15.- Deseo

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la bella atmósfera que se había manifestado para ellos, les demostraba cuan enamorados se encontraban uno del otro.  Dejándolos con un dulce sabor de boca, un sentimiento que sobrepasaba al amor, existía confianza, fidelidad, amor y entendimiento. Algo que no con cualquier persona encontrarían. 

Tobe observo detenidamente, cada facción del rostro de la azabache, no quería perder ningún detalle, ni por mas mínimo que fuera. Deseaba recordar su rostro a cada momento del día, con la mayor claridad posible. 

--¡mi mundo, es tuyo!. a partir de este momento--no dijo nada mas. Los labios de Tobe conectaron de nuevo con los de pucca, haciéndola desear mas caricias. Pucca no quería dejar de sentirse bien, amada como lo estaba siendo, aunque interiormente, sentía que traicionaba una parte de su ser.

 Un momento a solas, fue suficiente para ellos, mientras sus miradas chocaban y sus rostros mostraban sonrisas complacientes y divertidas. Los pequeños angelitos empezaron a llorar, pidiendo a su mamá. La hora de la comida había llegado para ambos.

Sin perder mucho tiempo y después de depositar otro beso en los labios de Pucca. Tobe corrió a ver a los bebés, pues no era de extrañar que con sus tiernas caritas y esa dulzura que emanaban, lo tengan como un loco desmedido. Sin mencionar que el amor por ellos y por su madre, cada día mas, se hacía infinito.

--¡buenos días mis pequeños!— hablo Tobe cerca de sus cunas, aún no comprendía como un par de bebes, lo habían conquistado hasta este punto. --¡hola mi nena hermosa!— cargo a la pequeña entre sus brazos, con cuidado, mientras la pequeña le sonreía y dejaba de llorar. 

Pucca observo toda la escena a espaldas del magnate y esbozó una sonrisa tras ver el amor que Tobe le demostraba a sus hijos. Camino en dirección de sus tres amores, llevando ambas mamilas entre sus manos.

--¡no sabes lo feliz que me hacen!—su gran sonrisa confirmaba su afirmación.

--y yo, no puedo evitar sonreír cuando te acercas así a los niños— Pucca acaricio levemente la cabecita de Ren --también siento, que me dejan sin nada de tu cariño— mostró una micro expresión de dolor.

Tobe sonrió burlesco, sin creer lo que acababa de escuchar -- ¿¡acaso es una declaración de celos!?— comento con ánimos de mofarse.

-ja, ja, ja--la ironía, resonaba en aquella risa--¡lo dice el que tiene un moretón en su ojo!

--no me lo recuerdes, es indignante... ¿¡sabes lo que sucederá cuando aparezca mi bello rostro en los periódicos o en alguna revista!?...--Pucca negó con la cabeza-- para tu suerte, aún nos quedan tres semanas para que mi ojo se cure y podamos ir— pauso sus palabras momentáneamente, queriendo no pronunciar, lo que sin remedio, debía decir. Aún no quería que su momento se interrumpiera, pero el había sido el tonto que trajo el tema a colación.

-- ¿a Sooga cierto?— Pucca formuló la respuesta, que Tobe no pudo terminar.

--sé que será difícil— suspiro, sentándose ambos al borde de la cama --¿estás cien por ciento segura de que harás lo que te pedí?-- pasó su mano libre por su cabello, mostrando la frustración que sentía--si no lo estás... en serio no quiero presionarte por ningún motivo... quiero que tengas en cuenta que no me debes nada. Sobre todo, No quiero verte triste y menos por mi causa—Tobe acomodo bien a la bebé en sus brazos, mientras que Pucca, traía el bebé cargando.

Él, acarició su rostro con suavidad--me niego a verte triste, eso sin duda me devastaría demasiado y mas si tengo una vaga ideada lo que pasará en cuanto sepan de nosotros... no quiero recordártelo.... Pero, pero yo...--suspiro. --¡yo también tengo miedo y no quiero mostrarme con un maldito débil frente a ti. siento que no te doy la seguridad que necesitas--ella negó un par de veces, en verdad no le molestaba ver la capa final de aquella cebolla. 

¿¡Mi Decisión!?Onde histórias criam vida. Descubra agora