31- dificultades

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Actualización FINAL 10/10... en cuanto termine de editar. Subiré lo mas rápido posible los siguientes capítulos.  dejen sus opiniones.

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Lunes 8:00 AM

—¡buenos días, joven ama!—hablo la señora Yu, dentro del cuarto semi obscuro.

De un momento al otro se hizo la luz en la pieza, al ser recorridas las pesadas cortinas de la ventana, por un par de empleadas de la casa. Pucca no las reconocía aún, le costaba identificarlas a todas.

La azabache se removió sin ganas en la cama, en el instante en el que el sol se coló por las finas cortinas. Tenía demasiado sueño, las horas que tuvo que estar despierta por la noche para alimentar a los niños y el peso que recayó sobre sus hombros, tras la plática del día anterior con Tobe, no le permitieron pegar el ojo en toda la noche.

—le he preparado un desayuno especial, para mujeres que están amamantando—hizo un leve movimiento con su cabeza indicándole a una de las empleadas que entrara con la charola en las manos.

Pucca abrió los ojos, los cuales se mostraban cansados, he hinchado, dejando muy visibles las pequeñas bolsas que se marcaban bajo sus ojos. Parpadeo un par de veces para acostumbrarse a la intensa luz natural que entraba libremente por el ventanal.

Se sentó sin más y le depositaron el desayuno en una pequeña mesa redonda, con la que todas las habitaciones contaban...


Me llevé sin ganas la primera cucharada a la boca, moría de sueño y eso no era nada bueno, mi día sería extremadamente movido y con todo lo que tengo que aprender, me mortifico más de la cuenta, no sé por qué Tobe no pensó en ello antes, ¿Por qué espero a que todo se juntara? ¿Tal vez desea que falle y a si desacerase de mí?. No eso es imposible, ¿verdad?

Tengo miedo de no poder llegar a las expectativas de lo que todos en esta casa quieren y aún más, que falle y decepcione a Tobe. Él ha hecho tanto por nosotros, que me sentiría devastada si no puedo convertirme en esta semana en lo que requiere y necesita. ¿Pero qué es lo que quiere realmente? ¿Qué necesita de mí?, ¡ahhhhg! Esto es tan frustrante.

—¡mi señora, no tarde mucho por favor...! Su tutoría comenzará en breve— me dijo la señora Yu saliendo de mi habitación. ¿Qué diablos me estaba creyendo al aceptar todo esto? Tengo demasiado miedo acumulado en mi interior. Si hubiese sabido eso desde un principio, lo que me deparaba al lado de un hombre tan exitoso como Tobe, jamás habría aceptado ser la supuesta esposa.

Lleve mis manos a mi cabeza apretándola lo más fuerte que podía, aunque no me ayuda en nada, me dolía demasiado y solo por pensar en cosas innecesarias. Voltee en dirección a las cunas de mis hijos, por suerte aún seguían durmiendo, qué torpe, le hubiese preguntado a la señora Yu donde estaba Tobe, por la noche me ayudo con nuestros hijos. Sonreí momentáneamente al recordar lo que el mismo tiempo atrás me había dicho, pues, aunque no son sus hijos de sangre, él los ama con tanta intensidad.

—¿en qué piensas princesa? – la voz de Tobe resonó en la habitación, aunque hablo un poco bajo para que los bebes no se despertaran. —¿Por qué tan radiante sonrisa? Camino frente a mí, poniéndose la corbata en la solapa, me levante quitando mis manos de mi cabeza, me acerqué a él y tome la corbata para acomodarla como era debido. Sin previo aviso tomo mi mentón obligándome a mirarlo. Sus ojos azules se clavaron en mí con intensidad, mostrado una clara señal de deseo, teñida de preocupación. Amaba y cada vez que esos orbes azulados me aprisionaban bajo su mirada, de todo lo que él tenía de atractivo, sus ojos eran lo que más me cautivan y ver mi reflejo en ellos era hermoso.

No sé cuánto tiempo lleva sin estar con alguna mujer. Desde que me quedé a su lado por mi embarazo delicado, jamás lo vi salir con nadie, cuando estábamos el pent-house y los niños aún no nacían, salía directamente de su trabajo a encontrarse conmigo y mi barriga crecida. Extrañaré esos bellos momentos... no lo negaré, verlo llegar con helado o pastel de chocolate después de que le avisaba de mis antojos, me emocionaba mucho. Nunca se negó a consentirme, siempre hacía lo que le pedía, en su momento me hizo sentir culpable, porque ni con todo el dinero que tenía de mis padres, podría haberle pagado todos los sustos que paso por mi culpa.

No olvidaré la última vez que me sentí mal...

Un mes atrás.

—como verán... nuestra compañía se está levantando por encima de las demás a una taza acelerada—el teléfono de Tobe comenzó a sonar, se acercó un poco y en cuanto vio la foto de Pucca en la pantalla de inmediato cogió el dispositivo. —permítanme un momento—salió sin más de la sala de juntas a contestar la llamada —¿Qué pasa princesa? —Pregunto, Pero no obtuvo respuesta más que un fuerte grito de Pucca al otro lado de la línea.

Su piel se erizó de forma alarmante, por el repentino miedo que sintió. Salió corriendo, sin contemplaciones, por los largos pasillos de su edificio. En ese momento odio lo enorme que era el edificio. Llego lo más rápidamente que pudo al elevador, cada piso que subía lentamente aquel aparato, era un minuto de extrema agonía para él, el grito desgarrador retumbaba en su cabeza una y otra vez, como si aún lo estuviera escuchando, lo que lo llevo a preocuparse de inmediato. Llego al piso donde estaba su oficina y grito a su única empleada, sin salir del elevador.

—¡Lucy, cancela todas mis sitas!—demandó y la puerta se cerró. La joven se movió rápidamente a su escritorio a hacer un sin fin de llamadas.

En cuanto las puertas se abrieron de nuevo, corrió como un loco por la estancia, parándose de golpe. Iba a gritar el nombre de Pucca, pero otro grito fue lanzado por ella, conduciendo su mirada de él en dirección de la sala. Corrió de nuevo hasta estar cerca de ella

—¡aguanta pequeña!—no le gustó nada lo que vio, se retorcía de dolor y tocaba su vientre, pero lo que más lo preocupo, fue la cantidad exagerada de sangre que había manchado la blanca alfombra de la sala. Tomo su gabardina que estaba colgada en el perchero de la entrada y llamo de nuevo al elevador, cubrió a la azabache y la cargo entre sus brazos. Como pudo, toco el botón del sótano y el del piso de la recepción de su oficina, donde se abrió la puerta de nuevo y se encontró con Lucy llamando por teléfono.

—¡que preparen mi auto!—ordeno de nuevo, lu se espantó por el repentino hablar y de inmediato colgó, para marcar al sótano. La puerta se cerró de nuevo hasta que llegaron al sótano.

El chofer estaba esperando en la camioneta ya encendida.

—To...be—hablo la azabache con dificultad por el dolor en su vientre. Él la deposito suavemente en el asiento trasero serrando la puerta y dando la vuelta por la parte de atrás del auto para meterse al lado de ella. —¿mi, mi bebe?... ¿Qué pasa... con él?-todo lo que estaba pasando en esos momentos le parecía irreal a ambos.

—¡muévete al hospital! — hablo rápido y de forma pasiva para no alterar más a la azabache. El miedo por pensar cosas de más, lo puso emocional-no permitiré que nada les suceda a los, no te preocupes-acaricio su cabello negro, lleno de sudor.

Todo aquello parecía una maldita pesadilla para él. Sin más remedio, ella se desmayó por el intenso dolor...

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now