Tobe sale de la aldea de sooga y años después se encuentra a Pucca, sola y triste, en ese momento le tiende la mano cuando ella mas lo necesita.
Algo comienza a crecer entré ambos, pero la sombra de Garu, le atormentando emocionalmente.
Ahora ella s...
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Sábado por la mañana. Tobe se levantó sonriente, gracias al despertador. Lo apago y se dirijo a su baño personal, se dio un rápido baño y se cambió, dejando su largo cabello suelto para permitirle secarse, mientras se observaba en el gran espejo de su closet.
--está demasiado largo-- lanzo un gran suspiro y prosiguió secando su prominente cabellera con la toalla. Salió de su habitación y camino directo a la cocina, a preparar un modesto desayunó. Hoy era el gran día, en él que le daría la más grata de las sorpresas a su amada y no podía estar más que irradiando felicidad. Cuando terminó, puso el desayuno en la bandeja pero fue interrumpido
-Buenos días, amor- dijo Pucca tímidamente, a sus espaldas, mientras acariciaba sutilmente la aún mojada melena de Tobe.
El magnate se sorprendió un poco, al no escucharla aproximarse, el joven esbozó una gran sonrisa, tras reaccionar a la dulce voz de la azabache por las mañanas. No cabía duda en sus pensamientos, de que era el mejor regalo que podía pedir cada mañana de ahora en adelante. Tan solo con escucharla pronunciar su nombre, era suficiente para quitar cualquier malestar que lo aquejara.
-¡buenos días, princesa!- respondió mientras dejaba en paz la charola, para abrazarla tiernamente y con necesidad. Después de clavar su nariz en el cuello de su amada y aspirar su dulce aroma, la soltó de su agarre.
-Creo que haremos una competencia- añadió la azabache, haciendo que Tobe se quedara extrañado por su repentino comentario, poniendo una gran cara de incertidumbre. Las risas de pucca resonaron por toda la estancia-perdona que me ría, pero tu cara es graciosa --después de divertirse un poco, la azabache dejó de reírse.
-Con que mi apuesto y varonil rostro, te parece divertido ¡he!- el magnate fingió indignación -pues a ver qué te parece esto- tras lo dicho, comenzó un gran ataque de cosquillas, que hicieron a Pucca intentara huir, del monstruo de las cosquillas que la perseguía por todos los rincones del lugar.
-¡Sí! Es muy graciosa, ja, ja, ja- Pucca no podía contener sus risas. -No huyas pequeña, es tiempo de que aprendas, que conmigo todo lo que hagas jugando, tiene consecuencias- una sonrisa maliciosa se instaló en sus labios. El magnate la alcanzó, propiciándole las carcajadas más grandes en toda su vida, haciéndola caer sobre la mullida alfombra. -¡¡Ja, ja, ja basta, ja, ja, ja basta Tobe ja, ja, ja!!-
-¡oblígame! Y te dejaré en paz.
-ja, ja, ja detente, ja, ja, ja por favor-Pucca intentaba respirar, pero la risa no se lo permitía.
-ok me detendré, pero hasta que me pidas perdón-
-JA, JA, JA, ¡NUNCA!-
-tú lo pediste- Tobe continuo con su arduo ataque cosquilloso, mientras la azabache solo se retorcía en suelo, intentando zafarse y huir.
