Capítulo 15

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—Spoiler: Un guía solo muestra el camino a aquellos que pueden transitarlo.

—Me genera un honor gigantesco, el haber sido invitado y recibido de una forma tan agradable, señor Jones.

El representante, estaba bastante complacido con la atención que le brindaban todos, y no podía creer que el temible heredero Jones, haya sido tan buen anfitrión.

—No podría haber ofrecido menos, la empresa cerró un trato magnífico y nada me habría gustado más que la relación entre miembros sea diplomática.

Los tres estaban a lado de la estatua de mármol gigante. Los demás invitados disfrutaban de una velada tranquila y con buen ambiente. Evan prácticamente tarareaba de la tranquilidad.

—Veo que estas usando el regalo de nuestra compañía, señorita Howland.

—Oh si, son preciosos. Muchas gracias por el obsequio.

Aunque estaba bastante nerviosa, lo disimulaba lo mejor que podía.

—Yo quisiera agradecerle por la escultura. Habrá costado mucho—Evan no mentía. No le interesaba generalmente los adornos porque no le parecían necesarios  o prácticos, pero esa estatua le agradaba.

—No quiero presumir, pero el escultor es el mejor en su área, sin embargo, le tomó bastante tiempo terminarlo y que el mármol captara su esencia en sí, señor Jones.

—Lo han logrado. Es impresionante.

El representante asintió—. Me alivia saber que es de su agrado.

Abbey miró una vez más a la estatua a su lado. Verdaderamente era imponente, como si quisiera que nadie en esa sala lo ignorara. Abrió la boca para comentarlo, pero la cerró rápidamente casi mordiéndose la lengua en la acción. Los pies la estaba matando. Los tacones ya estaban fuera de su control, un dolor agudo se instaló desde el tobillo, que se esparció por su talón hasta llegar a sus dedos. Eso era verdaderamente malo.

Mordió su lengua a propósito, el sabor cobrizo la distrajo un poco del punzante dolor. Todo por aguantar. Al menos hasta que sea el final de la fiesta. No quería faltarle el respeto a la compañía compañera de su amado.

Fingía prestar atención a la ligera conversación entre el representante y Evan pero lo único que hacía era tratar de digerir la molestia. Porque siendo sincera, no estaba escuchando ni una sola palabra.

—¿Les apetece otro trago?

—Eso sería buena idea. Gracias.

Evan como un buen anfitrión, ofreció la comodidad al buen señor y a su prometida. Y el representante aceptó.

—Yo lo traeré, no te preocupes.

Abbey saltó a decir lo más rápido que pudo. Si quería ser parte de la sociedad en donde Evan pertenecía, pues tenía que aprenderse las reglas de protocolo y de vez en cuando ser amable como en esta ocasión.

—¿Pequeña ángel?

Evan se sorprendió por el ofrecimiento, pero para cuando Abbey respondió ella ya estaba girando en dirección al bar.

—Solo es un poco, no pasará nada...

Uno de sus tobillos no aguantó el giro y se dobló hacia un lado. Abbey quedó aturdida por un momento, lo suficiente como para caer como saco de papas. Si la suerte hubiese estado de su lado, sólo eso hubiera pasado. Pero no hoy.

Su cuerpo, sin ningún lugar donde sujetarse y con ella sin hacer esfuerzo por mantenerse en equilibrio, cayó de costado, justamente por el taburete que sostenía la escultura. Ni siquiera vio cuando se hizo pedazos. Tan solo escucho un fuerte golpe, el mármol quebrandose así como su dignidad y cuando abrió los ojos ya estaba en el suelo.

El Contrato #2Where stories live. Discover now