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Sin esperar más, ahora William se encontraba junto a Pedro y Lilia en la casa Blair, en medio de una escena del crimen

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Sin esperar más, ahora William se encontraba junto a Pedro y Lilia en la casa Blair, en medio de una escena del crimen.

Lilia había querido acompañarlos, sin embargo esperaba fuera de la casa.

Habían oficiales y gente al rededor.

La primera persona a quien ve William es a Charlie Blair, y casi al momento le pregunta:

—¿Su hermana ha sido asesinada?

El detective estaba esperando una respuesta afirmativa, estaba casi seguro de que la recibiría.

—No. —Responde Charlie muy serio—, Emily fue asesinada hace poco más de media hora.

Ahora William camina velozmente junto a su cuñado hacia la escena del crimen.

Los oficiales los dejan pasar a penas ven la cara del conocido William Pennington. La escena era en el patio trasero, muy cerca al porche.

—¿Qué sucedió? —Pregunta William de inmediato.

—La golpearon tres veces con un objeto pesado y largo en la cabeza. —Le responde un oficial.

—Probablemente un palo. —Sugiere Pedro inexperto.

—No, fue un bate. —Asegura el detective—, He trabajado con varias víctimas de bates de béisbol y siempre deja la misma marca en la cabeza.

—Interesante. —Murmura el jóven Pedro Smith.

—¿Intentó defenderse? —Pregunta William.

—Al parecer la tomaron por sorpresa, desde atrás. —Contesta el médico forense acercándose a la escena—, El primer golpe la hace caer al suelo y aún puede estar un poco conciente, y ya los otros dos golpes, según la profundidad de la herida, la matan al instante. Sufre, por supuesto, pero el dolor es fugaz. Sólo quisieron matarla apresuradamente, pero usar un arma es demasiado ruidoso cuando se trata de estos ambientes cálidos y sosegados.

Por otra parte, en la entrada de la casa, se encontraba Lilia Rotsenburg apreciando el ambiente.

Repentinamente nota que alguien perturba su estado de quietud.

Es Anastasia Blair, quién acaba de llegar a su casa.

—¡No puedo creer lo que sucedido aquí! —Exclama Anastasia caminando hacia la entrada, estaba aparentemente sola.

—¿Me atrevo a decirle algo, señorita Blair? Me parece que es mucha casualidad que falleciera su hermana, y ahora otra mujer. ¿Usted no tendría iniciativa alguna para efectuar dichos actos? —Le pregunta Lilia—, No la conozco, pero, por su salvaje apariencia yo creería que es usted capaz de cualquier acción, de cualquiera atroz en realidad.

—¿Me está acusando? —Le pregunta Anastasia inquieta—, Emily no era sólo una empleada en mi casa, era mi amiga. ¡Yo jamás le haría daño! ¡Recién me he enterado de lo sucedido! Me han llamado al teléfono del trabajo para comunicarme la desgarradora e inesperada noticia.

—¡Oh! ¡Entonces tiene usted una cuartada perfecta! —Exclama Lilia riendo con tono burlón—, Qué desgracia.

—Usted es tan engreída que no entiendo aún porque le hablo, o por qué le contesto a sus ofensas si quiera. —Manifiesta Anastasia.

—Todo lo contrario, no debería yo de dirigirle la palabra a una jóven como usted. —Comenta Lilia, acto seguido se aleja de la puerta.

Anastasia la mira con desdén y luego entra a su casa.

Entre tantos oficiales Anastasia logra ver a su hermano Charlie y ambos se abrazan.

En eso se acerca el detective y les dice:
—Qué bueno verles a ambos, permítanme comentar que ha sido muy sorprende esto que ha pasado, nadie lo hubiera esperado.

—Sí, es horrible. —Anastasia comienza a sollozar y su hermano la abraza.

—¿Dónde estaban ustedes dos cuando esta desafortunado hecho ocurrió? —Les pregunta William.

—Yo en mi trabajo, en el banco. —Contesta Charlie.

—Yo también estaba en mi trabajo, en el restaurante Freshfood, soy empleada allí. —Explica Anastasia.

—Lamento mucho lo de Emily, era una buena persona. Hablé con ella justo esta tarde. Y... —William hace una pausa, no termina de hablar aún.

—¿Qué sucede? —Le pregunta Charlie.

—Creo que... A Emily la han asesinado porque sabía algo muy importante sobre el homicidio de Christina Blair, de hecho, tal vez sabía quién fue. —Sugiere William—, Es cuestión de que investigue un poco para descubrirlo, pero las pistas apuntan a eso.

—¿Pistas? —Pregunta Henry Bastor llegando—, ¡Qué lenguaje tan gracioso y particular emplean los detectives! Lo curioso es que siempre pretenden ser superiores en inteligencia y en cualquier aspecto social a todo el mundo.

—Señor Bastor, me alegra verle.  —Lo saluda William, sonriendo con desinterés.

—¡Henry! ¡Qué bueno que has venido! —Exclama Anastasia abrazando a este otro.

Henry la besa en los labios y en la frente, William mira todo detenidamente, y luego le pregunta al señor Bastor:

—¿Sabe usted lo que le ocurrió a Emily Rutt?

—No, desde luego que no sé. Sólo sé que fue asesinada de forma indigna y desalmada. —Contesta este con tono de víctima.

—¿Dónde estaba usted cuando eso ocurrió? ¿Dónde estaba usted hace poco más de una hora? —Le pregunta nuevamente William.

—Detective Pennington, he de confesar que me desagrada su tono de preguntarle al señor Bastor estas cosas. —Le dice Anastasia— Henry no ha hecho nada, él es el mejor hombre del mundo, ¿Que no lo ha notado?

William ignora las palabras de Anastasia y vuelve a ver al señor Bastor, esperando ansiosamente una respuesta.

—Estaba... En... —Henry se pone ahora muy nervioso, titubea—, Estaba con un amigo.

—¿Qué amigo? —William frunce el ceño.

—No tengo por qué decirle nombre alguno. Vámonos, Ana, tomemos algo de aire afuera. —Al decir esto, se lleva a Anastasia del brazo, y ambos se alejan.

Ahora Charlie Blair sólo mira al detective, y luego al rededor, a los demás oficiales.

—Señor Blair, ¿Podría preguntar si conoce Henry Bastor a los tres hijos de Christina? —Habla el detective.

—¡Oh! Sí, claro. Él conoció a Christina un día antes de fallecer, y a los niños los conoció desde antes. —Explica Charlie—, Ana está encantada con Henry, cree que es perfecto. Y entre tantas invitaciones a tomar el té aquí en casa, conoció a los tres pequeños.

—De acuerdo, gracias. —Al decir esto, William se aleja.

El Caso Blair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora