46- yo...vine por ti

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que tal otro capítulo mas, espero que les guste por qué la verdad me costo mucho corregirlo lo había acabado desde el lunes, pero no sentía que estuviera muy bien redactado así que borre y escribí hasta que salió ji, ji, ji.

Dejen su amor a la historia ya saben, y gracias por sus votos de nuevo estamos entre las tres mejores historias en los ránkings.

Tobe y Garu intercambiaron miradas, el odio mutuo se notaba, aquella tensión se respiraba en el ambiente y Pucca era la única persona que podía ver las chispas que se dispersaron por el espacio

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Tobe y Garu intercambiaron miradas, el odio mutuo se notaba, aquella tensión se respiraba en el ambiente y Pucca era la única persona que podía ver las chispas que se dispersaron por el espacio. Las miradas retadoras que se efectuaron el uno al otro, esperaban la oportunidad de que alguno cediera en el forcejeo imaginario que sostenían. Aunque era más que obvio que Garu era el que más apretaba la muñeca de la azabache con total saña, que una marca roja comenzó a entintar en su piel.

Pucca siguió retorciendo su mano entre su agarre, esperando a que este la soltara, dando pequeños gemidos y caras de dolor que solo pueden ser divisadas por ambos chicos.

Después de pensarlo con mucho detenimiento, una cabeza fría y observando el ambiente a su alrededor, Tobe suspiro sin ganas, sonriendo de lado y cedió ante el forcejeo, lo que dejo a Pucca un tanto triste por su actuar y absorta en un círculo de dolor. No quería que él la dejara sola y menos con el chico de coletas. Su corazón sentía una depresión absoluta, sintiéndose abandonada de nuevo.

El magnate soltó a Garu sin más, movió ligeramente su mano y la posiciono sobre la mano de la azabache jalando delicadamente. No deseaba armar una escena y exponer a Pucca y a los niños a los chismes desmedidos de la prensa, la amaba demasiado y no quería eso para ellos.

Garu no dio señales de querer soltarla, esperaba más que una respuesta satisfactoria, una buena explicación que saliera de labios de la azabache. No le importaba donde estaba y con quienes estaban, él solo quería apaciguar su dolor y su ira con la dueña creadora de esos sentimientos negativos. Su mirada de resentimiento viajó de los orbes chocolate de la joven, hasta donde la mano de Tobe la sostenía suavemente. «Eso era un gran descaro de ambos». Pensó

Pero el dolor:

El Dolor era lo único que ambos compartían, él por su abandono, ella por su tracción y sus pequeños hijos, algo que no le diría, aunque aún se debatía internamente en qué hacer respecto a ese asunto. Después de todo, no es como si pudiera esconderlos eternamente del mundo y menos, negarles la oportunidad de ser felices al conocer a su padre, aunque Tobe llenara ese vacío paternal. En un futuro tendrían que hablarlo con sinceridad a ambos niños.

Pucca dejo de forcejear, se estaba resignando a la gran escena que aparecería en los periódicos afectando la imagen de Tobe, para suerte de ella el magnate nunca dejo de tomar su mano a pesar de que Garu apretaba su muñeca. No quería admitirlo, pero la persona de traje sastre negro frente a ella daba miedo. Su piel se erizó sin previo aviso tras su frío tacto, lo que antes era cálido para ella, ahora se había trasformado en frialdad pura. Su cuerpo había reaccionado de forma muy negativa ante él, lo sabía muy bien, esa reacción solo era el ápice de todo lo que se venía, pues su cuerpo inconscientemente repudio a Garu de mala manera, para su piel ahora solo existía un tacto al que reconocía con amor, el cálido y tierno toque, de las manos de Tobe...

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now