Capitulo 71

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*POV Alba

Seis meses después, Miami.

Todas las personas hablando a la vez en aquel pequeño cuarto era digno de un manicomio. Risas altas y exageradas sonaban bastante escandalosas. Y mi posición ridícula completa la escena. Los brazos abiertos mientras intentaba, inútilmente, equilibrarme sobre una de las sillas, necesitando la ayuda de la Mari, quien de vez en cuando se le olvidaba que estaba ahí y me soltaba. Varias manos movían mi largo vestido blanco, dándole los retoques finales. Observé a las casi diez mujeres en el cuarto, entre ellas la costurera, mi madre, mi hermana, Elena, María y Julia.

-Por Dios, siéntate. -le mandé a Elena, a quien casi le va a explotar la barriga, indicando que Jonas, mi ahijado, está a nada de llegar, cuando insistió en ayudar por vigésima vez.

-Estoy embarazada, Alba! E.m.b.a.r.a.z.a.d.a, no enferma.

Rodé los ojos pero sonreí. Al final, estoy feliz. Observé mi imagen en el gran y majestuoso espejo colocado frente a mí. Tal vez, por primera vez en años, me sentí realmente linda.

A pesar de la tensión "pre-boda" no me siento nerviosa. Sé que ella estará allá y eso me tranquiliza.

-Pareces una princesa. -comentó mi hermana, despertándome de mis pensamientos.

-Creo que hoy es mi día de ser una princesa, cariño. -sonreí, con un brillo en los ojos.

-Solo mírate... -volví la cabeza en dirección a María, quien hablaba -...la encarnación de la felicidad.

Y de hecho, eso es verdad. Con toda la certeza del universo, no hay nada que  pueda arruinar el día de hoy.

-Disfruta de tus últimas horas de soltera. -dijo Elena -Porque después de un mes con el título de esposa vas a querer pegarle un tiro a Natalia. -me reí, negando con la cabeza. Ella sonrió.

La puerta se abrió y Marina gritó;

-Un hombre! -volví un poco mi cuerpo para ver hacia la puerta detrás de mi y encontrarme con Alex. La costurera exclamó por mi movimiento brusco.

-Solamente es Alex. -respondió María, como si esa simple frase lo explicara todo.

Y lo peor es que realmente lo explicaba.

*POV Natalia

-Vas a terminar desmayándote si no te tranquilizas. -susurró Damion, acercándose a mí en el altar. Sonreí, nerviosa -Creo que es un poco extraño ver a dos personas casándose y las dos con vestido de novia, no? -sonrió un poco.

-Disculpa, no puedo controlarme. -mordí mis labios. Desviando la mirada para ver la puerta por décima vez en los últimos tres minutos. -Sabes, realmente no todos los días eso pasa. -bromeé.

-No falta mucho para que ella llegué. -acompañó mi mirada -Elena y María ya llegaron hace poco. -asentí.

Corrí los ojos por el lugar, deteniéndome en mi hermano, quien estaba al lado de Marina en la primera banca. Les sonreí, recibiendo un saludo.

-¿Elena no querrá sentarse? -pregunté, después de un tiempo -Hace rato que está de pie. -vi a mi hermana, quien estaba al lado de María y Alex, nuestros dos padrinos de bodas.

-Te doy mil dólares si la convences de sentarse. -respondió, con una sonrisa jugando en los labios.

-¿Todavía no es hora? -pregunté, cambiando el asunto, llevando mi mirada al inicio de la alfombra roja nuevamente.

-No, mi reina. -puso su mano en mi hombro -Cuando Alba llegue la vas a reconocer. Creo que es ella quien no te reconocerá porque solo mírate, estás usando vestido. -bromeó.

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