Capítulo 36

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Comenzando el festival escolar...

Abbey salió del vestidor con un grito ahogado.

—¡Esto es horrible!—la rubia intentó bajar su diminuto vestido, que apenas cubría sus muslos. Se sentía muy expuesta—. ¿Por qué tengo que llevar un vestido tan revelador?

Abbey se ruborizó por la incomodidad, pero su prometido, que estaba sentado en el sofá frente a ella, admirando la vista, no. Evan tenía las mejillas sonrosadas por el placer de ver a su mujer con un vestido tan provocativo y atractivo. Un vestido de novia corto.

Dios bendito, Abbey está tan bella y tan tentadora...es perfecta. Él sonrió.

—¿Estás bromeando, Evan?—Abbey se ajustó la liga blanca que adornaba su pierna—. ¿Te parece bien que me vista así?

Evan le guiñó un ojo, dejando ver su pequeño hoyuelo en la mejilla y desprendiendo puro pecado.

—Para ser honesto no. Solo quería verte con un vestido de novia sexy.

Abbey se puso más roja por los cumplidos de su prometido y golpeó el suelo con sus tacones altos.

—¡Eres un idiota pervertido!—trató de calmar su furioso color rojo—. Si solo estás jugando entonces iré a cambiarme...

Abbey iba a regresar al vestidor, pero Evan se levantó del sofá y la atrajo hacia él por la cintura, rozando su piel desnuda por el corte del minivestido. La rubia sintió un cosquilleo que le recorrió la espina dorsal hasta los pies y un calor que le invadió todo el cuerpo, concentrándose en el centro de sus muslos.

Madre mía. Hacía mucho que Evan no la tocaba así pero siempre lograba despertar su deseo como la cuerda de un arco. Se iba a volver loca de tanto esperar.

—No te lo vas a quitar—El joven CEO besó el cuello de su prometida con suavidad, deleitándose con los pequeños temblores que provocaba en su mujer y sintiendo con satisfacción sus uñas largas hundirse en su pecho, sobre su camisa—. Si quieres que te haga el favor de disfrazarme de mujer—le susurró al oído—. Tendrás que obedecerme y hacer lo que yo diga, incluso si eso implica que lleves ese vestido sexy que traes puesto.

Abbey se mordió el labio inferior, llena de anticipación.

—¿Trato hecho?

La mujer, aún con las mejillas encendidas, asintió despacio. Se sentía más que feliz, su relación estaba en su mejor momento y su prometido era un amor.

Nadie pudo contener el rumor que se propagó como la pólvora por el colegio: cada clase tenía que preparar una actividad divertida para el festival y la clase de Evan Jones tiene un café/ lugar de disfraces.

Abbey estaba más que contenta, sin contar con que ella podía disfrutarlo gracias a su prometido.

Hacía ya varias horas que el joven CEO se había convertido en una linda camarera en el café y lugar de disfraces, ayudando a su novia; pero no podía soportar ver cómo todos los hombres se le quedaban mirando a su preciosa Abbey.

¿Qué demonios veían esos imbéciles con la boca abierta?

Apretó con rabia el marco de la puerta y lanzó una mirada asesina a esos desgraciados. Mierda. Su prometida era el centro de todas las miradas y se había convertido en la estrella del café.

Evan siente una punzada de celos al percibir el interés de otros hombres por su novia. No va a tolerar que nadie se le acerque, ni siquiera con la mirada. Frunce el ceño al observar a dos "clientes" del café que se sientan en una mesa cercana a Abbey y su provocativo minivestido.

—¿Qué pretenden esos idiotas...?—murmura con el ceño fruncido, alerta a cualquier amenaza para ella. Está dispuesto a intervenir si se atreven a tocarla siquiera con un dedo...

Los dos "clientes" eran en realidad dos estudiantes de otra clase que habían venido al café a curiosear y a pasar el rato. Uno de ellos, un chico moreno y alto, le hizo una seña a Abbey para que se acercara a su mesa.

—Disculpa, preciosa—le dijo con una sonrisa pícara—. ¿Podrías traernos dos cafés con leche y unas galletas?

Abbey asintió con amabilidad y se dirigió a la barra a preparar el pedido. No se dio cuenta de que el chico la seguía con la mirada, admirando sus curvas y su piel suave.

—Vaya, qué bombón—comentó el chico a su amigo, un pelirrojo con pecas—. ¿Crees que tenga novio?

El pelirrojo se encogió de hombros.

—No lo sé, pero no creo que le importe mucho si le hacemos un poco de compañía—dijo con malicia.

Los dos se rieron y esperaron a que Abbey volviera con el café. Mientras tanto, Evan los observaba desde el otro lado del café, furioso y celoso. No podía creer que esos idiotas se atrevieran a coquetear con su mujer. ¿Es que no veían el anillo de compromiso que llevaba en el dedo? ¿O es que les gustaba jugar con fuego?

Evan apretó los puños y decidió intervenir. No iba a permitir que nadie le faltara el respeto a Abbey. Justo cuando se estaba dirigiendo hacia allí, vio algo que lo dejó helado.

Observó como el moreno sacó su celular muy lentamente y por debajo de la mesa lo colocó por debajo de la falda de su prometida.

Evan sintió una oleada de furia y no supo cómo, pero en un instante había llegado hasta esos cabrones justo para escuchar decir al moreno:

—Oh si, una foto perfecta...

Atrapó las manos del moreno, aferrando entre ellas el celular que acababa de tomar la nauseabunda foto íntima de su novia. Pero ya lo había meditado antes y si montaba un espectáculo como el que ansiaba hacer para defender a su prometida, en el colegio se arriesgaba a perder reputación como CEO y también a hacer que el café/ disfraz fuera un desastre en el festival y que su prometida fuera una vergüenza en el colegio de élite. Por eso, cuando atrapó las manos del moreno, puso la mejor cara de mujer desamparada y delicada que no era, movió un poco el trasero y susurró:

—Amo, por favor, ¿quieres acompañarme? Me siento algo solita...

El moreno se quedó boquiabierto ante la propuesta de la supuesta camarera. No podía creer que tuviera tanta suerte. Miró a su amigo con una sonrisa triunfal y se levantó de la mesa.

—Claro, preciosa. Te sigo donde quieras—dijo con voz melosa.

Evan sintió un nudo en la garganta al escuchar al imbécil.

Se mordió el labio y prosiguió con su actuación.

—¿Podrías tomarme fotos a mí?

El hombre sonrió emocionado y asintió varias veces.

—¡Claro que puedo, preciosa! ¡Te tomaré muchas fotos a ti y solo a ti!

—¡Yo también quiero una foto con la camarera sexy y de ojos verdes!—gritó con el pelirrojo con voz apremiante.

Evan estaba que hervía de la ira. Por fuera estaba fingiendo ser una hermosa y delicada mujer, mientras que por dentro ya estaba aplastando a puñetazos a ese estúpido por creer en su disfraz de mujer y desollándole la piel por atreverse a sacarle una foto debajo de la falda de su prometida.

¡Qué rabia, idiota! ¡No tomes fotos a las mujeres así!

Solo está soportándolo por una maldita razón: Abbey. Su prometida.

Porque su Abbey se desveló varias noches para organizar correctamente y cada pequeño detalle para que el café fuera un éxito en el festival. Solo por eso no hará nada.

Tiene que escarbar en lo profundo de su ser para encontrar paciencia.

Paciencia...tiene que tener mucha paciencia...


Cómo están? ¡Que tengan un buen finde semana!!

Los quiero mucho!

Su escritora favorita ✨🫂

RZ 🥰🫂

El Contrato #2Where stories live. Discover now