56-Tobe, Garu y el arma.

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¡¡que lo disfruten!!

Tobe se levantó y alejo del hombre inconsciente, caminando con cuidado en dirección contraria, justo donde su auto se encontraba aparcado

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Tobe se levantó y alejo del hombre inconsciente, caminando con cuidado en dirección contraria, justo donde su auto se encontraba aparcado. El policía guardó su arma y corrió a auxiliar a su amigo de inmediato, quien se mostró un poco más consiente después de unos minutos.

—¿puedo irme oficial? ¿O tengo que dar mi declaración?— Señalo a los otros hombres tendidos en el suelo.

Abyo suspiro, Garu realmente la había cagado en grande —no, ya puedes irte, aunque realmente te agradecería que dejes esto como esta, si no es mucho pedir— expreso cansando —salúdame a Pucca— un nudo de rabia, dolor y alivio se formó en su garganta. Tobe asintió con aquel pedido y se dio media vuelta.

Garu reacciono y se levantó limpiando la sangre sobre la comisura de su labio. —¿ES POR VENGANZA VERDAD?- Grito.

—¡ya bro!, ¡cálmate, por favor!— dijo Abyo sosteniéndolo para que no callera de nuevo. Aunque con el susto que Tobe le causo, minutos antes, su borrachera se había ido.

Tobe se detuvo en seco, no podía creer que se atreviera a decir eso después de todo.

—¿venganza?, ¿en serio piensas que yo aria algo tan bajo?— la ira seguía latente queriendo desbordarse de nuevo. Garu pedía gritos un nuevo golpe en su piel de porcelana.

—¡estamos hablando de ti!— lo interrumpió el policía. El tono de Abyo, le dio a entender que no estaba para escucharlo.

—no hay nada más bajo que tú— entendió Tobe en su cabeza.—no sé por qué no me sorprende... pero bueno, el perro también quiere morder, al igual que el dueño— añadió con sarcasmo —en fin, ella es alguien que me importa mucho... ¡Jamás usaría a Pucca de esa manera!

—tú la alejaste de mí, ¡yo la amo!

—Que te quede muy claro, que yo jamás la aleje de ti... eso lo hiciste tú solo con tus estúpidas acciones.

—¡eso es mentira!, yo siempre le demostré cuanto la amaba, iba a pedirle matrimonio.

—Tu familia jamás te lo hubiese permitido, ella no es de la alta alcurnia, tu padrastro y madre la hubieran alejado de ti a como diera lugar, ellos la hubieran lastimado y tú no habrías podido hacer nada para defenderla— tenía que hablarle Garu con la verdad, jamás podría hacerla feliz en el futuro. Aunque se aferrara a una falsa esperanza, tenía que entender su verdadera situación.

—¡iba a renunciar al control y acciones de Shinwa por ella...! ¡Pero, pero!, está contigo... ¿Cómo-como eligió a alguien como tú?, ¡dime! ¿Cuánto dinero le ofreciste? Creí que ella era diferente, no una-una puta más— sollozó—no como Ring Ring, ella no, ella... ¡¿no me traicionaría así?!...— las lágrimas recorrieron libremente por sus mejillas —Soy un estúpido, creo que me equivoque, Pucca vio más dinero en ti que en mí— soltó su pena

—ya te lo dije y te lo volveré a repetir. Tú la alejaste, jamás le ofrecí dinero, ni siquiera acepta que le compre algo— suspiro —no quería tener una conversación así de íntima contigo Garu, la verdad es que no eres digno de ninguna explicación de mi parte, pero Pucca, no merece que la insultes como lo estás haciendo.

—¡claro que se lo merece!, ¡es una zorra en toda la extensión de la maldita palabra!— vomito sin previo aviso, un líquido verde y espeso —y se atrevió a tener un par de malditos bastardos contigo.

Otro puño se estampó contra su cara, Tobe había logrado tranquilizarse antes, pero con los insultos a su familia, no podía dejarlo vivir en paz. Su cabeza estaba constantemente pensando en cómo hacerlo pagar de una y mil maneras. Garu debía sufrir muy lentamente. Sonrió burlonamente, se puso el saco y respiro profundo, se había portado bien con él, pero ya no lo merecía, necesitaba demostrarle el gran poder de su palabra, no solo de su fuerza.

—¡al menos estas consienten de quien soy!, y tienes razón, yo consigo lo que quiero, pero no es por venganza, hace años que la muerte de Nun dejo de significar algo para mí— mintió descaradamente —ese asunto está igual que ella, muerto y enterrado en el pasado.

Hoy el día le estaba permitiendo insultar a Garu y cerrar siclos dolorosos de miseria, aún más que conveniente, un policía mediando las cosas por si esto tiende a ponerse mucho más feo. Sonrió de nuevo al ver como Garu gesticulaba, intentando callarlo o dar una buena respuesta.

—! Eres nada!, comparado conmigo— demando la voz de Tobe —así que una maldita rata miserable, que no vale la pena mi tiempo— expreso con odio en cada palabra —no merece pensar que mis acciones son por venganza... Pero para que veas que soy magnánimo, te diré lo que paso— miro su reloj, dándole a entender a Garu que debería estar agradecido con él por el tiempo que le estaba brindando. Cada acción y palabra de Tobe, le daba una bofetada con guante blanco en la cara —hace tres años la vi caminando por la calle, tenía ese hermoso aire juvenil en ella, lleno de pureza y virtud que siempre la caracterizó ... Ja, ja, ja, su fina belleza la hacían única en medio de aquel lugar. Admito que quede embobado y maravillado por su cálida sonrisa, así que, me dije a mí mismo "Sr. Kwon, esa que va allá es Pucca ¿no?. Porque no la llevamos con nosotros, es perfecta para ser la futura madre de nuestros hijos"— dijo sarcástico —pero sabes que fue lo gracioso de todo, es que el día que me la lleve conmigo, ella me lo pidió llorando a mares, aún sigo curioso por saber cómo es que tomo esa decisión tan drástica. Lo demás es historia, después se arrepintió, yo la tomé a la fuerza y la hice mía de un sin fin de maneras en mi cama. ¡Ella no te pertenece más!— una sonrisa bufona salió haciendo enojar a Garu —si me disculpan, tengo mejores cosas que hacer. Como por ejemplo hacerle el amor a mi esposa, mientras grita mi nombre— Tobe dio media vuelta y se alejó, las caras que Garu hacía con tan detallada explicación, no tenían precio y había disfrutado con ello en demasía, aunque la mitad de todo lo que había dicho fuera una vil mentira.

Garu y Abyo forcejeaban, uno por zafarse del agarre de su amigo, él otro por mantenerlo agarrado.

—¡lo mataré ya mismo!— le advirtió a su amigo —¡suéltame!— añadió.

—¡no!, ¡ya cálmate!, está claro que solo quería provocarte y ver hasta donde podías llegar— a pesar de decir esto, Garu no escucho la voz de la razón. La miseria mental en la que estaba, no le permitía entender razones. Quería simplemente dejar de sentirse como un mal perdedor.

—¡maldito idiota! —grito Garu, y en los minutos siguientes, todo lo que paso, corrió en cámara lenta — ¡muere! —el clic del arma de Abyo fue quitado, le apunto a Tobe y detono el arma.

—¡NO, TOBE! —la voz de una mujer invadió el silencioso espacio, él volteó rápidamente al reconocer la voz.

—¡Pucca!—corrió lo más rápido que pudo, atrapándola en el aire, antes de que callera rendida al suelo, su mente no daba crédito a lo que estaba sucediendo... 

 

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