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-Creo que esa señorita Anastasia es un poco dramática. -Comenta la jóven rubia al señor Bastor-, ¿Desde hace cuanto tiene usted la desdicha de conocerla?

-Dos semanas. -Contesta Henry secamente, y se retira dejando a aquella jóven a solas.

Allí mismo en la mansión, William se hallaba en el luminoso jardín tomando algo de aire fresco.

Luego, se acerca, muy repentinamente, Lilia Rotsenburg a él.

-¡Hola! ¿Estás bien? Te noto un tanto solitario y gruñón.

-¿Qué tanto haces con Chester Black? -Pregunta este con mal tono.

-Nada, sólo charlabamos amigablemente.

-Pues, a mi parecer se encontraban en un excesivo estado de confianza. ¿Qué tanto te ha gustado ese hombre?

-¡Oh, primo! -Exclama Lilia Rotsenburg riendo levemente-, ¿Estás celoso otra vez?

-No, por supuesto que no. -Contesta este con tono de orgullo.

-Pues a mí me parece que lo estás. -Dice ella hablando con tono seductor-, No te preocupes, yo soy totalmente tuya.

William abre los ojos cuál platos al oír aquellas palabras, y segundos después, Lilia sólo se retira.

Sólo bastó unos cuántos minutos para que Samuel se volviera a buscar a su primo y confidente, así que los dos hombres permanecieron un rato adentro fumando un poco y conversando.

Lilia Rotsenburg bailó unas dos piezas con Chester Phillips Black, mientras que Bernard se encontraba un tanto ansioso buscando con la mirada a Anastasia, pero no la hallaba.

-Chester parece estar sorprendentemente interesado en Lilia, ¿Verdad? -Comenta Samuel-, En ese caso, le podría dar mi permiso para estar con ella, pues es él un muy buen amigo mío y sé que no le haría daño.

-¡Bah! Qué bobadas dices, Sam. -Exclama William con enojo, contemplando a su prima mientras bailaba con el dueño de la mansión.

Lilia lo mira de forma muy seductora y fija, así que William prefiere desviar un poco la mirada para no sentirse altamente fulminado.

En el mismo salón, Bernard Black se disponía a acercarse a Henry para preguntarle por Anastasia Blair.

-Se ha ido. -Contesta el señor Bastor muy fríamente.

-¿Y por qué? A esta velada le falta aún mucho por culminar. -Señala Bernard.

-Dijo que estaba cansada, prefería ir un rato al hotel donde nos estamos hospedando, dice que me esperaría amorosamente para tener una noche a solas. -Le explica Henry, sonriendo con soberbia.

-¡Qué ridiculeces dices! -Exclama Bernard-, Es evidente que la espantaste. ¿Aún no sabe la señorita Blair que usted posee un claro don para convivir en múltiples relaciones sexuales? ¿Sabe ella que es usted un completo Don Juan? ¿Sabe ella que usted es promiscuo en exceso?

Henry se enoja inmediatamente, sus mejillas se encienden y acto seguido, sin importar la presencia de las otras personas, golpea en la cara al hombre frente a él.

Todos los presentes permanecen callados observando semejante escena.

Chester Phillips Black abre los ojos cuál platos, se encuentra completamente apenado, así que sólo se acerca a Henry, y con tono de enojo le dice:

-Vete de aquí.

William y Samuel miran a Henry con cierta extrañeza por lo recién ocurrido, pero él solamente se retira.

-Bueno, preciados invitados, les agradecería infinitamente ignorar el hecho que acaba de suceder. -Les pide Chester a todos, en voz lo suficientemente alta para ser escuchada en todo el salón, pero, naturalmente, los presentes que se hallaban en otras partes de la mansión no pudieron percibir tal escena.

Segundos después, Chester se acerca a su hermano, que se encontraba en un rincón, en completo estado silencioso, y le pregunta:

-Bernard, ¿Qué pudiste haber hecho para incentivar el intenso estado de furia de parte de Henry?

-¿Qué? ¡Él está demente! Fue quién me golpeó el rostro, yo no hice más que destacarle ciertos aspectos no muy positivos de su personalidad. -Se excusa Bernard.

-Henry Bastor sufre algunos ataques, no muy graves, de ira. -Confiesa Chester-, Hay que saber cómo comportarse con él y, no tirarle verdades como tomates en la cara.

-O, quizás tú deberías aprender mejor a cómo controlar a tus empleados, que se perciben fácilmente como animales de circo. -Al decir esto con voz ciertamente grave, Bernard sale del salón.

Minutos después los invitados fueron llamados para la deliciosa cena.

Habían tres mesas enormes y rectangulares de vidrio, y sobre ellas, una enorme cantidad de platos refinados y variados.

Habían verduras, fruta fresca, vino, ensalada, brócoli, papas, carne asada, pollo al horno, y unos cuantos platillos más, incluyendo algunas nueces.

-Adoro las nueces, por ello es que hay una considerable cantidad de ellas en la mesa. -Murmura Chester.

-Todo está sumamente fresco y divino. -Comenta Agatha Christie, quién se encontraba en la misma mesa que Chester, Samuel Rotsenburg, Lilia y William.

El Caso Blair Where stories live. Discover now