69.

8 2 1
                                    

~~~

Cuando la noche había llegado, el señor Thomas Pennington toma asiento en la mesa para cenar con sus dos sobrinos, sus dos hijos y su esposa.

-Hoy estuve responsabilizandome de ciertos asuntos de trabajo, disculpen por no estar presente temprano. -Informa Samuel.

-Descuida, no ocurrió nada interesante. -Le dice Claudia.

-Bueno, yo sí tengo algo interesante qué anunciarles. -Habla Thomas Pennington-, En tres días se ejecutará una extraordinaria y lujosa velada en la casa de verano de Chester Black, es una mansión bastante acorde para la reunión. Invitará a muchas personas de cierto prestigio y de alta sociedad, esto para la celebración de nuestro nuevo negocio juntos.

-Bien, suena bastante agradable y divertido. -Comenta Claudia.

-Bueno, naturalmente, Chester nos ha invitado a todos a la velada. Así que, Lilia, Claudia, preparen sus mejores vestidos para esa noche. ¡Será fenomenal! -Expresa Thomas.

-Yo no podré ir. -Afirma William-, Estoy trabajando en un caso que ya me ha tomado bastante resolver, no tengo tiempo para fiestas.

Thomas ríe y le dice:
-Tú irás hijo, claro que irás. Alquila cualquier traje, el azul te luce bien.

-Yo digo que te ves demasiado guapo en azul, William. -Le dice Lilia, mirándolo fijamente.

William la mira, pero no responde nada.

-Bien, yo sí quisiera ir, me alegraría una velada en estos días. -Comenta ahora Samuel, con una sonrisa espontánea—, Contribuye a mitigar el agobio y fomentar el autoestima.

Luego comenzó a llover, llovía, llovía y llovía. Y el agua no cesaba, y el frío tampoco.

Después de una hora de lectura, Lilia se pone una pijama y luego se recuesta en la cama, pero nota que hay tres goteras que caen justo en su frente, esto no le permite conciliar el sueño, por supuesto.

Le sorprendía que hubieran goteras, pero seguramente nadie se había percatado antes debido al desuso de dicha habitación.

Ya era media noche, así que Lilia sale de su habitación, muy despacio, y toca a la puerta de su primo, esperaba que este aún siguiera despierto.

A William muchos pensamientos no le permiten dormir rápidamente, así que al escuchar la puerta, va y abre.

—¿Qué sucede? —Le pregunta a Lilia, bastante sorprendido de verla allí.

—Hay goteras en mi habitación, desgraciadamente no lo había notado antes. —Dice la jóven.

—¿Qué? ¿En serio? Permíteme ver

Al entrar a la habitación de Lilia, la cuestión sobre las goteras fue confirmada.

—Creo que tendrás que dormir boca abajo, aunque esté muy mojado no creo que te perturbe una vez que duermas. —Le sugiere William. 

—No, no estaré cómoda.

—¿Entonces qué propones? —Pregunta William.

Los dos caminan a su habitación, y Lilia se acuesta en la cama.

—No, no puedes dormir conmigo. —Le dice William, riendo.

—¿Por qué no? ¿Cuál es el problema? —Pregunta la chica—, Yo no me muevo cuando duermo, no te molestaré.

—Es que... —William piensa unos segundos, y luego continúa—, Sería muy inadecuado. ¿Qué tal si vas a dormir con Claudia, sólo por esta noche?

—Claudia ya está dormida, y no quisiera estorbarle. —Dice Lilia—, Por favor, por favor.

—No me parece bien, si quieres yo duermo en tu habitación de huésped y tú te quedas aquí. —Propone ahora William.

—No, no me agrada. Quiero que estés cómodo, esta es tu casa.

Y después de algunas insistencias más, William finalmente acepta. Ambos se acuestan, y empiezan a hablar:

—¿Crees que puedas resolver el caso Blair?

—Lilia, no quisiera sonar presuntuoso, pero todos los casos que me han pedido, los he logrado descubrir. Siempre hallo dónde se encuentra la víctima, siempre hallo al asesino, y siempre descubro lo que sucedió en alguna escena. Este caso no tendría por qué ser diferente, ¿O sí?

—Will, ¿Por qué no me cuentas a cerca de tu último caso? Siempre he querido saber qué sucedió.

William suspira y no contesta nada.

—Algo severo tuvo que haber ocurrido para hacerte abandonar tu trabajo por casi tres años. Primo querido, quisiera que me tuvieras la confianza suficiente para contarme eso.

—Lo siento. No se trata de confianza, es sólo que no me agrada hablar de ese tema. Me gustaría que me comprendieras eso, pero no es posible, porque no sabes si quiera a lo que se refiere.

Minutos después, Lilia abraza a William y apoya su cabeza en su pecho.

—Me gusta estar contigo, Will. Con los demás no me siento tan cómoda. —Murmura Lilia.

Luego ella voltea la cara y lo mira fijamente, él también la mira, y ambos se quedan en silencio unos segundos.

Hasta que, sin esperar nada más, William la besa en los labios, ella por supuesto corresponde el beso.

Y ambos se corresponden.

El Caso Blair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora