Capítulo 76

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La sorpresa solo tardó en su sistema dos segundos.

—¡Abbey!

Evan la vio desde el barco y se lanzó a correr hacia la entrada, donde unos trabajadores estaban a punto de retirar la escalera.

—Vamos, ya zarpamos. Quiten eso de ahí...

Pero Abbey no se dio por vencida. Aceleró el paso y se abrió paso entre la multitud.

—¡Dejen esa escalera en su sitio! —gritó, haciendo que los trabajadores se apartaran asustados.

Subió los escalones de dos en dos, con el corazón en un puño. Solo quería llegar al barco y abrazar a su prometido. Pero el barco ya se había separado del muelle.

Miró hacia abajo, al mar inmenso y oscuro. No sabía nadar.

—No lo voy a conseguir...

Los trabajadores le gritaron desde abajo:

—¡Para!

—¡Es muy peligroso! ¡Te vas a caer!

Abbey cerró los ojos.

—Solo quiero estar con Evan...

—¡Abbey! —la voz de Evan resonó desde el barco. Estaba en la puerta, con los brazos abiertos y una sonrisa radiante—. ¡Ven! ¡Salta y yo te cojo!

Abbey le devolvió la sonrisa, retrocedió unos pasos para coger impulso y saltó, sin pensarlo dos veces.

Los trabajadores se quedaron mudos al verla volar por el aire, con el riesgo de caer al mar. Pero Evan la atrapó al vuelo y la abrazó con fuerza, amortiguando su caída.

Los trabajadores del barco se acercaron alarmados a la pareja.

—M. Evan, êtes-vous blessé ? Qui est cette femme ?// ¡Señor Evan! ¿Está herido? ¿Quién es esta mujer?

Evan se incorporó, sin soltar a su novia, que temblaba y lloraba en su pecho.

—Je vais bien. Désolé pour la gêne occasionnée// Estoy bien. Perdón por las molestias —dijo, acariciando el brazo de Abbey, que olía a flores—. C'est ma fiancée. La personne la plus importante de ma vie.// Ella es mi prometida. La persona más importante de mi vida.

(...)

—¿Ya te has tranquilizado?

Abbey asintió con una sonrisa—. Sí, ya estoy mejor, gracias.

—No me lo puedo creer, cuando te vi casi me da un infarto —se llevó la mano al pecho. Frunció el ceño, recordando el susto que se había llevado—. Apareciste de la nada, saltando desde el muelle.

—¿Ah, sí? —Abbey dejó el vaso de cristal en la mesita—. ¿Y por qué corriste como un loco para alcanzarme?

El joven CEO se sonrojó y apartó la mirada.

—Aunque fuera una alucinación...mientras estés ahí, siempre iré a por ti. Eso nunca cambiará.

Abbey se levantó del sillón y se acercó a Evan, rodeándolo por la espalda.

—¡No soy una alucinación! ¡Vine aquí porque te amo, cariño!

Evan se sobresaltó al oír eso.

—Si no me crees... —Abbey tomó la mano de Evan y se la llevó a la mejilla—. ¿Quieres comprobarlo por ti mismo?

El joven CEO se estremeció ante la maravillosa vista de su ahora astuta novia.

—No nos hemos visto durante poco más de un año…—hizo un puchero—. Tócame mucho…y bésame mucho también, ¿Si?

El Contrato #2Where stories live. Discover now