39-el Tobe... que pocos conocen.

156 25 9
                                    

—¡todo estará bien princesa!— Tobe no pudo evitar observar aquella mirada aterrada, que se aferraba con fuerza a su brazo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡todo estará bien princesa!— Tobe no pudo evitar observar aquella mirada aterrada, que se aferraba con fuerza a su brazo. No podía negar que la situación le erizaba la piel. Para él, pensar en dejar a sus pequeños en manos de una nana, que ya no era exactamente una joven y dejarles todo cuanto poseía en vida, no sería una buena vida. Sus hijos repetirían la misma historia que sus padres, en verdad no deseaba eso.

—¡ja, ja, ja!— Tobe se rio de una forma extraña, pero era su forma de no demostrar lo mal que se sentía por dentro, al arrastrar a su amada hasta esta clase de problemas. Se sentía muy estúpido por haber contactado a Hibary de nuevo. Era una pena que su as bajo la manga, se volviera en su contra.

—¡Ey jefe! Cuéntanos el chiste...— masajeo su mandíbula, el golpe lo había descolocado. —¡¿de qué te ríes!— Hibary y su grupo de hombres, estaban confundidos.

—¡nada!— suspiro resignado, poniendo una sonrisa triunfal. No podía dejar que lo vieran débil, nadie estaba por encima de él. —Solo que... jamás me espere algo así de ti— su rostro se tornó serio —a pesar de los negocios turbios, pensé que tenía tu lealtad, más que el sucio dinero— su voz mostró una ironía pura.

—¡Oh jefe!, creo que me estás malinterpretando—lo observo, no quería sentirse decepcionado, pero ¿Por qué él?

—¿Quién te contrato? —demando saber la respuesta, sin vacilación alguna —no cualquiera se atrevería a pagar tu precio y mucho menos, a querer hacerme daño, sabiendo que soy tu jefe— apretó su puño con fuerza, conteniendo la ira.

—en eso tienes razón... pero, eso que te estás imaginando, es un gran malentendido— Hibary observo su reloj después de lo dicho.

Pucca no entendía como ese hombre frío y calculador, qué momentos antes había actuado como su chofer, se portaba como un pequeño niño juguetón frente a Tobe, su actitud y su forma de hablar, habían cambiado en su totalidad. Se portó altanero al principio, pero en cuanto Tobe había demostrado un liderazgo innato, Hibary cambio su actitud radicalmente, como si supiera que un gran castigo lo esperaba.

El rechinido de otro auto llegando al lugar a toda velocidad, hizo que todos se pusieran más alerta. Tobe savia que aquello estaba completamente mal, la situación se estaba trasformando en algo más peligroso...

—¡al fin en casa!— Dijo pucca aliviada, entrando por la puerta de la mansión. Sus piernas aún temblaban y sus manos solo se mantenían pendidas del brazo de Tobe. La tarde caótica, no había hecho más que provocarle un gran cansancio emocional.

Ching camino presurosa, hasta posicionarse frente al dueño de la cicatriz en el entrecejo —¡ERES UN IDIOTA TOBE!— grito encolerizada, conectando una cachetada en el rostro del magnate. Él recibió el golpe sin inmutarse, en cierto modo se lo merecía por confiado.

—¡cálmate Ching!— Exigió Pucca un poco nerviosa, pero a la vez molesta por el golpe que le había dado a Tobe. Nunca pensó que una acción de esa naturaleza, la pusiera tan de mal humor.

¿¡Mi Decisión!?Where stories live. Discover now