Capitulo 15

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Al día siguiente tuve miedo de mirarme en el espejo, hice una lista mental de las posibles formas en las que puede estar mi cara, todo bien, a la de tres miro.

Uno...

Dos...

Tres...

SANTO CIELO!!! Soy un monstruo.

Ojeras -checado -Cabello hecho un desastre -checado -Cara de muerta -checado.

Decidí tomar un buen baño para ver si algo mejora, por los menos mi cabello da para salvarse. Bajé las escaleras rezando para que Santi no esté en la sala, los niños son sinceros, muy sinceros.

-Mi Dios, ¿anotaste la placa del camión? -dijo Elena espantada.

¿Quién necesita de niños sinceros cuando tienes a una Elena en casa?

-Gracias, querida. -le dije.

-Te fuiste de fiesta ayer mientras yo dormía, no fiestera?

-Ya quisieras. -volteé los ojos, bostezando.

Elena me hizo unos cuantos chistes más pero al final acabé riéndome con ella, el mal humor no me ayudaría en nada ahora. Más tarde escuché a alguien correr arriba, por un instante creí que era Santi pero Maria bajo agitada.

-Chicas, vayan y compren algunos medicamentos, Natalia está vomitando mucho. -enredó un poco las palabras volviendo rápido hacia arriba.

-¿Qué mierda vamos a comprar?

-Medicamentos.

-¿Tienes idea cuantos medicamentos hay en una farmacia? Muchos, ¿como voy a saber cuál? - me encogí de hombros - Tu ayuda me sirvió de mucho Alba -se dirigió hacia arriba.

Unos segundos después volvió ya sabiendo que comprar, fuimos y regresamos rápido, subimos encontrando a Natalia acostada en la cama junto a Maria.

-Toma, ¿Te desintoxicaste un poco, Natalia? -si, Elena nunca perdona.

Natalia no respondió, mordí mi labio inferior con pena de ella. Su rostro estaba pálido, sin expresión, ella estaba sin fuerza.

-Voy a buscar un vaso de agua para que te tomes el medicamento, hija. -se levantó -Elena, quédate con tu hermana. -salió -

-Ni muerta. -salió -

-Yo me puedo quedar, si quieres.

-Gracias querida, yo ya vuelvo, voy a llamar a Mikel también. -asentí y me senté en el lugar en el que estaba Maria, cuando ella salió.

-Vas a estar bien.

-Ya fue.

...el silencio se instalo en el cuarto, acabé sin contenerme a preguntar.

-Hm, ¿a ti te gustaba el hermano oso? O como sea.

Ella me miró, confundida, me contuve las ganas de reír.

-¿Hermano oso? No recuerdo, ¿porqué?

-Nada, nada, olvídalo.

El silencio incomodo regresó, la miré para fingir, esto es patético lo sé.

-Entonces...¿recuerdas algo de ayer?

-No mucho. Se siente feo no recordar, parece que borraron una parte de mi memoria, no sé lo que hice.

-¿No sabes nada? -mordí mi labio.

-¿Por qué quieres saberlo? ¿Te hice algo?

-No, a mi no.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now