61.-¡ya se lo dijo! par1.

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¡oh si bebe! ¡Aquí lo tienen chicas y chicos, el nuevo capítulo!

disfrútenlo, gocen, amen y escríbanme muchos comentarios, adoro leerlos...

—¡MALDICIÓN!— arrojo el celular enojado, rompiendo más la pantalla del mismo —lástima que no puedo castigarlos—expreso con cansancio

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—¡MALDICIÓN!— arrojo el celular enojado, rompiendo más la pantalla del mismo —lástima que no puedo castigarlos—expreso con cansancio. Tobe no había dormido nada la noche anterior, no como era debido, la preocupación de que su hermosa azabache no despertara de la anestesia lo tenía muy mal. — ¡yo me encargaré del inútil de Garu a mi modo!— vocifero —así no sufrirá— apretó sus puños fuertemente apoyados sobre su escritorio —así no lamentará, con cada pedazo de su cuerpo y alma que este altercado jama hubiese pasado. No quiero que se deprima o solo se sienta mal... ¡Yo quiero que se suma en la desesperanza! —posiciono ambas manos en su cabeza, mientras apoyaba los codos en el escritorio. Su frustración quería hacerlo entrar en un estado de desesperación, tal y como lo había experimentado el día en que perdió a sus padres.

—¡tranquilo amo!— entro Stephanie al estudio. Él dejó de esconder su cabeza y la volteó a ver.

—¿Por qué me desobedecen? Solo... ¡No lo entiendo! —se sentía frustrado, pero no dejaría que aquello lo sobrepase.

—la verdad es que Merio y Lucy se preocupan mucho por el ama Pucca, ella es un amor en toda la extensión de la palabra— su sonrisa se ensanchó levemente. —yo me encariñé con ella, y solo tengo poco tiempo de tratarla— dejo la bandeja con café, galletas y fruta a un lado del escritorio de Tobe —¡ahora sé un niño bueno y desayuna algo...! ¡Bastante tiene esta casa con que la ama Pucca esté en cama convaleciente! Y los jóvenes herederos ¡uff! De ellos no puedo quejarme, son bebes y no entienden la situación en la que estamos, ¡lloran demasiado por su madre...! ¡Me volveré loca!

—¡no seas dramática!— una mueca de disgusto se mostró en el rostro del magnate.

—¡oh! ¡Dramática...! ¿Yo? — Stephanie se cruzó de brazos haciendo un puchero —¡eso me ofende muchísimo!

—niña caprichosa—refuto a regañadientes, tomando un trozo de manzana.

—¡ha! ¡¿ahora resulta que yo soy la caprichosa?!... lo dice el dramático que aventó el teléfono contra el escritorio— tomo el celular entre sus manos —¡mira! ¡Lo rompiste más de lo que ya estaba!... ¡Ah! No tienes remedio, ¡qué niño tan mimado! —añadió burlonamente, guiñando un ojo y salió corriendo del lugar. Tobe se levantó de golpe de su silla.

—¡NO TE MUESTRES ANTE MÍ, O TE Castigaré SIN SUELDO POR UN MES MUJER! — grito, odiaba que le dijeran niño mimado, porque siempre fue el modo en el que él se refería Garu cuando eran más pequeños.

—¡SOLO Déjalos SER! — grito Sthep desde el otro lado de la estancia. Ya a una distancia más segura para ella.

—si los dejara ser— hablo para sí mismo —cada persona que se quiere meter conmigo estaría muerta, tres metros bajo tierra, con carteles de se busca por doquier y entraríamos en una total insubordinación, empezando contigo.

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now