Capitulo 14

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"Tienes 3 para correr y ya van 2"







Evan ingresó al dormitorio y fue directamente hacia su prometida. La envolvió en sus brazos desde atrás, descansando la cabeza en su espalda.

—Al fin este día se está haciendo realidad.

Abbey no respondió y Evan se asustó. Sin embargo, ¿porqué estaba tan flaca? Solo era prácticamente huesos. Y su aroma...¿cambió de shampoo?

—Pequeña angel...

No tuvo contestación.

—Ángel, mírame.

Con el corazón en la garganta, pensando que su prometida había cambiado de parecer y que no quería casarse con él, la volteó y...

—¿Tú eres el novio de Abbey?

El rostro de una anciana apareció en su campo de visión. Fue tanta la estupefacción que tropezó con sus propios pies, en un intento de alejarse y cayó de culo al piso.

—¡¿Q-Qué?! ¿Quién? ¿Cómo?

Era el vivido rostro de Abbey, en quizás sesenta años.

—¡Abuela!

La voz, inconfundible de la verdadera Abbey apareció desde atrás de él, saliendo del baño. A duras penas se acercó a ellos, mientras Evan estaba todavía en el suelo, sin salir de su estupor.

—¡Abbeville! ¡Mi hermosa nieta! ¿Dónde te has metido?

La abrazó apenas la alcanzó.

—M-Me estaba dando una ducha...

—¡Estaba tan preocupada por ti, jovencita! ¡Así que decidí venir a verte en persona!

—¡¿La conoces?!

Evan al fin, se puso de pie y observó a la peculiar anciana.

—Yo soy la abuela de Abbeville. Me llamo Samma—se acercó con determinación—. Como sea, quería saber que clase de novio eras, así que vine a averiguarlo por mi misma.

Lo picó con el dedo índice, en el pecho.

—Veo que tienes un cuerpo pequeño y débil. Estoy algo decepcionada. Esperaba más del novio de mi única nieta.

—¡Abuela! ¡Eso es grosero!

Evan hincó una rodilla en el piso y sujetó una de las manos de la anciana. Tiene que hacer esto de forma correcta.

—Perdone usted mi falta de respeto y cortesía, señora Samma. Es un honor poder conocerla, me llamo Evan Jones.

El dorso de la mano lo llevó a su frente. Demostrando el más grado de respeto en su país.

—Por favor, permita que Abbey pueda contraer matrimonio conmigo—levantó la cabeza—. Juro hacerla feliz y cuidarla por el resto de mi vida.

Abbey ya estaba derretida en el suelo con ese discurso, no obstante, la abuela lo escudriñó de pies a cabeza y se quedó un momento mirando sus ojos.

El Contrato #2Where stories live. Discover now