Capítulo 28

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—¡Por favor! ¡Deme a Abbey!

—¡Bajo ningún concepto!

Abbey que estaba sentada a unos metros de ambos, suspiro cansada.

¿A esto se refería con arreglar algo?

—Al menos deberías escucharme...

—No tengo ninguna obligación.

La abuela volteó la cara, obstinadamente.

—Cuando pensé que finalmente te habías ido y tomado una correcta decisión, te vuelvo a encontrar aquí. ¿Acaso nunca sabes rendirte?

—Rendirse es para débiles. Y podría acusarme de cualquier cosa menos de eso—Evan apretó el puño—. Podría llevarme a Abbey sin decirle nada, podría simplemente tomar el primer barco y llevarla conmigo, pero eso, no es correcto. Yo quiero ser aceptado, y que nos bendigas. Que Abbey no tenga que decidir entre su familia y yo.

A Abbey la sangre le subió a la cara. ¿Qué podría hacer? Aunque la abuela está delante, tiene unas ganas gigantes de abrazar y besar demostrando todo sus amor, a su prometido.

¿Podría abrazarlo? Sin importar lo que pase...

La abuela inhaló con fuerza. Los jóvenes de hoy en día son tan testarudos.

—Si tuviéramos que comparar tus gustos reales de los chicos de esta isla con éste...con este...chico, él saldría perdiendo. Lo sabes ¿Verdad?

—¡Por favor, abuela!

Evan estuvo a punto de decir algunas cosas no aptas para Abbey, hasta que un hombre apareció por la puerta, preguntando por la abuela.

—¿La abuela de Abbey se encuentra en casa?

La abuela se puso de pie

—Aquí estoy, Martin. ¿Qué sucede?

—¡Mira esta bandera! ¿Crees que es suficiente? ¿O debería cambiar el diseño?

—¡Es cierto! El festival este año ya se está acercando muy rápidamente—la abuela sonrió abiertamente —. Y esa bandera es estupenda, Martin.

—¿Y tú qué crees, muchacho?

Evan miró sin entender.

—¿De qué festival están hablando?

—¿No lo sabes? Mañana es el festival del Dios de alta mar, se reza y festeja para tener abundancia—ondeó la bandera, orgulloso—. Y la principal actividad es la competencia de natación.

—¿Porqué?

Evan entiende el tema del festival, pero no la competencia.

—Según la creencia antigua, quien pueda vencer al Dios del mar, que atacará con todas sus olas y terribles vientos, se queda con el título del mejor hombre de toda la isla—abbey respondió con timidez—. Pero sólo es...

Evan no esperó a que su prometida termine de hablar. Golpeó la mesa para atraer la atención de la mujer mayor.

—Abuela, sobre lo que te dije antes—sonrió—. Si puedo vencer a todos los hombres de la isla y demostrar ser digno, no habrá ningún problema ¿Verdad?

Abbey sujetó su brazo, intentando detener la locura. —Evan...

—Déjame participar en el festival—sin voltear, agarró a Abbey, voltendo su mano, quedando ambos agarrados de las manos—. Voy a demostrártelo. Voy a mostrarte que no hay hombre mejor que yo para Abbey.

La abuela sonrió, pero no había nada de tierno en esa sonrisa.

—En ese caso. Ya está decidido. Participarás en la competencia.

El Contrato #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora