Capitulo 82

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*POV Alba

-¿De verdad tienes que ir? -alcé la vista de las blusas que estaba terminando de doblar para ver la mirada ansiosa de Natalia.

-Sí, mi amor. -me volví a concentrar en la maleta. Comencé a hablar bajo y contar con los dedos lo que ya guardé y lo que todavía me hacía falta.

-Yo no creo que estés en condiciones de viajar, si quieres mi opinión. -se cruzó de brazos, recostándose en la puerta.

-Oh, que bien que no necesito opiniones sobre esto... -bromeé, solamente para escucharla quejarse como lo viene haciendo desde el día que decidí ir a comprar cosas para el cuarto del bebé con Elena a otra ciudad.

-Alba, sé sensata, estás en el cuarto mes de embarazo, el viaje es largo e innecesario. Hay millones de tiendas buenas por todo Miami. -negué con la cabeza, sin prestarle mucha atención a lo que me decía.

-Viste lo animada que estaba Elena... ella está loca por ir! Haz planes con Damion, él necesitará ayuda ya que se quedará con Jonas esta semana. -sonreí, cerrando la maleta. Me acerqué a ella, sonriendo, y apoyé las manos en sus hombros -No te enojes, amor. Yo no iría si no tuviera la certeza de que estoy bien y que nada nos va a pasar. -garanticé -Y... pss.. -solamente hasta ahora ella alzó la vista, mirándome -Yo también voy a extrañarte hasta morir.

Incliné la cabeza y acomodé mis labios sobre los de ella, dándole un largo beso, seguido de otros... hasta que sentí que derrumbaba las barreras que ella puso. Con un suspiro resignado, sentí sus manos cerrarse en mi cintura.

-Discúlpame. Es solo que... -respiró hondo -...no me gusta estar lejos de ti. Digo...de ustedes. -frunció el ceño. Sonreí, viéndola con una tierna mirada.

Nos quedamos juntas el resto del tiempo. Y a la hora de partir Natalia le dio 500 recomendaciones a una Elena impaciente.

*POV Natalia

-Pasa! -la voz de Damion salió de algún lugar de la casa -La puerta está abierta.

Empujé la puerta y espié dentro del apartamento, antes de cerrarla y buscarlo.

-Ah! Que gracioso, de cocinero... -me burlé, al verlo completamente estresado con las ollas.

-Tiaa. -me volví en el momento que Jonas venía corriendo desde el cuarto, lanzándose en mí.

-Hey, campeón. -sonreí, dándole un beso y levantándolo del suelo.

-Eso, Natalia, distráelo mientras termino este almuerzo... o algo parecido. -murmuró la última frase para él mismo, mientras fruncía el ceño a la comida que intentaba preparar. Abrí una de las ollas y observé dentro, contuve la risa antes de volverme e ir a buscar un teléfono a la sala.

-¿Quién quiere pizza?

-Excelente idea! -rápidamente Damion concordó -Tú mamá no puedo saber... -le avisó a Jonas, que ni siquiera le prestaba atención, entretenido con un carrito que sujetaba. Lo dejé en el suelo y desacomodé su cabello.

Miré alrededor, viendo el estado en el que se encontraba la sala. Era un caos. Habían juguetes por todos lados. Damion debió haber captado algo en mi expresión porque antes de decir cualquier cosa me interrumpió.

-¿Tú no ibas a pedir una pizza? -me lanzó una mueca, cuando me eché a reír al verlo juntar algunos muñecos del suelo.

-Elena se fue hace dos días y el apartamento prácticamente se fue abajo.

-No es fácil quedar a cargo de un niño. Cada quince minutos Jonas toma sus juguetes. Ya estoy agotado. -se dejó caer en el sofá.

-Después del almuerzo llevo a Jonas a dar una vuelta. Así tendrás tiempo para acomodar un poco todo esto y descansar un rato. -él asintió, agradecido.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now