Capítulo 29

124 11 2
                                    

El presentador en la isla tuvo que subir ambas cejas, jamás había visto una competencia tan reñida en todos sus años, probablemente la disputa terminaría pronto, ya que los únicos en la punta eran ese citadino y Sam.

Al mismo tiempo, en la otra isla, alejada de la competencia, Abbey miraba con preocupación el horizonte, los sirvientes comenzaron a meter cosas dentro de la cabaña y a correr de un lado a otro.

—¡El clima de repente empeoró!

Las nubes se arremolinaban justo por encima de su cabeza y los vientos comenzaron a azotar su cara con fuerza, aún así no se movió de su lugar. Esperará a su amado.

—¡Ya está lloviendo! ¡Todos adentro!

Otro sirviente gritó.

—¡Esto significa que el océano se pondrá agresivo!

Abbey se encogió.

—Cariño, Evan, por favor ten cuidado...

Evan respira rápidamente, pensó que con todo el entrenamiento que tuvo para aprender a nadar sería suficiente pero se dio cuenta que no. El mar se puso agresivo de repente y sus extremidades se cansaron mucho más rápido de lo que quiere aceptar.

Sam ya le llevaba dos metros de delantera.

Maldijo internamente.

Dos metros es todo lo que puede permitir que se aleje de él, tiene que ganar la carrera a como dé lugar. Su prometida lo está esperando con esperanzas.

—¿Por qué no lo entiendes?

Tuvo que reaccionar deprisa porque casi se estrelló con Sam que paró de repente frente a él.

Parpadeó, intentando entender la frase. Todavía tiene adrenalina pura y una meta clara, cómo para centrarse completamente en él.

—¿Por qué no puedes entender que tú y A viven en mundos muy diferentes?

¿Acaso él cree que Evan no lo sabe? Eso es lo que se repite dia a día, pero también ve día a día como su prometida lucha con uñas y dientes para poder pertenecer a su lado, hacer lo mismo y luchar por ella es lo mínimo que puede hacer por esa mujer tan maravillosa que el destino puso en su camino. Se dice a si mismo que es un bastardo muy afortunado.

Abrió la boca para responder pero el moreno siguió con su monólogo.

—Yo siempre he estado junto a A desde que éramos niños, por eso la conozco pero tú...—Sam lo miró por encima de su hombro, con una expresión feroz—. ¡Tú no sabes cómo hacerla feliz!

Evan tembló de la rabia. ¿Cómo? ¿Cómo se atreve?

Sin darle tiempo a nada, comenzó a nadar a toda velocidad, alejándose a un ritmo exponencial.

Puede, puede que tenga razón y puede que eso sea verdad, que hayan crecido en mundos diferentes y que incluso piensen distinto, también el hecho de que no haya sido su primer amor, pero ahora o en el pasado, mundos diferentes o no, eso no importa.

Tomó una bocanada de aire y sin perder más tiempo, reanudó su recorrido a un ritmo incluso mayor con el que comenzó.

En pocos minutos ya había alcanzado a su rival e incluso pudo colocarse a su lado en nadado.

Aprovechó para contestarle.

—Todo lo que dijiste, tienes razón—Sam se sacudió ante la sorpresa de tenerlo a lado. ¿Cómo consiguió alcanzarlo en tan poco tiempo? La lluvia que ahora caía con mucha más fuerza dificultaba aún más la competencia—. Pero ahora soy el único hombre que piensa en Abbey, más que nadie en este mundo.

El Contrato #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora