Capitulo 86

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*POV Alba

Gemí de satisfacción al sentir el suave colchón contra mi cuerpo. Mi cansancio parecía llegar a su punto máximo cuando, al cerrar los ojos, me sentí incapaz de volver a abrirlos. Pero como para todo siempre hay una excepción, poco tiempos después, la mía, en particular, entró en la habitación.

Sentí su destacado perfume por el baño y su extremo cuidado para no hacer ruido. La luz de la lámpara era débil y las ventanas estaban abiertas, dejando el cuarto lo suficientemente iluminado como para verla con claridad. Abrí los ojos, adormilada, y enfoqué mi mirada en Natalia, quien se acostaba, ajena al hecho de que yo estaba despierta. Su brazo pasó sobre mi cabeza para poder apagar la luz, después se acomodó boca arriba y yo aproveché para acurrucarme en su cuerpo, escondiendo el rostro en su cuello, para sentir el delicioso olor del baño.

-Pensé que estabas dormida... -susurró, pasado uno de sus brazos en torno a mi cintura mientras la otra se fijó en mi cabello, manteniéndome muy cerca a ella.

-Estaba a punto de... -murmuré, dándole un beso en el cuello, al propio, al saber que es exactamente ese su punto débil. Sonreí, al sentir su piel erizarse -Hasta que tu perfume irresistible me vino a provocar. -ella se echó a reír -Dios, que tristeza con este reposo. -me quejé.

-Ya falta poco, por suerte. Eres una gran tentación como para resistir tanto tiempo. -levanté la cabeza con el fin de ver sus ojos en la oscuridad.

-¿Será que tendremos algún problema?

-¿Problema? -repitió, la confusión clara en su tono.

-Sí. Quiero decir, hace tanto tiempo desde que estamos juntas y parece que esta pasión de adolescentes no se acaba.

-¿Y eso es bueno?

-Claro que lo es.- sonreí, apoyándome en su cuerpo -¿Te duele? -pregunté, refiriéndome a la presión que hacía sobre ella. Natalia negó -En fin, claro que es bueno. Porque eso quiere decir que aún me mas tanto como hace años atrás. Antes de casarnos.

-Es claro que te amo. Es más, te amo aún más. -sacó provecho de la posición para deslizar sus labios por mi cuello. Cerré los ojos, inclinando mi cabeza hacia atrás disfrutando la caricia. Gemí como aprobación. La sentí sonreír contra mi piel, antes de dar un beso y alejarse -Como te dije, muy tentadora...

-

-¿Más tentadora que todas aquellas mujeres que salían contigo? -Natalia abrió los ojos, extremadamente soñolienta y sin entender de lo que estaba hablando. Paciente esperé a que despertará, entrecerrando los ojos y haciendo una mueca por la claridad del sol que entraba por la ventana.

-¿Qué está pasando?

-Desperté. Ya no tengo sueño. Pensé en lo que me dijiste anoche y se me ocurrió preguntarte eso. -narré exactamente lo que pasó. Ella bostezó, frotando sus ojos, antes de sentarse y pasar las manos por su cabello despeinado.

-Muy bien, vamos al grano. ¿Qué exactamente quieres saber?

-Si de verdad me encuentras más tentadora que todas aquellas mujeres con las que saliste. -repetí, muy pausadamente.

-Cielos, Alba ¿y tienes que despertarme a esta hora solo para saber eso? -cerró los ojos, pesados por el sueño, antes de suspirar y, con una extrema paciencia, responderme -Tan solo con el hecho de amarte a ti ya te vuelves mucho más tentadora que cualquier otra mujer y cualquier otro hombre ante mis ojos. Pero, antes de saber que lo que yo sentía era amor, había algo en ti que me llamaba la atención más que cualquier otra persona. -sonreí tímida, llevando mi cabello detrás de la oreja para después ver mis manos. Avergonzada por la pregunta boba.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now