Capítulo 35

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—¡Silencio, por favor!

Abbey dio un golpe en el escritorio donde se sentaba, mientras sus dos mejores amigas la miraban con una sonrisa.

—Como ustedes no quisieron aceptar mi propuesta, he traído a alguien especial para el festival escolar de este año...

Enseguida se oyeron los susurros de desaprobación.

—¿No te das por vencida, plebeya?

—¿De dónde saca tanto tiempo libre una persona de tu clase?

—Estás perdiendo el tiempo. No importa a quién hayas traído, ya es demasiado tarde ¿No lo ves?

Abbey los miró con furia, esos idiotas no sabían nada.

—¡Adelante, puedes entrar!—gritó hacia la puerta, para que la persona  invitada la oyera.

Por la puerta apareció una mujer tan hermosa que fascinaba con su belleza y su ternura. Su rostro era fino y expresivo, con unos ojos verdes que reflejaban alegría. Su cabello era negro y lacio, como una cascada en medio de la noche. Su sonrisa era amable y generosa, capaz de conquistar cualquier corazón. Todos los que la miraban quedaban enamorados de su gracia.

La mujer de ojos verdes, miró a todos en la sala, con una voz tierna y tímida, susurró:

—¿Les gustaría acompañarme a un café de disfraces, queridos amigos?

Ningún hombre en la sala pudo resistirse al encanto de aquella mujer misteriosa. Todos quedaron prendados de su belleza y su voz.

Y la avalancha de preguntas comenzó cuando la rodearon en un círculo.

—¿Cuál es tu nombre, hermosa?

—¡Déjenme hablar con ella!

—¡No me aprieten!

—¡Eres increíble!

—¿Quieres salir conmigo esta noche?

—¡Te invitaré al mejor lugar!

Uno de los chicos del aula se acercó por su lado derecho y sin pedir permiso, acarició su brazo con admiración, susurrando:

—Mira tu piel, es tan lisa y tentadora...

La mujer de ojos verdes se sobresaltó con asco ante el contacto atrevido y sin su permiso, sintiendo la rabia colorear los bordes de su vista y sin dudarlo, volteó la cabeza en el instante en que su puño golpeó la quijada de ese chico.

—¡No me toquen, malditos!

Todo el mundo quedó en silencio y paralizado por la increíble escena que acababa de suceder.

El chico golpeado se frotó la mejilla dolorida por el impacto, abrió y cerró los ojos, asombrado por la valentía de aquella dulce mujer.

—¿Qué? ¿Tú...? ¿Tú me acabas de pegar?—sonaba bastante desconcertado—. Pero si eres una frágil mujer...

Todos se quedaron petrificados al sentir el aura asesina de la mujer de ojos verdes, que se expandía por todo el salón de clases.

—Un momento…¿Esa voz? ¿Ese aura? ¿Ese poder?

—¡Tiene los mismos ojos verdes! ¿Será que…?

—¡Es él! ¡Es Evan Jones!

Con una expresión helada y despectiva, el joven CEO recorrió con la vista a los hombres que llenaban el salón. Su mirada era tan cortante que parecía capaz de congelar la sangre de cualquiera que se cruzara con ella.

El Contrato #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora