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-Bueno. Eso era todo lo que quería decirle, volvamos con los demás. -Sugiere Anastasia.

-Espera. -William la detiene-, Han pasado muchas cosas tristes y duras, eso lo sabemos. Mi hermana y mi cuñado y buen amigo están ahora en prisión, y se merecen estar allí, eso es lo peor. Emily Rutt, quién era una buena persona, ahora está muerta, injustamente, y también Christina Blair. Pero... Creo que entre tantos desgarradores asuntos, aún puede haber lugar para algo bueno.

-¿A qué se refiere usted? -Le pregunta esta.

Luego, alguien toca a la puerta, Lilia pasa entonces y les dice:

-Charlie comenta que ya deben irse, es tarde.

Anastasia entonces se despide del detective y sale del salón, en pocos minutos ya se había retirado con su hermano.

-William, ¿Vienes a cenar con nosotros? -Le pregunta Lilia.

-No, gracias. -Le niega William, quién sube en seguida a su habitación.

Lilia notaba que su primo estaba actuando un tanto indiferente, y no sólo hacia ella, sino hacia todos.

A la mañana siguiente, William recibe una invitación especial para una feria de lecturas, así que tenía pensado ir por la tarde.

Aún diversos periódicos de la zona narraban el caso Blair y su resolución, el nombre del detective William Pennington estaba ahora siendo más conocido que nunca. Muchos periódicos, revistas y prensas deseaban hacer entrevistas al detective, pero, por alguna razón, este ya se había negado a la mayoría.

William se había contactado con Anastasia Blair para pedirle una pequeña reunión en un café, pronto ambos se encontraron, y poco después se dió paso a cierta conversación.

-¿Puedo preguntar algo? Hasta ahora aún tengo curiosidad respecto a su penúltimo caso, el que le hizo abandonar su carrera por tanto tiempo. ¿Qué fue lo que sucedió? -Le pregunta Anastasia.

-Ya no voy a negarme a hablar más al respecto, o eso significaría que aún me cuesta trabajo superarlo. -Dice el detective-, En Conventry, una ciudad en el centro de Gran Bretaña, una mujer, cuyo nombre no mencionaré, me pidió investigar la desaparición de su bebé de seis meses. Lo curioso del hecho era que, habían muchos bebés desaparecidos en la misma zona; y nadie comprendía a qué se debía... Yo tomé entonces lugar en el caso. Ocurrieron muchos asuntos extraños, habían pistas que involucraban a ciertas personas, y luego otras que sólo se contradecían entre sí. El responsable del hecho se encargaba de intentar confundirme, de volver sospechoso a personas inocentes. Pero, poco tiempo después, a través de ciertas evidencias, comentarios, pruebas y sospechas, logré llegar a la resolución.

-¿Cuál fue? ¿Qué sucedía con los bebés desaparecidos? -Anastasia frunce el ceño.

-La misma mujer que me contrató, les tenía secuestrados. Todos eran bebés entre cinco y nueve meses. Les ahogaba en un lago cercano, a todos. Los enterraba en la orilla, y los dejaba pudrir allí. -Explica William.

-¡¿Por qué hacía ella eso?! -Pregunta Anastasia, frunciendo el ceño.

-Porque su bebé había sido secuestrado y asesinado tiempo atrás, y sólo descobraba su ira de dicha forma. Pensaba que, si ella había sufrido tanto, otras madres también deberían de pasar lo mismo.

-Pero no entiendo, dijiste que te llamó por la desaparición de su bebé, ¿Entonces qué pasaba?

-El bebé actual que había perdido era su segundo hijo, la expresión de su ira la manifestaba cruelmente por la pérdida del primero. Pero, descubrí que su segundo bebé en realidad no estaba desaparecido, ella sólo lo había dejado a cuidado de un pariente lejano. Fue así cómo me dí cuenta que era ella la culpable de todo, entonces la fuí a buscar en una zona que nadie más conocía, la vieja cabaña de su padre. Y al entrar, hallé a varios bebés asfixiados, y ella misma lo estaba haciendo justo cuando yo entré.

-Lo lamento mucho, es muy traumático presenciar algo así. -Dice Anastasia.

-Lo sé. Pero si hubiese sido una mujer común y corriente no hubiese sido gran golpe.

-¿Quién era la mujer?

-Mi esposa. -Murmura William.

-¡Dios mío! ¿O sea que los dos bebés eran tuyos?

-No, el primero pertenecía a un novio antiguo, y el segundo era de alguien más, un amante, en realidad. Sí, ella era muy inestable.

-¿Ahora dónde está ella?

-Tiene casi tres años en prisión, y no saldrá hasta unos veinte años más.

-En serio me duele oír eso. Perdón por preguntarte al respecto.

-No, no te disculpes. En realidad me siento muy tranquilo al contarte cosas a tí, me inspiras confianza. -Le dice William.

Anastasia sonríe, le mira fijamente y le dice:
-Creo que este es el mismo café donde nos encontramos con Charlie y Pedro, ¿Recuerdas? Yo estaba en un total estado nervioso, esto debido a Rubius, y tú tomaste mis manos y me cálmate.

-Lo recuerdo. -Murmura William-, Gracias por su ayuda, Anastasia Blair.

-¿En qué ayudé?

-Me ayudó usted a superar mucho, ese último caso relacionado a mi esposa, y este caso relacionado a mi madre y a mi cuñado. Y todo lo hizo usted no deliberadamente, sólo con su presencia me hacía sentir mejor.

-Dice usted cosas muy tiernas, pero no olvide sus sentimientos por su prima.

-No sé de qué me está hablando, ahora sólo puedo pensar en usted, y en nadie más. -Murmura William, quién acto seguido se inclina y besa a Anastasia en los labios.

Ella corresponde, y algunos personas voltean a mirar.

William había notado algo extraño respecto a sus sentimientos... Sólo pensaba en Lilia cuando la tenía en frente, pero en Anastasia pensaba todo el día así no la tuviera cerca. Algo podría significar, probablemente sí.

El Caso Blair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora