Capítulo 40

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Después de años de sequía, una noticia importante les cayó como agua bendita. ¡Robert había despertado! El simpático chofer que llevaba tanto tiempo en el hospital aún tenía que pasar algunas pruebas médicas para descartar posibles secuelas del coma, pero Abbey no cabía en sí de felicidad.

En pocos días, su familia podría llevárselo a casa. Evan le había asegurado que seguiría contando con él como chofer, siempre y cuando Robert quisiera continuar con su trabajo. De lo contrario, Evan se comprometía a seguir pagándole el sueldo mensual que le correspondía, tal como había hecho desde el primer día de su ingreso. Por eso la familia de Robert quería y respetaba tanto a Evan, por su bondad y su justicia.

Lo que no le gustó a Abbey fue la respuesta que Evan le dio cuando le preguntó sobre el asunto de su madre fallecida y lo que Robert intentó decir el día del accidente. Evan se tensó y negó con la cabeza, diciéndole que lo que su madre hubiera hecho o dejado de hacer ya no era asunto suyo. Que eso era parte del pasado y que se había ido con ella al otro mundo. Le pediría a Robert que, si lo que sabía no afectaba a su vida cotidiana o no suponía ningún peligro, se lo guardara para sí. No quería sentirse más defraudado de lo que ya estaba por su madre muerta. Supuso que era porque la madre de su novio probablemente la mandó a secuestrar y casi la lastimó de verdad. Eso sí que marcó algo en el alma de Evan.

Abbey soltó un suspiro y encogió los hombros. Estaba dispuesta a respetar la decisión de su prometido, aunque no la compartiera.

La alegría por la recuperación de Robert se le escapaba como arena entre los dedos.

A pesar de estar en el segundo piso de su colegio para niños ricos, y de cargar con varios libros pesados y voluminosos, podía ver por la ventana a su prometido, sentado en una banca del patio, absorto en la lectura de algún libro sobre economía o negocios. Evan siempre estaba leyendo para mejorar sus estrategias en su empresa. No era casualidad que fuera el CEO más joven del país, con solo diecisiete años.

Se mordió el interior de la mejilla. Sentía que su prometido se estaba alejando de ella.

Incluso, al verlo solo en esa banca, le invadió una sensación de tristeza.

Él no permitía que nadie se le acercara.

¿Será cierto que Evan no quiere tener amigos?

Sacudió la cabeza. ¿Qué más daba si su prometido no quería tener amigos? Ella era suficiente para él, ella podía ser su cien amigos si eso era lo que su Evan necesitaba.

No tenía por qué meterse en eso.

Estaba tan ensimismada, que al llegar a las escaleras, no calculó bien la distancia y al intentar apoyarse en el suelo para equilibrarse, se enredó con sus propios pies.

—¡Ay!—vio con horror como alguien subía por esa misma escalera mientras ella se precipitaba a una caída segura—. ¡Quítate de ahí! ¡Me voy a estrellar!

Abbey sintió un golpe seco en la cabeza al caer por las escaleras. El aire se le escapó de los pulmones y quedó tendida en el suelo, mirando aturdida el techo blanco del colegio. Parpadeó varias veces, intentando enfocar la vista. Si alzaba un poco la cabeza, podía ver los escalones por los que se había desplomado.

Un gemido de dolor la sacó de su aturdimiento. Se arrastró como pudo hacia el sonido y se encontró con una chica preciosa de pelo corto y rebelde, que yacía inconsciente a su lado.

Abbey quedó fascinada por la belleza de la chica. Tenía unos rasgos delicados y femeninos que la hacían sentirse insegura de los suyos. Se le aceleró el corazón y se inclinó sobre ella, preocupada por su estado.

—¿Estás bien? ¿Puedes oírme? ¿Qué…?

La chica abrió los ojos con dificultad y se quejó del dolor. Luego frunció el ceño y le dijo con voz ronca:

—¿Podrías quitarte de encima? ¡No me dejas respirar!

(...)

Abbey se sentó frente a la chica en el club de esgrima, sin saber qué decir.

—Encantada de conocerte—la chica le habló con una voz dulce y sedosa que a Abbey le pareció un bálsamo—. Me llamo Mercy Hisuth. Soy del club de esgrima y estoy en el último año ostentando el título de capitán.

Abbey la miró con admiración y culpa. Se sentía tan torpe y brusca al lado de ella, que era tan delicada y amable. Por su culpa, Mercy tenía el brazo derecho en un cabestrillo que le rodeaba el cuello. Así se lo habían puesto en la enfermería después de que Abbey la hiciera caer por las escaleras.

Eso la hizo sentirse aún más avergonzada de su accidente.

Abbey intentó disculparse de nuevo con Mercy, pero esta no la dejó hablar.

—No te preocupes, de verdad. Fue un accidente y lo importante es que tú estés bien.

Mercy le apretó las manos con suavidad y le sonrió con una expresión angelical.

Abbey se quedó sin aliento al verla. Era tan hermosa y bondadosa que parecía un ángel.

—Pero yo…

—¡Esto es una mierda!

Un grito furioso interrumpió el momento, haciendo que Abbey se sobresaltara y que Mercy suspirara con resignación.

Dos chicos gemelos entraron por la puerta, vestidos con el uniforme de esgrima y llevando cada uno su florete.

—¿Cómo vas a participar en el torneo con el brazo así?

Uno de los gemelos se acercó a Mercy con enfado, mientras que el otro la miraba con preocupación.

—Sí, esto es un desastre.

Mercy se puso de pie y les presentó a Abbey.

—Te presento a los gemelos Ryan y Roan. Son mis compañeros del club de esgrima.

Abbey se quedó boquiabierta. ¡Eran los gemelos más guapos que había visto en su vida!

Mercy continuó:—. Somos los únicos tres miembros del club.

Ryan se plantó frente a Abbey con el ceño fruncido.

—Escucha, mocosa. Si por tu culpa Mercy se ha lastimado, ¿cómo vas a resarcirnos?

Roan intervino y sujetó a su hermano por el hombro.

—Cálmate, Ryan. Estás armando un escándalo.

—¡No me calmo, Roan!—se zafó de su agarre y blandió su florete hacia Abbey—. ¡Por tu culpa nuestro club está en peligro!

Abbey se quedó petrificada y palideció.

Miró a Mercy con angustia.







Estoy de luto, por lo que estoy tratando de hacerlo lo mejor posible ¿Vale?

Recuerden que los quiero mucho y por favor, cuídense mucho.

Estoy orgullosa de ustedes 🫂❤️‍🩹

Su escritora favorita ✨

RZ ♥️🥰✨

El Contrato #2Where stories live. Discover now