48- ya no, nos quiere T_T

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Disfruten!!!

A pesar del revuelo que sucedía por la noche en algunos lugares de sooga, el ambiente se hallaba en calma, hasta que un enorme grito, surco los cielos espantando a los animales que rondaban.

—¡¿Cómo?! —grito alocadamente Ring Ring, al ver a la pareja en la pantalla— ¿Cómo puede ser que esa maldita camarera obtuviera un estatus más alto que el mío?— chillo, molesta, aventando el vaso de bebida que traía en la mano —bastante tengo con ver a ese inútil de Dada en mi sección favorita de las noticias. Como para tener que soportar ver la maldita cara de la mustia de Pucca. Y yo que pensé que ese día me había deshecho de ella de una vez por todas. Me pregunto ¿Qué diría mi oppa si se entera de que yo tuve parte de que se fuera?, ¡hag como sea...! la odio y no me quedara de otra que hablar con my daddy, quiero que se deshaga de ella lo más pronto posible, Garu es solo mío— suspiro con pesar y molestia. — ¡junny!, no es justo— acaricio a la pequeña cachorra que se encontraba a un lado de ella, descansando en el mullido sofá, sin prestar atención a la rabieta de su dueña. Estaba más que acostumbrada a esos arrebatos...

—¡mi pequeña!—expreso con dolor Ho

—¡mi pequeña está hay! —señalo la pantalla del televisor Dompling, agitando su mano con emoción.

—está muy bien y se ve ¡shnif! Más llenita! —añadió con alegría el tercer hermano. Mientras limpiaba sus lágrimas.

Ellos lloraron melancólicamente, tanto buscar a su niña hasta por debajo de las piedras, al fin había dado sus resultados satisfactorios, no podían negar que deseaban tenerla ahí, junto con ellos, para poder abrazarla desesperadamente, la extrañaban demasiado, querían con todo su corazón, tener a su familia de nuevo unida.

—¡vamos hermanos... dejemos esto así y corramos donde está nuestra niña! —no podían contener sus lágrimas de alegría.

Apagaron las llamas que tenían encendidas, y dejaron todo lo demás como estaba, se sacaron los mandiles y caminaron apresuradamente a la salida principal, hasta que uno de ellos paro su andar en seco.

—¡pero hermanos! Ese hotel está a una hora en automóvil y a hora y media en autobús, para cuando lleguemos es muy posible que ella ya no esté ahí—el tío Ho tenía más que razón, las fiestas de la alta sociedad, no solían durar más de dos horas y esa celebración en especial ya tenía una hora aproximadamente que había empezado.

El trío de chefs pusieron una mirada triste, mientras contemplaban a la alegre chica en la pantalla.

—¿será que nuestra pequeña, ya no nos quiere? —Se preguntaron cada uno mentalmente, sintiéndose más tristes que nunca.

—¡esperen...!— hablo Ho esperanzado —y si buscamos la manera de contactar a Tobe... después de todo se presentó como su esposa, ¿no?

—¡es cierto!— Se animaron mutuamente. Olvidando el hecho de que ambo se habían declarado como que estaban casados.

Corrieron a buscar en su celular el corporativo Kwon y para su suerte encontraron un teléfono de oficina, donde le brindaban atención a los clientes.

Sin más digitaron aquellos números desconocidos en la pantalla, desearon con fervor que alguien respondiera su llamada, pero era imposible, después de todo ¿Quién trabajaría en una oficina pasada las ocho de la noche y en domingo? Que contestaran su llamada sonaba casi imposible.

—¡buenas noches!, ¡corporativo Kwon! ¿En qué puedo ayudarle? —Aquella pregunta en el altavoz fue esperanzadora, jamás creyeron que aquello pudiese ser posible, pero de milagro lo fue.

—so... Soy—el tío linguini tartamudeo al intentar hablar.

—soy el tío de la señorita pucca— contesto otro de los tíos —podría por favor decirle al señor Tobe que se comunique conmigo por favor. Es urgente.

—muy bien... podría por favor decirme su nombre y de donde llama, también proporcionarme un número en el cual pueda localizarlos de nuevo.

—soy Ho, dueño del restaurante go-riong de la isla de sooga—respondió más tranquilo al dar el número del restaurante –862 322 2.

—¡bien!, cuando el CEO y la señora Yong regresen de su viaje, yo les pasaré el recado—añadió amablemente la chica al otro lado de la línea —que tenga buenas noches— colgó sin más.

El trío de hermanos vio una pequeña luz de esperanza en su camino, sonrieron a pesar de que aquello no les garantizaba nada, así que salieron del restaurante, para respirar un poco de aire fresco.
Una vez fuera se sorprendieron mucho por el auto de lujo, color rojo, que detuvo su andar abruptamente frente a ellos y dio vuelta, en la esquina, perdiendo a otro auto que lo perseguía. Haciendo que el auto  patinara en el asfalto. Después de observarlo con más detenimiento y aún tristes, se sentaron por un rato en las escalinatas del restaurante, algo en sus corazones les decía que su pequeña iría pronto a visitarlos, para aclarar todas y cada una de sus dudas de lo que había pasado...

¿Pucca? Eso es imposible. Hablo Dada para sí mismo mientras veía la imagen repetida en la pantalla. La sonrisa nerviosa de su prima no era justo lo que recordaba, pero aquel brillo en sus ojos era igual, no podía negar que se veía muy diferente.

Pero solo había una pregunta en su cabeza y como buen periodista tenía que quitar y despejar todas las dudas de lo que esa pareja encerraba, ¿en qué momento Pucca y Tobe se habían casado? ¿Por qué no existía una gran noticia, con tan gran celebración?

—¿Qué sucede Dada, te encuentras bien? — pregunto su compañera al terminar su trabajo.

—¡si estoy bien!, solo estoy un poco cansado, ¿Por qué? —exclamo algo nervioso.

—pues es que te pusiste pálido en cuanto escuchaste el nombre de la señora Yong... ¡Ha! Es sorprendente que alguien como el CEO Yong ya tenga una esposa y que solo supimos de su existencia el día que salieron del hospital con un par de bebes.

—mmm, había olvidado esa parte, ahora que lo dices, él también lo menciono cuando mando su amenaza a la prensa—su expresión cambio y sonrió —¡bueno, no te preocupes!, es que me sorprendió un poco ver a Tobe de ese modo. Bueno, lo conocí cuando éramos niños—su nerviosismo era aparente, temía por su querida prima y posiblemente su vida privada estará en el ojo del huracán en cuanto los periodistas se enteren de que son familia. «¡oh Pucca! ¿En qué te has metido?» Pensó para sí mismo, subió a su auto y se alejó del lugar, dirigiendo hasta el restaurante, estaba seguro de que sus tíos estarían devastados al ver a Pucca en la televisión...

Las horas se habían pasado drásticamente, mientras esperaban fuera de la entrada del restaurante, un poco adoloridos y más que fríos, con su pies, manos y brazos entumecidos, suspiraron con más pesar del que tenían antes. Con la cabeza abajo y su ánimo mermado después de pensar demasiado en su pequeña niña, decidieron regresar de nuevo a descansar.

Entraron al restaurante sin ganas y sin motivación alguna, pero debían seguir a pesar de que ella no se comunicó y mucho menos fue a buscarlos, ya que estaba de vuelta en Sooga.

Las llantas de un auto rechinaron de nuevo, deteniéndose frente a ellos, una sensación extraña los invadió, pues había sido el mismo auto en persecución, que habían visto una hora antes.

—¡buenas noches! Una voz varonil les impidió seguir avanzando, el alto y bien parecido joven, cerró la puerta de su auto y camino posicionándose a sus espaldas.

Los chefs voltearon sincronizadamente para ver a quien los había saludado, denotando de inmediato que el joven frente a ellos era portador de una gran marca en el entrecejo, que para su suerte conocían a la perfección.

—¡buenas noches! ¡Tobe!—correspondieron el saludo, con una extraña mezcla de sentimientos en su interior.

—¡deseo hablar con ustedes! —Tobe suspiro, por su expresión pudo notar la confusión del momento —¿puedo pasar? Quiero hablar de algo muy importante, de Pucca para ser preciso— dicho eso, ellos asintieron, sin cambiar su expresión.

No sabían cómo reaccionar, jamás esperaron que el magnate se presentaría frente a ellos ese mismo día, a lo mucho asumían que tardarían en comunicarse con alguno de los dos, un par de días o semanas...

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now