Capitulo 38

1.6K 68 3
                                    

Intercambiamos una cómplice sonrisa, Natalia miró el reloj y suspiró fuertemente. Sabía lo que eso significaba. Era hora de salir de nuestro cuento de hadas. No había mucho que hacer, ya en la puerta le di un último vistazo a la habitación en donde viví una etapa más. Miré a Natalia y asentí, indicándole que ya podíamos irnos. Tenía miedo de salir de aquel lugar y que las cosas cambiaran, que el clima fuera otro. Toqué levemente su mano, no necesitó más segundos para ella entender y entrelazar sus dedos con los míos. La apreté más fuerte de lo que era necesario.

-Discúlpame, mi mano siempre suda cuando estoy así. -sonrió tímidamente.

Lo encontré simplemente la cosa más linda del universo. Ella dejó una llave en la recepción, conversó con la persona, quien verificó que ya todo estuviera pago, entonces nos dirigimos hacia el auto. Aun no había visto como era hermoso ese lugar. Y lujosos. Ella debió pagar mucho en esa habitación.

-¿Te gusto? -indicó el lugar.

-Mucho mejor que con la venda. -sonreí, jugando -Es maravilloso. -suspiré, admirando el edificio que va quedando atrás a medida que nos alejamos.

-¿Sabes conducir? -preguntó, quebrando el silencio.

-¿La conducción y yo? Creo que es una pésima idea. -sonreí, mirándola -Soy muy nerviosa.

-Tonterías, te enseñaré. -garantizó. Mi corazón se alegró al saber que pasaríamos más tiempo juntas.

-Bajo tu propio riesgo. -dejé claro.

-Serás un gran piloto. -guiñó.

-Y tú tendrás unos bellos problemas. -bromeé -Mira bien el auto. No será el mismo después de las clases. -Natalia comenzó a reír, una carcajada hermosa que hizo temblar todo mi cuerpo.

Llegamos a casa. Elena me sofocó en cuanto pasé la puerta queriendo saber detalles. O ni tanto.

-No quiero saber si mi hermana es buena en la cama. -avisó -solo cómo te sentiste.

Me senté en la cama sin dejar de reírme por la euforia de Elena. Le conté donde Natalia me llevó, hablé de la decoración, de como me trató con cariño. Y paré.

-Mierda, no voy a aguantar. -pasó las manos en su cabello -¿Mi hermana sabe mover bien los dedos?

Exploté en una alta carcajada, mientras ella me veía con cara de interrogación.

-No sé si quiero escuchar la respuesta. -me miró -Es mi hermana, eso es asqueroso. -hizo una mueca.

-Decídete. -hablé tosiendo, intentando dejar de reír.

-Solo respóndeme lo que te pregunté antes. Nada más. -me vió, asentí -Alba, tienes que tener un estomago muy fuerte como para ir a la cama con mi hermana.

Hola, estoy muriendo ahogada y ella sigue hablando de eso!? Tosí más fuerte, sintiendo mis ojos lagrimar.

-Porque, no sé, ella es extraña. -miró sus uñas -Obviamente ella sacó la parte fea de la familia, porque yo nací linda. -tiró su cabello hacia atrás -Alba, ¿me estás escuchando? -me vio -Santo, estás roja. -tocó mi mano -¿Estás bien? -golpeó con fuerza mi espalda.

Después de un tiempo dejé de toser.

-Ay, me ahogué.

-No me había dado cuenta. -ni lo noté Elena.

-En fin, sólo dices eso porque es tu hermana. -concluí.

-Probablemente. -sonrió -Es bueno hablar mal de ella a veces. -bromeó -Además, ahora ¿puedo pasar a llamarte cuñada oficialmente? -sonrió grande.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now