52- la valentía de Dada

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 nueva actualización!!!!

—¡buenas noches, ama!— Stephanie abrió la puerta, portando una tetera en charola de plata

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—¡buenas noches, ama!— Stephanie abrió la puerta, portando una tetera en charola de plata.

—bu... buenas... noches—limpio sus lágrimas

—sus hijos están durmiendo plácidamente, parecen un par de angelitos, qué gran bendición.

—¿y... mi... esposo?—su llanto era aún más incontrolable.

—¡a! Ese hombre feo, mmmm, creo que lo corrí— la sonrisa burlona apareció, pues el leve empujón, había puesto triste a su jefe —no se preocupe, solo está en su estudio, recibió una llamada de Lucy— tenía que cambiar lo dicho por la cara de preocupación de la azabache.

Sirvió una taza de yerbas relajantes, sabía que Pucca sufría de estrés y también que su parto no había sido muy normal, así que necesitaba relajarse un poco. Ella lo bebió sin preguntar el contenido, pero fue tal el efecto que de inmediato se quedó dormida dejando de llorar.

Stephanie tomó la taza antes de que callera al suelo, la puso al lado de la tetera, tomo la charola y salió del lugar directo a la cocina, dejo la charola en el fregadero. Tomo su celular y marco el número prefijo.

—todos están durmiendo incluyéndola a ella— dijo clara y seria.

—muy bien voy para allá—respondió la otra voz al otro lado de la línea

—¡no tardes!—fue todo lo que dijo y colgó...


—¡responde de una maldita vez! ¿Lo haces por el dinero de mi prima?— Dada apretó la corbata de Tobe, encarándolo, una gran prueba de valentía, de la que hasta los chefs se sorprendieron.

El magnate se molestó, que Dada se diera la confianza de querer jalar de su ropa, había traído de vuelta el enojo que había ocultado cuando Garu se hizo presente. El joven rubio había despertado en él algo que no debía, así que mostró una sonrisa arrogante y mientras acomodaba el nudo de su corbata y levanto su vista, dejo de mostrarse sumiso ante los presentes.

—que me tragara mi orgullo arrodillándome frente a tus tíos, no te da el derecho de amedrentarme, más aún cuando mi fama, quedo en el piso por una mujer, el mismo que estás pisando en este momento y para tu buena suerte y desgracia mía, esa mujer no es cualquiera, es tu prima y mi adorada esposa, ¡así que no...! ¡No tengo por qué estar con ella por dinero!— expreso, irritado, conteniendo el enojo del momento. —¡ten algo muy en cuenta!— apretó las palabras con desdén entre sus labios —a mí, me basta y me sobra, hasta para volverte alguien famoso y no solo un reporterucho mediocre de esta isla. Pero también me sobra para hundirte de una y mil maneras posibles —suspiro —¡así que amablemente, te pido que midas tus malditas palabras conmigo!.

La cortesía en Tobe había terminado, no podía creer que en un momento se había mostrado, tal y como es, alguien de un poder incalculable, al que no cualquiera puede acceder y que, para los chefs, había sudo una grata visita, aunque no lo vieran ellos así, el mundo si se enteraba, lo vería con otros ojos.

Los chefs parpadearon sorprendidos, no solo por el pequeño acto de valentía del rubio, sino por el hombre que estaba frente a ellos, alguien capaz de hacer lo que sea con dinero. Si, esa era la clase de gente que cae mal, pero al mismo tiempo no debes hacer enojar, si eso podía hacer con el puesto de su sobrino, qué haría con lo único que quedaba de su difunto hermano, su restaurante no podía perderse por una pequeña disputa. No solo eso, su simple presencia en ese momento demandaba respeto, nada que ver con el Tobe sumiso, lleno de arrepentimiento y que imploraba ser perdonado, que se mostró al principio.

Dada agacho la cabeza, no había pensado con la cabeza fría con quien se estaba metiendo, su pequeño momento de enojo y frustración, había acabado en cuanto el magnate lo amenazo. Eso lo trajo a la realidad, ahora se arrepentía por haberse siquiera atrevido a tocarle la ropa. ¡hoo sí!, la realidad le pateo la cara literalmente. Un buen reportero sabría el carácter del demonio con el que el magnate cuenta y él lo había olvido por completo.

—sé... Sr. Yong—los tíos titubearon en lo que dirían. Nada bueno saldría, si lo hacían enojar.

—¡sí-siéntese...! ¡Por favor!— Tobe apretó los puños. Estaba cansado de esa actitud de la gente y no deseaba que los tíos de Pucca, que en un futuro no muy lejanos, serían sus parientes directos de él. Comenzarán a portarse igual que el resto del mundo. A tratarlo con toda la cortesía posible, con temor de ofenderlo.

—¡si quisiera que la gente me llame por ese apelativo!, ¡regresaría a mi elegante oficina!— la irritación en su voz era más que evidente. Pero no podía ya evitarlo, Dada no se esmeró demasiado en provocarlo.

El tío Ho se levantó de su lugar y se perdió en el interior del restaurante, en ese breve momento incómodo, nadie dijo nada, para no alentar más el enojo en la cara del pelinegro. Dada por su parte, se sentó alejado del grupo, con su cabeza abajo.

Para su suerte su tío regreso rápido con una caja entre sus manos, poniéndola en la mesa frente al magnate.

—para que entiendas a lo que nos estamos refiriendo, necesitamos que conozcas un poco del pasado de nuestra niña—suspiro con tristeza —un pasado que, hasta el momento, ella misma desconoce.

Tobe abrió los ojos de par en par, otra sorpresa sumamente importante para ese día. Hizo un pequeño ademán con su mano, indicándole al tío que continuara.

—cuando Pucca tenía tres años, perdió a sus padres en un accidente automovilístico— abrió la caja y busco entre el contenido. —ella venía de visita a pasar las vacaciones con nosotros, pero en una de las curvas que bajan de la montaña, un auto se estrelló contra el de ellos, matando a todos en el proceso, incluyendo a la otra familia que venía en el auto— encontró el papel que necesitaba y se lo dio a Tobe. —a nadie le intereso lo que les había pasado a los padres de Pucca, ya que solo eran unos ricos promedio, no tenían tanto estatus social como la otra familia— Tobe miro la fecha y el encabezado del viejo periódico. —los noticiarios en ese tiempo estaban como locos, por qué la familia Tang había muerto en ese accidente, menos su pequeño acompañante, un amigo cercano de la infanta Yuki.

La familia Tang muere en trágico accidente automovilístico, el pequeño heredero de Shinwa, Mao La Garu. Sobrevive de milagro.

—¡me-Me están!. ¡Diciendo!—Tobe estaba mal. Recordar esa pérdida, aún le dolía en el alma —¡que Pucca sobrevivió a ese accidente, igual que Garu!.

Los tíos asintieron al mismo tiempo, poniendo caras de dolor y desolación...

Los tíos asintieron al mismo tiempo, poniendo caras de dolor y desolación

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Algo mas se ha revelado... ¿pero aún Tobe nos dejará con la duda de ese dolor que lo aqueja?.

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now