67-palacio Yong

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—¿qué hacemos aquí?

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—¿qué hacemos aquí?

—ya lo verás, camina— jalo levemente su brazo, conduciendo su andar por un estrecho sendero, entre la espesura del bosque, apenas iluminado por la luz a de la luna.

Ambos caminaron sin decir nada, las ideas en la mente de Tobe, comenzaban a acomodarse, como era debido, aún era un lío interno, de como abordar del tema que tanto había evitado. Le preocupaba la reacción de Pucca y que aún no le reclamara nada.

Una construcción se levantó imponente frente a ambos. A Pucca le recordó las habitaciones del palacio de Corea, con aquella fachada antigua y madera pintada en tonos rojos. Una tarima con letras escritas en hangul "Palacio Yong", les dio la bienvenida.

—¡llegamos!— notifico a su acompañante. Saco un juego de llaves abriendo la puerta del lugar. El saco su celular y encendió la lámpara.

—¿qué es este sitio?

—es la sala funeraria familiar, aquí descansan los resto de dies generaciones anteriores a mí, la mayoría, príncipes y princesas, incluyendo al emperador Tobe. En honor a nuestro antepasado mestizo, me nombraron así.

—¿mestizo?— todo sonaba interesante.

—¡sí!, su padre llegó a Corea desde Japón, no recuerdo muy bien como se volvió parte de las tropas reales en Corea. Fue mandado como emisario de paz junto con la princesa mayor, a china . Ahí se enamoró de la hija del emperador. Una guerra estaba en curso y para hacer una tregua, les permitieron casarse, fue así como el abuelo y la abuela, tuvieron un hijo, Kwonyong Ji Tobe, que se casó con su adorada esposa, la princesa Pucca y gracias a ella; él ascendió a emperador. Es una historia realmente muy interesante.

—es un tanto irónico, ¿no?—  Pucca veía la casualidad, con su situación actual. Él la quedo viendo, con una sonrisa amenazando en salir —¿me estás tomando el pelo cierto, eso es mentira?

—¡ja, ja, ja!, jamás bromeo con la historia de mi familia— expreso con seriedad.

—no me lo creo, ahora estoy intrigada— observo todo el sitio con detenimiento, encontrando dos tablillas en lo alto de todas las demás, estás más decoradas y a las que podía notarse que les tenían mucho respeto. Leyó los nombres tallados en ellas, en verdad que no mentía.

—cuando gustes, puedo contarte su historia de amor o si no soportas la intriga, puedes encontrar sus viejos libros en la biblioteca, aun escritos por ambos, aunque parecen un poco cuentos de hadas.

—¿cuentos de hadas, porque?

—bueno hablan de magia, dioses, hechiceros, habilidades especiales con la espada, un kraken, medicina que curaba casi todo, teletransportación y hasta de un dragón— sonrió por lo irreal de lo que hablaba. —en fin, creencias de esos tiempos. Pero en estos momentos no venimos a eso— agito su mano libre. Sus ideas estaban más claras y el valor se había acumulado, para hablar lo que debía.

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now