ESPECIAL DE NAVIDAD :3

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—Ah mierda, estoy tan aburrido.

Pritxie quien estaba en su forma "humana", recostada sobre el pecho de Evan, bufó sonoramente.

—Tú lo que quieres es buscar nuevamente a esa zombie mal oliente.

Evan sonrió y miró hacia el ocaso. Pritxie lo conocía ya bastante bien. Sus dedos escamosos recorrieron sus pectorales de forma perezosa. Quien los viera desde fuera pensaría que son dos amantes descansando luego de una alocada diversión lujuriosa y no simplemente dos compañeros disfrutando de la satisfacción luego de darse un muy buen festín de comida.

—¿Acaso es desprecio lo que escucho en la voz de la cambiaforma Pritxie, sacerdotisa superiora del último templo Kanech, compañera de toda la eternidad del príncipe del infierno?

Pritxie siseó y deslizó su lengua viperina fuera de su boca, directo a su rostro.

—Cuidado, amo. Tengo bastante control cuando me deslizo por tu piel.

—Pritxie, si quisiera, ahora te ordenaría ser una jodida piedra y tú lo harías. Así que no me desafíes.

Evan Cameron amaba la competencia tanto como odiaba que desafiaran su autoridad, siendo príncipe del infierno tenía un carácter bastante especial y aunque Pritxie sea su más leal sirviente, no sería indulgente con ella ni un sólo segundo.

—Además, ¿no es normal querer estar cerca de tu comida?

—Como si sólo fuera eso...

—¿Qué dijiste Pritxie?-Pritxie tuvo que controlar el temblor de pánico que recorrió su cuerpo, al escuchar la voz de su amo, que derramaba peligro y frialdad. Su amo odiaba la debilidad.

—Eh, sólo que si ella quisiera contactar con mi amo, ya lo hubiera hecho. Ya han pasado dos semanas desde esa vez ¿no?

Exactamente, ése era el problema. Dos semanas lejos de su zombie. Demasiado tiempo para Cameron.

—No, es mucho tiempo y es extraño ya que la última vez...

Pritxie subió ambas cejas. Evan se dio cuenta de que casi se va de lengua, entonces se pone de pie y otea el ya oscuro cielo.

—Huelo sangre.

Inmediatamente Pritxie se convierte en un Gran Danés y escucha. ¡De verdad se huele la sangre a kilómetros e incluso escucha gritos! Ladra y señala hacia la salida del bosque.

—Mierda, la aldea—Evan salió disparado hacia allí. Si los humanos eran atacados para él era beneficioso, sin embargo si él no había ordenado el ataque ¿Quién sí lo había hecho? Todas las razas en la actualidad estaban en paz, si jodidamente a alguna raza se le ocurrió empezar todo eso, era una declaración de guerra. Y jodidamente él no se iba a quedar atrás. Motivado por algo de acción, aceleró justo cuando la Gran Danés negra con manchas azules, alcanzó su velocidad—. Si llegas primero, te regalo mi primera presa de mañana.

Los ojos azules de Pritxie brillaron en la oscura noche. Esa oferta no la iba a rechazar ni por nada del mundo. Era una glotona sin remedio. Qué se le iba a hacer.

Oh diablos. La ciudad entera estaba en llamas. Las personas corrían despavoridas de un lugar a otro. Evan inhaló una gran cantidad de aire. Delicioso aroma a muerte y su comida favorita: Almas aterrorizadas.

Todo era un caos total. En otro momento eso le hubiera parecido divertido e incluso placentero, pero el sólo hecho de no sentir a ningún súbdito en el lugar lo cabreaba. Definitivamente el ataque y la masacre no provenía de la raza demoniaca. De su raza.

El Contrato #2Where stories live. Discover now