Capitulo 17

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—¿Sabes lo que es el ginseng, ángel?

Abbey lo sabía o al menos creía saberlo. Había prestado atención a la clase de botánica, a veces.

—Y-yo, ¿Un relajante y anti estrés? 

—Es un afrodisiaco. Un jodido afrodisiaco.

No podía creerlo ¿Ella estaba bajo el control de esa cosa? Evan se sentía tan poco hombre que daba vergüenza.

—Es cierto que también tiene esas propiedades, pero, el ginseng que traen las personas millonarias, para jactarse de su dinero, es diferente a cualquier otro. Se agregan muchas otras sustancias para crear el afrodisiaco más efectivo y sin efectos secundarios. Sólo se utilizan en fiestas "elegantes" para alardear del poder, ya que solo 10 ml de la sustancia nueva, cuesta alrededor de 5 casas amuebladas. Y tú bebiste una botella completa.

Ella temblaba. No sabía exactamente porque.

—¿Sabías esto cuando te llevaste todas esas botellas descuidadamente?—no esperó a que contestara, porque de inmediato siguió—. Como sea, no importa. El daño ya está hecho. De todos modos, es mi culpa.

Se irguió e inhaló con fuerza.

—Tus doncellas vendrán pronto a limpiarte. Descansa en cama.

Abbey ya sabía porqué estaba temblando. La ira poco a poco llenaba cada poro de su cuerpo.

No supo de donde exactamente consiguió tal fuerza, pero antes de que Evan pudiera alcanzar el pomo de la puerta, ella ya estaba sobre él. Lo tacleó como si fuera integrante verdadera de un equipo de fútbol americano. Solo vio a Evan hacerlo una vez e intentó recrearlo de la mejor manera.

Evan estaba con el aire afuera. Ojos desorbitados y el peso de Abbey en su estómago. ¿Qué había sucedido?

—¡No tengo idea de quien crees que eres! ¿Tu culpa? ¿Daño ya hecho?

Jamás había visto a su prometida tan enojada. Ese ceño fruncido, respiración agitada, gritos justo frente a su rostro y la fuerza con la que lo estaba arañando en el pecho, todo eso, era totalmente nuevo para él.

—¡Fue la mejor follada de todos los tiempos! No podría haber pedido una primera vez tan perfecta como esta. ¿Dices que es tu culpa? ¡Yo te di una mamada mientras estabas dormido! ¡Yo te deseaba! ¡Así que no vuelvas a decir que es tu culpa!

De repente toda la adrenalina abandonó su cuerpo y se desplomó. Lágrimas corrían por los pectorales de su amado.

—Amor. Una palabra bastante complicada. En ese momento de anoche y en este, solo puedo decir que ese sentimiento, esa sensación cálida y agradable llena mi ser. Por favor, Evan, no me alejes. Sé que te asusta el hecho de que ya lo hayas hecho conmigo y que yo te atacara de esa manera. Piensas que es una clase de violación. Pero créeme, juro por lo más sagrado que tengo, que lo hice por propia voluntad. Yo te necesitaba y doy gracias de que estuviste ahí para mí.

Evan acarició con lentitud la cabeza de Abbey. Lágrimas silenciosas bajaban por sus mejillas. La impotencia, la culpa y los pensamientos horribles desaparecieron de su cabeza. El muro que estaba volviendo a construir se destruyó. Su Diosa de la Victoria. Quédate con quien te haga mejor persona, ya sea para ti mismo o para los demás. 

Él ya había ganado.

—Si es de ese modo, entonces, levántate ángel, que me dejaste sin aire.

Abbey carcajeó y lo golpeó en el brazo.

—Idiota.

Quiso ponerse de pie, sin embargo sus piernas le fallaron. 

—Errr, no creo que pueda...

El Contrato #2Where stories live. Discover now