Capitulo 85

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Indescriptible.

Esa es la palabra que mejor expresa la sensación de tener a mi hijo en los brazos por primera vez. ¿Cómo es posible que haya espacio en mi corazón para un amor tan fuerte y devastador? Cuando lo vi, aún cubierto de sangre y con el rostro cubierto de lagrimas, sentí que algo grandioso se rompió dentro de mí, fui golpeada por un temblor de felicidad tan intenso que me dejó atónita por algunos segundos, antes de caer en un llanto de emoción.

Mi pequeño Bruno.

Con sus deditos regordetes y su pequeña mano, tocó mi rostro, en un cariño no intencionado. Un cariño que me hizo temblar de alegría. Natalia estaba un poco distante, con los ojos cubiertos de lagrimas y el rostro húmedo. Recuerdo que la llamé con la mirada, necesitándola más cerca, necesitando compartir toda la felicidad con la única persona en el mundo que entiende exactamente lo que estoy sintiendo. Con temor de asustar a nuestro hijo, ella se detuvo un poco antes de llegar a la cama, me encontré con su mirada y no hizo falta decir alguna palabra para entender que ella estaba en el mismo estado que yo. Que ella sentía aquel amor sofocante, aquel amor extraño y puro. De alguna forma, el bebé ahora en mis brazos representaba toda nuestra historia. Era como si el amor que sentíamos la una por la otra se había convertido palpable y ahora respondía al nombre de Bruno Reche Lacunza. Un gran nombre para alguien tan pequeño.

Incapaz de hablar, extendí los brazos cuidadosamente en dirección a Natalia, que se asustó con la idea de sujetar a nuestro hijo, sin embargo, en ese momento, tenía la completa seguridad de que ella jamás sería capaz de lastimarlo, ni aunque se tuviera que partir en mil, ella no lo dejaría caer. Después de un tiempo aceptó, siendo auxiliada por la enfermera, que lo acomodó en sus brazos. Bruno se acurrucó en ella, descubriendo y conociendo el aroma de su madre, para entonces seguir en un sueño tranquilo. Ella aproximó su rostro al de él, rozando la nariz levemente en su frente, sintiendo el hermoso olor del bebé, dándole un beso. Eso fue suficiente para hacerme llorar una vez más.

Me pregunto cómo fuimos capaces de  tener un hijo tan hermoso. Qué hicimos para merecer una bendición tan grande... Aunque nunca reciba las respuestas a estas preguntas, agradeceré todos los días por tenerlo en mi vida. Y, seguramente, Natalia hará lo mismo.

*POV Natalia

Es chistosa la facilidad que tengo con las palabras, juego con ellas, las moldo de la mejor manera posible para darle vida a diferentes personajes, es fácil describir sentimientos que no coinciden con los míos, los libros están listos en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, si tuviera que escribir una línea sobre lo que sentí al ver a mi hijo, no podría, porque hay ciertas situaciones que ni las más bellas palabras son capaces de describir. Con los cabellos castaños y los ojos idénticos a los de Alba, el pequeño y adorable Bruno se ganó mi corazón en cuestión de segundos. Alba estaba en un estado de gracia, bastante atónita como para hacer o decir algo, además de tratar de memorizar cada pedacito de nuestro primogénito.

-Él es tan hermoso. -susurrando, al pie de la cama del hospital, Elena se mostraba extremadamente emocionada. Sobre la atenta mirada de Jonas, Bruno mamaba, ajeno a la cantidad de personas que estaban a su alrededor. Alba no desviaba la mirada de él, acariciando con total delicadeza su suave rostro. Y yo no quitaba la mirada de los dos, necesitando monitorearme para no pasar todo el tiempo ciega por las lagrimas. Nunca vi a Alba tan bonita. Ella relucia con Bruno en sus brazos, una escena que ningún pintor se resistiría a retratar -Tu primo, mi vida. -mi hermana se agachó, alzando a su hijo, que, cuando estuvo más alto, extendió su rostro, espiando con una típica curiosidad infantil.

-¿No va a despertar? -preguntó, en el auge de su curiosidad. Sonreí, agitando su cabello.

-Él aún es muy pequeño. -respondí -¿Quieres verlo más cerca? -él asintió, extendiéndome los brazos, lo alcé y me alojé al lado de Alba, quien luego nos volvió a ver y nos sonrió.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now