Capitulo 16

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*POV Natalia

En cuestión de segundos salí corriendo detrás de ella, la silla en la que yo estaba sentada terminó en el suelo haciendo el mayor ruido, pero eso era lo de menos ahora. La sujeté del brazo cuando todavía estaba en la mitad de las escaleras, ella se volvió con todo encima de mi provocando un encuentro de nuestros cuerpos, rápidamente envolví mis brazos en torno a su cintura y dejándola cerca de mi. Nuestras respiraciones agitadas se mezclaban.

-¿Es verdad lo que dices? -susurré con mi rostro cerca al de ella.

Alba se limitó a asentir, antes de que ella bajara su rostro sujeté su mirada. Y aquel color miel de sus ojos me pasó una calma fuera de lo normal en el preciso segundo en el que mis ojos se enfocaron en los de ella.

-¿Porque?...-pregunté con mi voz fallándome un poco-...¿Porqué hiciste eso por mi? -completé, dejando nuestros rostros a milímetros de distancia.

-Porque tal vez me importas. Y tal vez yo no quería dejarte sola. -mientras ella hablaba su aliento acariciaba mi rostro dejándome tonta -Yo estoy completamente dispuesta a enfrentar esto contigo, eso si estás de acuerdo, claro. -noté que se le hacia difícil pronunciar las palabras, ellas salían lentas y tomadas con precaución.

Mi corazón me traiciono, dándome un latido erróneo. Puede sonar estúpido pero un nudo se formó en mi garganta, las palabras fueron profundas y verdaderas.

Pasé mi pulgar en su mejilla, haciendo un leve cariño sin perder la conexión con sus ojos.

-Gracias. -susurré.

-¿Por qué?

-Por decir las palabras correctas, cuando yo más necesito escucharlas. -respondí con la voz calmada, baja y con toda la ternura que conseguía ponerle.

Alba estaba avergonzada, la única de las mujeres que yo conozco que todavía se ruboriza cuando está avergonzada.

-Te ves tan linda cundo te pones roja. -elogié, pasando el dedo en su mejilla.

Ella murmuró un simple gracias y bajó su mirada al suelo.

-¿Es más interesante ver las hormigas caminar que verme a mi? -jugué, capturando nuevamente su mirada.

-Las hormigas no hacen de todo para ponerme roja.

-¿Ellas elogian tus ojos? -pregunté, viendo el choque pasar por aquel mar de miel por el cual quiero bucear, tipo, ya.

-Es claro que no.

-Que burras ellas, porque ellas son de una belleza rara.

Alba jadeó y yo casi sonreí con eso, pero conseguí contenerme.

-No necesitas llenarme de elogios sólo porque te ayudo cuando llegas sin tus sentidos básicos-

-Te lleno de elogios porque quiero, baby. -toqué su rostro, viéndola colorarse nuevamente -Ya te dije que te ves muy bonita cuando te pones roja, no?

-Ya dijiste algo así.

-Que bien. Entonces esto no va a ser un choque tan grande.

Al final de la frase, coloqué mis labios en los de ella sin más demora.

Como siempre una onda de sensaciones corrieron por mi cuerpo, no importa a cuantas personas haya besado antes, con Alba todo parece ser diferente, todo tiene otro sabor. Deslicé mi mano por la extremidad de su cuerpo hasta posarla en su cintura. Mis labios se movían lentamente, con ritmo. Sus manos luego se enredaron en mi cabello, dejándolos más despeinados que lo normal. Sentí las ganas de sonreír cuando ella rápidamente retribuyó el beso, pero eso es muy torpe.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now