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Lilia no contesta nada, sólo tapa su rostro con la almohada.

Samuel suspira con agobio, y se va.

~~~

—Detective Pennington. —Llama Anastasia al mismo—, ¿Usted cree que mi hermano asesinó a Emily Rutt?

William piensa unos segundos, mira a Pedro y a Henry Bastor desde lejos, y entonces contesta:

—No, Anastasia Blair. No lo creo.

—¿Por qué ha aparecido entonces el arma homicida justo en su habitación? —Pregunta la mujer.

—Es probable que alguien esté intentando incriminarlo. —Sugiere William—, Es que no le veo sentido alguno que Charlie Blair vaya a mi estudio, suplicando mi ayuda para investigar este caso, y, al final, poner en riesgo su propia libertad si es que él es el responsable.

—Es muy extraño. —Murmura Anastasia.

—¿Sabe qué es extraño? —Pregunta William—, Que usted, que es la hermana de la mujer que asesinaron hace poco, esté manteniendo en secreto información sobre el caso o incluso sobre el actor del hecho.

—Le dije que no vuelva a presionarme, no deseo contar nada. Quizás lo que sé en realidad es una gota del océano. —Comenta Anastasia.

—O quizás, es la última gota que se necesita para completar ese océano. —William hace una pausa más o menos larga—, Dígame, ¿Usted sabe quién ha hecho esto? ¿Lo sabe?

—¡¿Quiere acaso usted que yo vuelva a besarlo?! —Pregunta Anastasia algo alterada.

—Sí. Hágalo, y luego conteste a mis preguntas. —Dice William.

—No, no diré nada. —Al decir esto, Anastasia se voltea para buscar a Henry.

William la detiene, diciéndole lo siguiente:

—¿Desea acaso usted que yo piense lo más obvio? ¿Quiere que yo piense que es usted la autora de estos atroces hechos? ¿Acaso es usted la asesina?

—Usted puede pensar lo que desee, detective. —Al decir esto, Anastasia se va en busca de Henry Bastor.

Henry conversaba con Pedro Smith, y al ver a Anastasia, le pregunta:

—¿Te sucede algo? ¿Estás bien?

—Vámonos de aquí, quiero irme. —Le pide Anastasia.

Ambos se largan.

Luego, Pedro busca a su cuñado, y le dice:

—Se han ido, ambos. A pesar de que Charlie sigue allí dentro.

—Lo mantendrán como sospechoso un poco más, hasta buscar que confiese. No hay nada que podamos hacer. —Dice William fríamente.

—¿Y si nunca confiesa? —Pregunta Pedro—, ¿Y si él no lo hizo?

William se acerca más a él, y le dice:

—Oye bien esto, Pedro. Charlie Blair no es el asesino, él no ha matado ni a Emily Rutt ni a su hermana Christina. Alguien intenta incriminarlo. Y, no quiero desconfiar de Anastasia Blair, pero, me temo que estoy comenzando a hacerlo; con todo esto que está sucediendo, y ella reteniendo información, es inevitable que no la crea una sospecha clave.

—Tú dijiste que ella no era capaz de asesinar a nadie, dijiste que no podías desconfiar de ella. —Le recuerda Pedro.

—Lo sé. Sé lo que dije. Pero, cuando las cosas cambian, los pensamientos también.

Al instante, alguien llega con algo de prisa a la comisaría.

Se trataba de una simpática mujer, la conocida Joanna Simnet.

—¿Qué hace usted aquí? —Le pregunta William.

—¿Anastasia dónde está? —Pregunta Joanna.

—Se ha ido con Henry Bastor. —Le responde el detective—, ¿A qué se debe su estado de notoria alteración, señorita Simnet?

—Hay cosas que Anastasia Blair no les ha contado, y yo sé algunas de esas cosas. —Manifiesta Joanna.

William y Pedro abren los ojos cuál platos.

Los tres se reúnen en seguida en un café cercano, y Joanna comienza a hablar:

—Christina tenía un amante. Ella se acostaba con un hombre.

—Lo sabemos, era Albert Robson. —Le contesta William desinteresadamente.

—No, no. Era otro hombre. Christina estaba enamorada de él. Solían verse muchas tardes en un bar. —Explica Joanna—, Follaban, charlaban, bebían, y luego ambos manifestaban sus profundos deseos de estar juntos.

—¿Cómo sabe usted eso? —Le pregunta Pedro, frunciendo el ceño.

—Christina se lo contó a Anastasia, y Ana me lo contó a mí. —Dice Joanna—, Pero, Christina nunca reveló el nombre de aquél hombre. Sólo sabemos que se gustaban mucho mutuamente, y que él deseaba hacerlo formal pronto.

William piensa unos segundos más, y luego dice:

—En el 80% de estos casos, el amante, pareja o esposo es el autor del crimen contra la víctima, y aún no entiendo por qué el amor casi siempre termina en guerra. Pero, me parece peculiar que ese extraño amante de Christina no haya revelado su verdadero papel aún; debe existir una buena razón de por qué no lo ha hecho.

El Caso Blair Where stories live. Discover now