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-Bueno. -Habla Bernard-, Debido a que gracias a usted se descubrió lo de la identificación del cadáver de Harper, me parece adecuada su asistencia a la velada que se efectuará aquí mañana, su presencia será bien recibida.

-Gracias, señor Bernard. -Le dice William-, Deseo asistir mañana.

A la mañana siguiente, Chester Phillips Black se había encargado de los preparativos y las decoraciones para la gran reunión, mientras que el señor Thomas Pennington sólo aportaría su presencia.

La reunión la efectuaba el señor Black con el presunto motivo de celebración por su nueva serie de negocios con el señor Pennington, pero, en realidad, la mayoría de los invitados sabían a qué se debía realmente la velada, había un motivo más grande e importante detrás.

Al inicio del día, Bernard le ayudaba a Chester con la organización de algunos detalles.

-Me parece que las flores deberías ser blancas y azules. -Sugiere Bernard.

-¡Detestable! -Exclama Chester-, Mejor rosas rojas para animar a un ambiente más romántico, ¡Recuerda mi propósito, hermano!

Cuando la noche había llegado, Bernard recibía a los invitados mientras su hermano, ciertamente nervioso, acomodaba su corbata en su habitación.

Entre los primeros invitados estuvo Henry Bastor, con su típica sonrisa hipócrita, su ánimo elegante y su gran don amistoso. Por supuesto que, debido a acontecimientos previos, Henry Bastor y Bernard Black se llevaban bastante mal, así que sólo se saludaron con una mirada indiferente.

En poco tiempo, llegaron en una lujosa limusina los Pennington.

El primero en bajarse fue Samuel Rotsenburg, luego su hermana, quién lucía un caro y escotado vestido blanco, y luego se bajó Pedro junto a su novia Claudia, y por último la señora Rosanna Pennington en manos con su hijo William.

-No quisiera verle la cara nuevamente a tu padre, William. -Le dice su madre-, Ni siquiera sé por qué vine.

-¡Vamos, madre! Anímate. -Le pide Claudia.

Bernard se acerca a ellos y los saluda cordial y gentilmente.

A Lilia le agradaba en extremo Bernard, siempre percibía una muy buena personalidad en él, le parecía inteligente, excesivamente amable y muy sagaz, así que sonríe inconscientemente al verlo, y se siente grata con su presencia.

-Bernard, ¿Dónde se encuentra Chester? -Le pregunta Lilia, deseando que este no se encontrara cerca.

-¡Oh, me alegra que preguntes por él! Está muy contento esperando por tí, aunque creo que aún se alista. -Le contesta Bernard.

-¿Aún se alista? ¿Se le hizo algo tarde o es muy perfeccionista? -Pregunta Pedro bromeando.

-En realidad, ambas. -Responde Bernard riendo levemente.

Lilia había estado esperando, casi no deliberadamente, que su primo girara por lo menos la vista a verla a ella y lo hermosa que se encontraba, pero, William parecía estar demasiado tenso, muy meditabundo y al mismo tiempo perdido, perdido en sus pensamientos, casi no podía estar quieto.

Así que Lilia lo miraba, una y otra vez, él sólo bajaba la mirada y parecía incluso estar algo afligido.

Todos entraron y tomaron asiento. Samuel y Pedro bebían un buen vino, Claudia y Lilia sólo querían bailar enseguida, la señora Pennington estaba sentada con semblante no muy agradable, y William sólo tenía la mirada perdida, no hablaba y permanecía frío.

-¿Qué le sucede a William? No le había visto así antes. -Le dice Pedro a Samuel.

-Creo que sólo está desanimado, podría ser por el caso, o por alguna chica misteriosa. -Sugiere Samuel-, El estado de un hombre puede depender de una mujer, o por lo menos a veces.

Al instante, Anastasia Blair entra al gran salón, y William sube la vista al instante, parece quedar sorprendido pero al mismo tiempo encantado al verla.

Anastasia lucía un hermoso peinado, un maquillaje sencillo y un vestido precioso, lo primero que hace al llegar es saludar a Bernard y charlar con él.

William se levanta se su asiento sin esperar mucho, se acerca a ella y, sonriendo la saluda.

-No esperaba encontrarla aquí, Anastasia. -Le dice el detective.

-Yo la invité, quería deleitarme con su presencia otra vez, me agradó mucho cuando la conocí en Londres y entonces le llamé. -Informa Bernard-, Me parece que la señorita Blair es una gran compañía para cualquier persona, ¿No lo cree usted?

-En efecto. -Dice William, cuyo humor parece haberse elevado al ver a la jóven.

Lilia no tolera ver a su primo cerca de Anastasia, así que inmediatamente se levanta de su asiento y se acerca a aquellos tres.

-Primo, ¿Te gustaría bailar una pieza conmigo? -Le pregunta Lilia, mirando indiferentemente a Anastasia y tomando el brazo de William.

-Detective, ¿Le gustaría dar un paseo y charlar conmigo ahora? -Le pregunta Anastasia.

William se encuentra en medio de las dos, y, por un momento, no sabe a quién responder afirmativamente.

El Caso Blair Where stories live. Discover now