Capitulo 8

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*POV Alba

Estuve mirando la puerta cerrada por algunos segundos, estaba perdida en mis pensamientos cuando de repente se abrió y me asusté.

-Calma, calma, soy yo.  -habló Elena con sus manos arriba, como quien se rinde.

-Mis disculpas Elena. -dije con la mano sobre mi corazón -Me asusté.

-Lo noté. Mi madre me mandó a traerte esto. -me dio una pomada. -Ella me contó que te golpeaste. -llegó cerca a mirar mi brazo. -Eso no es una marca de cualquier golpe ni aquí ni en China. -dijo con tono serio.

-Discutí con tu hermana. -suspiré

-No creo que esa idiota tenga el coraje de hacer eso. Voy a matar a Natalia.

Se dirigía hacía la puerta, pero corrí hasta ella, impidiéndolo.

-No hagas nada, yo la lastimé a ella también.

-Con todo el derecho después de lo que te hizo. -me miró -Eso no cambia nada Alba, ella no puede hacer esto.

-Natalia se disculpó, yo lo acepté, luego acabó. -volví a la cama.

Elena negó con la cabeza, inconforme por no poder ir a golpear a Natalia.

-Lo que hiciste hoy fue increíble. -sonrió- gracias por no haberla dejado allá.

-No lo hice por ella, lo hice porque no iba a dejar que te lastimara, hermanita. -sonreí, Elena me abrazó.

-Muchas gracias. -dijo cuando nos soltamos.

Sonreí para ella y le guiñé un ojo, ella se sentó a mi lado y nos quedamos conversando, hasta que escuchamos tres toques en la puerta, luego un grito.

-La cena está lista. -avisó Natalia.

Elena se levantó y yo la seguí hasta la sala. La cena fue silenciosa, Natalia no me miró ni una sola vez, ella no miró a nadie, sólo se sentó y comió.

-¿Me pasas la ensalada?. -dijo Elena con la mano estirada hasta Natalia.

Ella no se movió.

-...por favor. -dijo, ya impaciente. Silencio total -NATALIA. -gritó.

Ella levantó la mirada viendo a Elena.

-Que fue?

-La ensalada Natalia. -dijo cansada -Alcánzamela.

Muy lentamente ella la tomó y se la pasó a Elena, que ya estaba irritada en tener que esperar tanto.

-...gracias. -habló Natalia en su propio silencio.

Elena volteó los ojos y la ignoró, manteniéndose callada, comiendo, como todos nosotros.

-Alba, ¿no quieres llamar a tu padres? -preguntó Maria- Sólo los llamaste el primer día que llegaste.

-No, está bien. No quiero causar tantos gasto. -la miré- Además, hablo con ellos todos los días, por email.

-Cuando quieras llamar, no dudes en hacerlo. -dijo simpática.

-Gracias, cuando necesite, yo llamo. -sonreí, volviendo a comer.

Nos quedamos en silencio un tiempo más, hasta que Natalia terminó de comer y salió de la mesa, luego todos hicimos lo mismo.

-Estoy llena. -se recostó Elena en el sofá.

-Se dice satisfecha, Elena. -la corrigió Mikel.

-Bueno, eso. -habló con su mano sobre su estómago.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now