Capítulo 47

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—Ese día quedó grabado en mi memoria como una cicatriz, una que arde cada vez que lo recuerdo—Mercy escupió con desprecio—. ¡Le haré sentir el mismo dolor que me causó!

Ryan se secó la sangre que le corría por la boca mientras Roan sentía un nudo en la garganta. Su amigo se estaba consumiendo por el odio y la venganza.

(...)

La casa de Mercy era vieja y casi se caía a pedazos. Solo el silencio la acompañaba.

—¡Qué bueno que llegaste, mi amor!—Evan se acomodó en la cama, fingiendo que la había estado esperando. Se recostó de lado, apoyando su cabeza con una mano.

Abbey rodó los ojos.

—¿Qué haces en mi habitación?

Evan respondió sin titubear.

—Pues, lo que hacen las parejas. Dormir juntos. No preguntes lo evidente, vaya.

Abbey soltó un suspiro y negó con la cabeza mientras ordenaba algunas cosas de su cuarto.

Se acostó rápidamente para dormir temprano.

Minutos después, volvió a suspirar con irritación cuando su prometido empezó a protestar sin parar a su lado y a moverse como una lombriz.

—Esto es insoportable. ¿Cómo puedes dormir en un colchón tan duro?

—¡Basta ya! ¡No soy tu almohada!—lo empujó con fuerza con los pies y las manos—. ¡Quítate de ahí! ¡Quítate!

Evan se desplomó en el suelo con un golpe.

—¡Auch! ¡Eso ha dolido!—se tocó la cabeza.

Abbey se cubrió con la sábana ligera y le dio la espalda.

—Estamos en pleno entrenamiento, ¿Recuerdas? No puedo consentirte. ¡Buenas noches!

Evan frunció el ceño y estiró su cuello de un lado a otro.

—¿Así que así vamos a jugar? Está bien, me has obligado.

Abbey se sobresaltó al oír el tono de voz de su prometido. Ya sabía que se traía algo entre manos.

—¿Stephen?—Abbey se levantó de un salto al oír el nombre del mayordomo de su prometido—. Trae la cama king-size que está en mi habitación. Quiero que la pongas aquí, ya.

—¡Vale! ¡Vale! ¡Te dejo dormir conmigo! ¡Me rindo!—Abbey le arrebató el celular a Evan y le habló al mayordomo—. Olvídalo, Stephen. Gracias.

Miró con furia a su prometido.

—No has cambiado nada.

Evan le sacó la lengua y se encogió de hombros.

—En la guerra y en el amor, todo se vale.

(...)

—Evan—Abbey enterró aún más la cara en el pecho de su novio. Él le servía de almohada—. Solo para que lo sepas. Debes volver a tu habitación antes de que todos se despierten. ¿De acuerdo?

—No me digas…

—¿Eh?

Evan bajó la cabeza para mirarla directamente.

—¿No quieres también esto? ¿No puedes ser considerada aquí, conmigo?

Abbey se crispó de vergüenza.

—¿¡Qué se supone que estás…!?

—Shhs—Él le tapó la boca con la mano. Cuando se dio cuenta de que ella no iba a hablar fuerte, lentamente bajó esa misma mano por su cuello, clavícula hasta llegar a su ropa. Con un dedo, desabotonó el primer botón de su pijama—. Las paredes son…delgadas.

El Contrato #2Where stories live. Discover now