ESPECIAL DE HALLOWEEN

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Tarareando una conocida melodía arrastraba la mitad del sabroso cuerpo que horas atrás había cenado.

Su intención, como era un día festivo, era la de hacer homenaje a ese "cuerpo" sin vida. Bueno, la verdad que se le hacía imposible entender porqué los humanos hacían este ritual exótico cada vez que alguien muere ¿Porqué no se lo comen y ya?

Abbey simplemente pensaba que era una pérdida de comida y nutrientes para los de su especie, pero como hoy es un día especial, se encogió de hombros, ya que.

El bosque estaba silencioso, demasiado silencioso.

Sus manos picaron ante el calor crepitante, soltó a la cabeza y miró con tristeza como esa cabeza unida al torso de ese turista desaparecía al viento, convirtiéndose en cenizas.

Ladeó la cabeza para observar mejor al recién llegado. Tendría más o menos su estatura, cabello y piel ébano, llamas en forma de cuernos en la parte frontal de su cráneo, una cola larga también hecha de fuego con la punta de flecha y estaba descalzo, con su torso desnudo. No, corrigiendo, estaba totalmente desnudo. Entre las piernas, sus llamas se arremolinaban tal cual serpientes listas para atacar. Y en sus manos sostenía un bastón algo peculiar, también hecho de fuego, pero éste era de fuego azul.

—¿Qué estabas haciendo?

—Eso que quemaste era mi presa ¿Sabes?

Ignorando a su pregunta estaba extrañamente molesta porque el extraño que ni siquiera sabía que especie es, había quemado el cuerpo que eligió para enterrar. Los ojos de aquel recién llegado se entornaron, agudizando esos ojos amarillos con iris en forma vertical. No había duda, era un depredador y no una presa.

—Podría ser tu presa, pero no te lo estabas comiendo. Lo estabas arrastrando de un lugar a otro en este bosque y si seguías así cualquier otro monstruo podía habertelo quitado.

—¿Entonces decidiste quitármelo tú?

Evan, en sus 10 milenios no había visto tal criatura tan hipnótica y cautivante como aquella que estaba frente a él. El camino de sangre lo llevó hasta ella y la vio caminando sin rumbo fijo, arrastrando a un cuerpo fresco de un humano joven. Su rostro bañado en sangre brillaba a la luz de la luna, sus ojos rojos mostraban lo cabreada que la estaba poniendo. Sólo tenía unas telas ensagrentadas enrolladas alrededor de su pecho y caderas, por lo que podía disfrutar de las curvas preciosas de aquel ser, su cabello rubio trenzado, tan rubio que asemejaba el color blanco de la luna llena lo embelesaba.

Evan rió y su bastón encendió más su color azul.

—Pritxie dice que le agradas.

Era una total mentira. Pritxi solo quería devorarla para su cena, aunque dijo que se veía muy sucia para su gusto.

—¿Quién es pritxie?

—Ella.

Chasqueo la lengua y su bastón empezó a estirarse, a tomar forma. En segundos abbey tenía frente a ella a una serpiente bicolor con ojos azules que la miraba amenazante. Su tamaño fácil podría ser de unos 20 metros si no era más.

—T-t-tu bastón acaba de...de?

—No es un bastón, es mi compañera.

Pritxie silbó de acuerdo y en apreciación ante la afirmación de su dueño. Se alzó en toda su estatura lista para tragarse a esa zombie descarada.

—Pritxie—advirtió Evan—. Vuelve aquí.

Así como se estiró para convertirse en serpiente, así de rápido volvió a encogerse pero para serpentear a través del cuerpo de Evan y terminar enrollada a su cuello. Segundos después, Evan tenía un collar choker azul vibrante.

El Contrato #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora