Capítulo 81

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Abbey tomó la mano extendida hacia ella, de buena voluntad. Le sonrió a su novio, dentro de unos minutos, ya esposo.

—Es extraño—Abbey miró de reojo cuando escuchó el suspiro profundo de Evan mientras el padre comenzaba con el evento—. Todo este tiempo estuve esperando por este día. Y aún así me siento tan nervioso—Él no estaba mintiendo. Sentía ardiendo su nuca y la punta de sus orejas—. Ni siquiera puedo mirarte correctamente a la cara. Te ves demasiado hermosa y perfecta para mí.

Abbey suavizó sus ojos al sentirse completamente llena de amor. Conmovida por las palabras de su novio.

Así es siempre. Ahí va él otra vez, suavemente aumentando el amor de ella por él.

—También te ves muy guapo, Evan.

Es por eso que Abbey se enamora de él cada vez más.

El padre siguió leyendo el papel en sus manos: —. En la salud y en la enfermedad, deben amarse y honrarse todos los días de sus vidas…

—Padre—Evan lo silenció impacientemente, evitando que siguiera con el monólogo. El padre lo miró fijamente—. No lo puedo soportar más. Voy a decir las palabras del juramento de una vez por todas—no esperó a que el padre le diera el visto bueno, se giró hacia su novia—. ¡Abbey, sé mi esposa por el resto de nuestras vidas!

Abbey comenzó a llorar, sin importarle su carísimo maquillaje.

—¡Sí, sí quiero ser tu esposa!—tomó aire para decir una verdad—. ¡Aunque soy una incompetente, por favor, quiero estar a tu lado siempre!

Evan sonrió y sin decir nada, levantó el velo del rostro de Abbey. La miró desde arriba ya que al pasar de los años creció, siendo más alto que su novia. En vez de agacharse para darle el beso final, la agarró de la cintura y la subió hasta su rostro, de la forma más romántica posible.

Desde ese momento, no importa lo que les depare el futuro, mientras ambos construyan un futuro juntos, Abbey está segura de que tendrán su final feliz.

Siguieron dándose besos por doquier, mientras los amigos los miraban con envidia.

—Estamos en una iglesia, por el amor de Dios. ¿Cuánto más van a seguir haciendo ésto?

(...)

Algunos años más tarde…

—¡Por favor esperen!—Stephen chilló, casi al borde de la histeria y el llanto con la secadora de pelo en una mano, peines y moños lindos en la otra.

Robert apareció por el pasillo y se hizo a un lado con un rostro de sorpresa en el momento justo en el que tres pares de pies pasaron a su lado y casi se lo llevaron por delante.

—¡Ey, cuidado que se pueden caer, niños!

Stephen lo saludó con la cabeza y pasó corriendo detrás de los trillizos.

—¡Gian, Niccole, Angelo! ¡No terminé de prepararlos para su fiesta de cumpleaños!

Los tres gritaron al unísono: —. ¡No queremos!

—¡Porque…!—Gian de cinco años recién cumplidos en el día,  sacó la lengua mientras seguía corriendo junto a sus dos hermanos.

—¡Queremos…!—Niccole siguió perfectamente la oración.

—¡Ver a papá y mamá!—terminó Angelo por fin.

De repente, Gian y Angelo tropiezan con sus propios pies.

—¡Ah!—Stephen se eriza y corre lo más rápido que su edad le permite—. ¡Niños!

Niccole paró inmediatamente al ver a sus hermanos llorando en el suelo.

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⏰ Last updated: Feb 06 ⏰

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