Capítulo 10

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"Siempre estaré a tu lado"
Puse en ese anillo, ese único deseo.


Abbey no supo en qué momento exactamente sus piernas, no, su cuerpo entero, comenzó a moverse.

—¡Evan!

—¡Amateur!

Alastor avanzó dos pasos, pero ya fue tarde. Evan y Abbey fueron tragados por la tela que cayó encima de ellos. Hubo un silencio tenso, los fans no se atrevieron a siquiera mover un dedo y Alastor menos.

Cuando vió movimiento debajo de la tela enorme, soltó la respiración que no sabía que estaba conteniendo y fue a ayudar.

Evan abrió los ojos y sintió un peso en su pecho. El peso se movió y fue recién que pudo ver cuando la luz apareció frente a él. Era abbey quien lo había salvado de ese espantoso reflector.

—Hmmm—Abbey movió de un lado a otro la cabeza, haciendo que la tela cayese a un lado—. ¿Evan estas bien?

—Eres tú la que me ha salvado el pellejo y ¿te preocupas por mi? Tonta—Evan se sentó con Abbey todavía en su regazo. Le regaló un tierno beso en la mejilla.

Alastor retrocedió medio paso al ser testigo de la escena—. Bastardo astuto—murmuró.

Evan siguió besando las raspaduras del rostro de su amada. Gracias al cielo, ninguno sufrió más daño que esos raspones.

Lamió el cuello de Abbey, ella tembló y el pequeño gemido que salió de su garganta lo llenó de satisfacción. En cambio Abbey saltó hacia atrás, con vergüenza.

—¡Evan! ¡No ahora! ¿Te golpeaste tan fuerte la cabeza?

Evan se enderezó, limpiando el polvo de su traje. Se acercó a pasos lentos pero decididos hacia su "princesa"

—Como lo pensé.

—¿Qué?

—Cuando estoy contigo no me puedo controlar.

La besó, sin pudor, sin vergüenza alguna. Como si no estuvieran frente a cientos y cientos de personas.

Las cejas del solista subieron hasta el nacimiento de su cabello. ¿Se ha vuelto loco? ¿Qué en el mundo está mal con él?

Se fijó en sus fans y lo que vió lo dejó boquiabierto. ¡Sus fans de verdad estaban disfrutando de todo ese desastre! La mayoría estaban sonrojadas por la intimidad de esos calenturientos y otras expectantes esperando el siguiente movimiento para el show.

—¡No voy a entregarte a la princesa!—Alastor contuvo con dificultad el impulso de girar los ojos. Él se estaba tomando demasiado enserio su papel de "príncipe" a tal punto que ya le parecía ridículo y aún más cuando rodeó a Abbey con un brazo y con el otro lo apuntó con la espada—. ¡La estoy reclamando como mía!

Alastor abrió las piernas y se puso en guardia con su espada en alto. Sonrió con energía. Definitivamente no permitirá que ese niño mimado haga lo que quiera en su escenario. Ese lugar es su escenario y el de nadie más. Si ese niño rico quiere competir, bueno, que tome responsabilidad de las consecuencias.

El Contrato #2Where stories live. Discover now