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"Grandes descubrimientos se ejecutan debido a la presencia de pequeños detalles."

—¿Qué? ¡Anastasia Blair! ¡Estás diciendo tonterías como siempre! —Le dice Henry—, ¿Cómo puedes atreverte a incriminar de un asesinato a tu propio sobrino? Es sólo un niño.

—Señor Bastor, agradecería que se calme un poco y disminuya su temperamento. —Le pide William—, A mí no me parece inverosímil, ¿Sabe usted? Creo que Rubius Corner tiene la edad suficiente para contribuir en un asesinato. Pero, la pregunta es... ¿Por qué desearía él colaborar para la muerte de su propia madre? ¿Qué beneficio le traería a su persona?

—Rubius me dijo que él no quería a su madre, que lo único que deseaba era que él y sus hermanos se fueran con su padre. —Explica Anastasia—, Él adora a su padre, es su mayor ejemplo y su mayor admiración. Detestaba a Christina porque pensaba que ella lo quería alejar de Jackson, y es cierto; mi hermana no quería que sus hijos vieran a su padre nunca más.

—¿Alguna vez les manifestó Christina a sus hijos, abiertamente, que los quería lejos de su padre? —Le pregunta William.

—Sí. —Asiente Anastasia—, Muchas veces se los dijo.

—¡Qué horror! —Exclama Joanna—, Disculpen, pero vine sólo unos minutos, creo que tengo que irme.

—No, por favor, permanezca aquí un poco más. —Le pide el detective—, Y permítanme dejarles un momento, voy en busca de algo.

Henry, Joanna, Pedro y Anastasia se quedan allí parados, mirándose las caras.

Entonces, el detective William camina despacio al rededor de todo el campo donde se encontraba la funeraria, camina y camina. Habían hermosas flores, rosas y amarillas al rededor, era un día hermoso, tal vez demasiado hermoso e inadecuado para velar a un fallecido.

William piensa en Joanna Simnet, piensa en que hay un pequeño dato salteado del que no se ha percatado. Pero, William también piensa en las palabras de Anastasia Blair y en la frialdad de Henry Bastor; ¡Nada le sorprendía a aquél sujeto! ¡Nunca se entristecía ni se alegraba lo suficiente como para parecer un tipo normal!

Sí, Henry Bastor sí que era extraño. Sus comentarios, sus perspectivas, sus opiniones e ideales, o eso pensaba William. 

Al caminar un poco más y seguir viendo al rededor en busca de lo que tanto William deseaba ver, entonces se encontró con un auto.

Un auto que desde luego había visto antes.

Entonces, William se acerca al auto, toca la ventanilla, y le pregunta a la persona dentro:

—¿Me permite sentarme con usted a charlar?

Le quitan el seguro a la puerta y William abre y toma asiento junto a aquél hombre.

—Es un día bastante cálido y bonito, ¿No es así? —Le pregunta William—, Perfecto para estar con una linda mujer y pasar un día estupendo. ¡Lástima que haya un funeral justo allá fuera!

—No sé de qué me está hablando, detective Pennington. —Le dice el hombre, mirando hacia adelante, muy serio.

—Señor Jackson Corner, ¿Puedo decirle qué es lo que pienso? —Le pregunta el detective.

—Disculpe si le ofende, pero no me interesa mucho lo que usted piensa. —Le aclara Jackson.

—Eso es porque sabe que he descubierto su pequeño secreto. —Le informa William—, Usted y Joanna Simnet son amantes, y a mi parecer, no desde hace mucho.

Jackson Corner se pone ahora muy nervioso.

—Me imagino que... —William piensa unos segundos, y luego continúa—, Joanna fue un claro incentivo para dejar a Christina Blair, cuando no la había dejado en más de doce años de matrimonio. Es más, apostaría a que fue Joanna quien le persuadió a usted para dejar a Christina, convenciendolo de que ella era una mujer de lo más adicta e inestable; ¿O me equivoco?

—Es cierto. Todo lo que usted ha dicho es cierto. —Reconoce el señor Corner—, Pero dígame, ¿Cómo ha descubierto usted mi relación privada e íntima con Joanna?

—Pues, grandes descubrimientos se ejecutan debido a la presencia de pequeños detalles. —Dice William—, Ella hablaba muy bien sobre usted desde el inicio, y no es algo muy esperado a suceder puesto que usted la dejó a ella para irse con Christina, y más bien debería Joanna tener rencor hacia usted. Y, también lo supuse cuando dijo que ya debía irse, entonces me pareció lógico que usted la había traído hasta aquí, para luego retirarse juntos.

—Bien. Ya ha irrumpido usted en mi vida personal y sentimental, pero, ¿En qué le ayuda eso para llevar a cabo la resolución del caso Blair? —Pregunta Jackson sin pelos en la lengua.

—Pues... El hecho de que ustedes dos sean un par de amantes enamorados, y, tomando en cuenta las circunstancias y el asesinato principal, eso les vuelve más sospechosos a ambos. —Dice William—, Es por ello que luego de la muerte de Christina ustedes no hicieron aún su relación abiertamente oficial, porque temían ser mirados por los presentes como unos sospechosos comunes.

—¿Entonces usted cree que Joanna y yo asesinamos a Christina para quedarnos con los niños y ser una familia feliz y contenta? —Le pregunta el señor Corner—, Pues, si supiera... A Joanna ni siquiera le gustan los niños, y menos mis hijos que tanto le recuerdan a Christina.

—Señor Corner, creo que usted y Joanna son sospechosos, pero es muy común y predecible. En estos casos, el sospechoso más común generalmente no es el asesino. ¡Y eso es lo que vuelve tan genial las novelas detectivescas!

—¿Entonces qué propone usted? —Pregunta Jackson.

—Necesito de su ayuda, usted puede ser una pieza clave para descubrir el misterio que encarna el caso Blair. —Le confiesa William—, Con su ayuda, puedo yo descubrir quién es el asesino, y no sería muy difícil.

El Caso Blair Where stories live. Discover now