29- Necesidad

209 21 3
                                    

Actualización 8/10

—¿puedo ayudarlo en algo Sr

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿puedo ayudarlo en algo Sr.? – pregunto Yuki, al ver entrar al vicepresidente de la compañía por el elevador. Se levantó de su silla e inclino su cabeza para mostrar sus respetos. <¿por qué no hacerla entristecer un rato?< pensó.

Garu sonrió y se acercó hasta donde ella se encontraba. Movió su brazo tomándola del mentón, haciendo que ella levantara su vista y lo viera directo a los ojos.

—me gustaría ver la cara de él, cuando se entere de que estás con vida—sonrió de lado con asco en su rostro.

—¡prometiste no hacer nada!—hablo suplicante. Su corazón aún latía lastimosamente por ese hombre.

—lo sé, pero si mi padre, continua así... no seré yo el que te exponga, lo aras tu sola—hablo susurrante. De nuevo él sonrió, le gustaba molestar a aquella chica. Siempre disfruto de hacerla enojar, pero lo que más le encantaba por sobre cualquier reacción que ella pudiese llegar a tener, era cuando la hacía llorar.

Y así como él lo quiso, las lágrimas de tristeza en Yuki, no se hicieron esperar.

—puedes regresar a tu trabajo, prometo no volver a molestarte—las palabras lascivas de Garu, resonaron en el corredor antes de entrar a la oficina del presidente.

Ella sin más por decir y obedeciendo la orden que acababan de darle, regreso a su silla tras su escritorio, tomo una hoja y suspiro con tristeza, limpio sus lágrimas con delicadeza para no estropear su maquillaje y que ninguna de otras compañeras de trabajo se diera cuenta. Volvió a suspirar y apretó sus puños con coraje, tornando los nudillos de su mano de un tono pálido. Garu había despertado en su interior, algo que en toda su vida jamás había sentido. Un repentino odio se acrecentó en su interior, amenazando con salir al exterior, destrozar todo cuanto encuentre en su camino, encontrarse con el nombrado y pensar unas y mil formas para que sufra, hacerlo, pagara todas y cada una de las veces que la hizo ponerse triste e incluso hacerlo pagar por su mayor pecado, en contra de ella... Garu tenía demasiadas cuentas pendientes y ya no estaba a gusto con dejárselo al tiempo, ni al karma.

—Yuki, trae la invitación—se escuchó por el intercomunicador de su escritorio, haciéndola regresar de su mundo de venganza. Apretó el botón del teléfono y contesto.

—en un momento se lo llevo Sr. —dicho esto, busco entre sus papeles más importantes, la invitación que la señora Uzumaki, le había mandado al grupo, para invitarlos a su gran evento.

Camino así hasta la oficina de su jefe, con la invitación en la mano. Se la entrego y Garu le sonrió de forma divertida, pues aún seguía siendo divertido lo que minutos antes acababa de hacer. Ella caminó hacia afuera de nuevo, ignorándolo y regresando a su puesto.

—¿ahora qué? — Garu estaba impaciente.

—nada, solo quería decirte que me iré a Canadá mañana— esto a no le gusto nada.

—¿Por qué? —¿En verdad se atrevería a dejarlo solo?

—¡ah! Nada en especial... solo que tu madre y yo necesitamos vacaciones—expuso aliviado.

—¡al final me dejarás todo a mí! — dijo alterado

—solo será por una semana, yo regresare antes de que te vayas— le resto importancia al berrinche que su hijo estaba a punto de tener.

—¿de qué me vaya?... ¿A dónde iré? —se sentía confundido, esa mañana lo único que lo hizo levantar, fueron las ganas de encontrar a Pucca

—¡no sé por qué dios no permitió, que el dueño del otro corporativo fuera mi hijo!, ¡así no tendría que explicarte cada cosa con manzanitas! —dijo severo, sin una pisca de cariño

Garu solo torció la boca, para disimular su molestia, pues «¿Cómo es posible que mi estúpido padre me compare con Tobe?» Pensó. «No es justo que tiene tiempo sin verme y lo único que sale de él son malas palabras, pero ¿Qué podría esperar de un hombre que ni siquiera es mi padre?»

—deja de estar en las nubes Garu—lo reprendió golpeando su escritorio —¿no sé entonces por qué volviste, si no pones atención a los detalles? —el hombre estaba sumamente molesto, por la estupidez de su hijo.

—¡mi madre me necesitaba! —expreso de forma monótona, sin ganas, en un intento por cambiar el tema principal de la conversación.

No podía decirle directamente a su padrastro, que solo había regresado por el dinero y la infinidad de recursos con los que la empresa de su difunto padre y la de él, contaban. Mucho menos le diría de los momentos maravillosos que había pasado con su novia. Tampoco le contaría que el dinero que necesita, será destinado para encontrar a su querida Pucca lo antes posible y mucho menos, le diría que es su deseo, desde un principio, era casarse con su dulce azabache. Sin importarle lo que su familia de él o su madre tengan que objetar de una chica, que proviene de una familia acomodada, como lo son los chefs. Si bien tienen un negocio propio, no es lo suficientemente bueno, como para que su madre o su padrastro, acepten esa clase de relación en su familia.

Desde un principio fueron de su conocimiento todas barreras que les impedían ser una pareja feliz a largo plazo, pero la empezó a amar tanto que ahora, su corazón y mundo, no conciben una vida lejos de ella, sin ella.

De nuevo su mente se desconectó de su presente y comenzó a divagar, pensando en Pucca. Tenía que admitir que la necesitaba con locura a su lado, rozando la delgada línea de la obsesión. La quería de vuelta más que antes, más que nunca. La necesita apoyándolo incondicionalmente, como siempre lo hacía.

Necesitaba su amor, sus dulces besos y sus abrazos, que con el paso del tiempo e inevitablemente, se van borrando de su ser, se esfumaban como el humo entre el viento.

La urgencia por encontrarla ahora es aún mayor, que, en un principio, necesitaba respuestas a sus incesantes preguntas ¿Dónde estaba? ¿Dónde se había metido? Y la más importante de todas ¿Por qué lo había abandonado sin decir nada?

Tenía tanto amor para entregarle y darle, pero ella se fue, aún le duele que lo dejara sin decir nada, ese simple hecho lo lastima más que nada. Era de su conocimiento que ella aún preservaba su voto de silencio, aunque él comenzaba a hablar lentamente, eso no quitaba el hecho de que no le diera una nota, conocer la verdadera razón de por qué había abandonado todo y lo dejo completamente solo.

—¡ves a lo que me refiero...!, ¡divagas demasiado! —hablo exasperado el Sr. King, golpeando el escritorio con su puño.

—¡olvídalo...!, ¡mejor me voy, regrese hace una semana y aún no he ido a visitar a mi madre! —dio media vuelta y se alejó.

—me parece bien— acomodo su silla.

—milagro... hasta que yo hago algo, que es de tu agrado—salió sin esperar una respuesta, era mejor salir apresuradamente de ese lugar, que seguir discutiendo cosas de su vida que, a ese hombre, no le importan.

Subió al auto, apretó el volante con fuerza y manejo a toda velocidad, hasta las afueras de la ciudad, para llegar a la casa de su madre...


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now