*POV Alba
-¿Qué tal un café, señorita Reche? -invitó Natalia, con una sonrisa que me hizo reír.
-Claro, señorita Lacunza. -respondí, sonriendo -El único problema es que creo que ni siquiera pan viejo hay en la casa.
-Justamente por eso estaba pensando en salir. Hay una panadería a algunas cuadras de aquí, en donde venden la más impresionante respostería del lugar.
-Entonces vamos. Solamente tengo que cambiarme. -ella recorrió su mirada por mi vestimenta y asintió. Me solté de sus brazos y me apuré en cambiarme, estando lista en un tiempo record de treinta minutos.
Me puse roja bajo la mirada arrebatadora de Natalia.
-¿Tan irresistible estoy? -bromeé, terminando de bajar. Ella se acercó, tocando levemente mi rostro.
-Me encantas. -sonrió, tierna. De cualquier forma opté por la simplicidad, una blusa blanca normal, jeans, converse y una pequeña coleta. Por eso me choca cuando Natalia hace ese tipo de comentarios -¿Sabías que siempre soñé con campesinas? -se burló, un segundo después. La empujé, riendo, mientras pasaba por ella y me encaminaba hasta la puerta -Alba, por Dios, no te muevas tanto. -gruñó, atrás, aumentando mi carcajada -O no vamos ni a la baranda de afuera. -pasó su brazo sobre el mío abriendo la puerta mientras olía mi cuello. Me ericé con el acto.
Ella entrelazó sus dedo a los míos mientras caminábamos por las calles prácticamente vacías de la ciudad. El sol nos golpeaba y el viento traía el olor a campo, dando una sensación única de libertad. Después de un tiempo relativamente corto llegamos frente a una casa simple con un letrero que decía "Café de la nana". Sonreí.
Entramos al pequeño lugar, con el delicioso aroma a pan fresco mezclado con algo que me recordaba los fines de semana que pasaba con mi abuela. Natalia se sentó en una de las pequeñas mesas, haciéndome acompañarla.
-Oh, no lo puedo creer, mi niña! -una simpática señora de unos setenta años y con el cabello naturalmente blanco exclamó sorprendida al ver a Natalia, quién rápidamente se levantó para abrazarla.
-Hola, nana. -dijo con un cariño eminente en la voz que me llenó de ternura.
-¿Quién es esta hermosa chica, hija? -sonrió, viéndome. Me levanté, saludándola y siendo recibida por un caluroso abrazo.
-Soy Alba, mucho gusto.
-Solo mírate, que linda. -tocó mi rostro, mientras sonreía -Oh, Natalia, tienes una amiga hermosa -sonrió. Ella se rió de mi expresión avergonzada -José, prepara un muy buen café para estas dos jóvenes. -ordenó, mientras desaparecía entre dos puertas.
-Desde que Elena compró la casa aquí siempre venimos a tomar café de la nana, es como una tradición. -explicó, notando mi curiosa mirada -Ella nos trata como si realmente fuéramos de la familia.
El cariño con el que ella habló de la señora me hizo sentir que la amaba aun más.
-¿Y tu hermana? Dile que no le volveré a mandar panecillos si no viene a visitarme. -comentó nana, mientras dejaba las tazas de café en la mesa.
-Está embarazada, nana. -le contó. La señora dejó lo que hacía y dejó escapar una sonrisa que hasta opacó la luz del sol.
-No me digas. -dijo sorprendida -Oh, que maravilla! -llevó las manos a su rostro -Un niño era lo que le faltaba a este lugar. -sonrió.
-Llámala, te garantizo que le encantará escucharte. -la señora rápidamente acató la sugerencia y mientras nos deleitábamos con el mejor café de nuestras vidas ella hablaba emocionada con Elena.
ESTÁS LEYENDO
The Exchange (ALBALIA)
FanfictionEsta novela no es mía... pero es muy buena. Tratare de adaptarla lo mejor posible.