Capitulo 30

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*POV Natalia

Me aloje al lado de Alba, sin ninguna intención de salir de ahí. Se levantó, pasó las manos en sus cabellos y miró el suelo del cuarto. Mientras yo miraba su cuerpo. Mordí mi labio inferior y me obligué a quitar la mirada de ella, antes de que no pueda resistir más. Por Dios, nunca antes ninguna mujer me había dejado tan excitada como ella, normalmente me tardo mucho más para llegar hasta ese punto, eso que hicimos apenas fue un acercamiento. Y a pesar de que mi deseo fuese enorme, se produjo contra él mi amor por ella. Creo que nunca quise a nadie tanto como a ella y justamente por eso es que quiero que nuestra primera vez sea especial. Quiero que ella lo recuerde siempre, pero más que eso, quiero que descubra lo que yo ya descubrí.

Que ella no es como las otras, que es mucho más que una mujer que quiero llevar a la cama. Es alguien con quien después de despertar de una noche de amor, aunque aun me suena muy extraño, la pueda besar o simplemente quedarme mirándola mientras duerme, sintiéndola entre mis brazos, con su cuerpo junto al mío. Y no del otro lado de la cama o luego pedirle que se vaya pronto, como siempre pasa.

Irse pronto... eso me hizo recordar que ella volverá a España. Mi corazón dolió con el pensamiento. Me obligué a no sufrir anticipadamente.

Mejor decidí descubrir que mierda está buscando Alba en el suelo.

-¿Qué quieres encontrar? -pregunté con la voz calmada.

-Mi camiseta -respondió girando su rostro para mirarme.

-¿Para qué? -arqueé una ceja.

-¿Para ponérmela? 

-No te pongas nada. -la empujé a mis brazos -Quiero sentir tu cuerpo. -murmuré rozando mis labios en lo alto de su cabeza -Quiero dormir contigo así, aquí.

*POV Alba

-Que tierna, Nat- bromeé acomodándome en sus brazos.

-Hey... -habló animada, la miré -...me dijiste Nat.

-Si, lo hice. Y...? -pregunté sin entender.

-Es que nunca me habías dicho así. -respondió -Siempre es Natalia aquí, Natalia allá... -volteé los ojos riendo.

-Mujer ese es tu nombre. -comenté mirándola -Y lo encuentro muy bonito. -elogié.

-¿Qué encuentras bonito? -me miró -¿El nombre o a mi? -provocó.

-El nombre. María eligió muy bien.

-Habla en serio. -ahora fue su turno de voltear los ojos.

-Tú das para el gasto. -jugué, dando un beso en su mejilla.

Ella negó con la cabeza y retribuyó al beso en mi mejilla, seguido por una leve mordida en la misma.

-No te aproveches. -golpeé leve su brazo, volviendo a recostar mi cabeza.

-Disculpa.

Pasó los brazos en vuelta a mi cuerpo, dejándome más cerca de ella, luego en seguida paseó sus manos de arriba abajo sobre mi espalda desnuda, dejándome la piel de gallina.

-¿Frío? -preguntó al verme erizarme.

-Si, frío. -respondí seria. Pero luego sonreí.

Sus labios se rozaron en mi mejilla.

-No me gusta tu amigo. -comentó con los labios en mi mejilla.

-¿Cuál amigo? -me hice la tonta.

-El único que me incomoda.

-¿Por qué te incomoda? Nunca te hizo nada.

-Creo que quiere robarte de mi y hacer alguna cosa. -respondió sin pestañear.

The Exchange (ALBALIA)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora