos se merecen un final feliz. Hasta yo estoy angustiado con la situación. -soltó una leve risa.

-Si, creo que tienes razón. -sonreí -Dime algo... -él asintió -...¿Por qué siempre usas metáforas que tienen que ver con libros?

-Porque son las únicas cosas que sabes hacer bien. -se burló, riendo. Terminé acompañándolo.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now